Regreso al carbón en Alemania y temor a un frío penetrante: cómo está Europa en materia energética
Las principales potencias del mundo empiezan a sufrir las consecuencias de la invasión de Rusia a Ucrania y las tensiones diplomáticas. ¿Se trasladará este efecto a la Argentina?
Los efectos de la pandemia del COVID-19, la duradera invasión de Rusia en Ucrania y los conflictos diplomáticos entre Estados Unidos y China por Taiwan comienzan a hacer estragos en las principales potencias de Europa, que se ven en serios aprietos por la falta de gas y energía en la antesala de un invierno que podría ser más penetrante de lo imaginado.
La crisis de recursos naturales que afronta el continente europeo fue una alarma que intentó enviar en varias oportunidades el presidente Alberto Fernández, pero que no tuvo la potencia suficiente por la situación económica actual de la Argentina. En los primeros anuncios del nuevo "superministro" de Economía, Sergio Massa, estos conceptos volvieron a ponerse sobre la mesa.
"Estamos ante un mundo que transita entre la guerra y la pandemia. Ver a países como Alemania apagando luces o quemando leña, a Francia apagando sus monumentos o a Madrid apagando vidrieras era algo impensado hace algunos años y hoy lo estamos viendo. Un mundo que tiene en disputa elementos centrales que forman parte de la discusión global y en los que la Argentina tiene la posibilidad de mostrarse como un gran jugador si se lo propone", manifestó al inicio de su discurso.
El contexto de Alemania es tan real que sorprende. De hecho, el país se encuentra reactivando su primera planta de carbón que se encontraba en situación de "reserva" para destinarla al consumo eléctrico y resguardando el gas ruso de sus reservas de cara al invierno. La Agencia Federal de Redes (Bundesnetzgentur) dictó estas medidas con el objetivo de no utilizar más el gas para el suministro eléctrico, según informa el semanario Der Spiegel.
Pero la crisis energética y de gas se traslada a gran parte del continente. Según Reuters, a los países europeos les costará hasta 10 veces más completar sus reservas de gas para el invierno. El informe indica que se está llegando al objetivo de almacenamiento propuesto, pero con un costo que supera los U$S 51.000 millones y que impactará en las medidas públicas y hasta en la administración del suministro eléctrico.
La Unión Europea tiene como objetivo volver alcanzar un 80% de la capacidad de almacenamiento antes del 1° de noviembre para proporcionar un amortiguador para los meses de invierno de mayor demanda. Además de volver al carbón, los países como Alemania incrementaron considerablemente las importaciones de gas natural licuado.
En tanto, estos esfuerzos por acumular reservas de cara el invierno requieren de una fuerte austeridad que incluso es promovida por el propio Fondo Monetario Internacional (FMI), quien le pidió a los países miembro que no haya un amplio apoyo financiero para los costos de la energía y que sean los usuarios los que "enfrenten" el aumento, en especial los sectores más pudientes.
“Los gobiernos no pueden evitar la pérdida de ingresos nacionales reales derivada de la perturbación de los términos de intercambio. Deberían permitir que el aumento total en los costos de los combustibles se transfiera a los usuarios finales para fomentar el ahorro de energía y el abandono de los combustibles fósiles”, escribió el brazo europeo del FMI en una publicación de blog.
Este contexto también lo dio a entender el propio Massa en sus anuncios económicos, donde adelantó que el ajuste en las tarifas serán más "contundentes" que lo que anteriormente diseñaron Martín Guzmán e intentó continuar fugazmente Silvina Batakis. Fuentes del ministerio de Economía confiaron a Data Clave que la baja del gasto en asistencia a tarifas, que representa cerca del 1% del PBI, es una proyección para todo 2023 pero a valores actuales. Sin embargo, recién el año que viene se aplicarán de manera plena las quitas de subsidios por parte de la segmentación y el nuevo esquema de consumo que planteó el extitular de la Cámara de Diputados.
En ese sentido, también se respetarán las particularidades de cada región. "No es lo mismo utilizar 400 kilowatts en Capital Federal y el Gran Buenos Aires, que en el noreste del país, donde se cocina con electricidad", dijeron las fuentes.
Volviendo a Europa, Holanda es otro de los países en el que los precios de la energía se dispararon por los aires y hoy cada familia tiene un costo promedio que supera los 5.000 euros al año, en comparación con los 2.000 de hace 12 meses, dijo Telegraaf.
"Alrededor del 40% de nuestros clientes paga muy poco, y con el 10% estamos hablando de 200 € al mes. Los precios de la energía seguirán siendo altos, por lo que poco podemos hacer más que trasladar el costo a los consumidores", dijo el portavoz Martin Neef.
En Francia, que tiene a Emmanuel Macron como un gran jugador internacional en el tablero geopolítico, el Parlamento aprobó un paquete de medidas por 20.000 millones de euro para ayudar a los hogares en dificultades a hacer frente al aumento de los precios de la energía y los alimentos. Entre las medidas, se limitaron a mantener el precio máximo del gas y la electricidad y hasta se metieron en el mercado inmobiliario, limitando los aumentos de alquiler hasta el 3,5%.