La inflación es un flagelo que golpea la economía Argentina hace muchos años, en realidad en los últimos 100 años hemos tenido más años de alta inflación que un dígito con incluso dos hiperinflaciones.

Todo político dice que viene a combatir la inflación, ¿pero realmente quieren bajar la inflación? La inflación ayuda a los gobiernos a recaudar más no por incentivar una mayor producción, sino simplemente por la suba de precios de lo que ya se produce. De esa forma logran tapar la mala administración de las cuentas públicas.

En el presupuesto presentado por el gobierno para el 2021 se estima una inflación del 29% para el año, pero para lograr esa inflación (alta en si misma) deberían alinear todas las variables en función de ese objetivo. La política fiscal, monetaria, tarifas, salarios, todas deben alinearse tras el 29%, porque bajar la inflación no se trata de magia. Se debe planificar y trabajar para llegar a ese objetivo.

Y no es casualidad mencionar primero la política fiscal, para un país como Argentina que es inflacionario crónico. Lograr un equilibrio fiscal permitiría una menor emisión de dinero que termina impactando en los precios de la economía. Hoy un crecimiento de la base monetaria a un ritmo de 50% anual no es compatible con un objetivo de inflación de 29%

¿Realmente quieren bajar la inflación?

Mientras se logra el equilibrio fiscal el Tesoro debería buscar la financiación en el mercado y no con el BCRA. Esto es algo que se hizo en los últimos dos meses y es uno de los motivos por el cual tuvimos estabilidad cambiaria. Dependerá del gobierno cómo siga manejando esto en los próximos meses. Pero tengamos en cuenta que es necesario buscar el equilibrio fiscal, porque Argentina tampoco resiste financiarse con deuda de forma eterna, por más que esta sea en moneda local.

Tarifas es otra variable sensible, hemos visto el salto inflacionario del 2016 producto principalmente por la suba de tarifas. Hoy es fundamental que las mismas guarden relación con el 29% de inflación proyectada. El gobierno junto a las empresas deberían trasparentar qué precio objetivo deben alcanzar las tarifas y en base a ello establecer un plan a tres o cinco años donde las tarifas puedan ir ajustándose en forma trimestral hasta alcanzar esos valores, obviamente teniendo en cuenta también las variación de los precios internacionales. En este sentido es inexplicable que veamos aumentos de combustibles, con el impacto que esto tiene en los precios, producto de incremento de impuestos.

La baja de la inflación en el 2020 no fue producto de un plan integral que alinee las variables a una meta determinada; fue producto del cierre de la economía. Sector cerrado, sector que no registraba suba de precios. Una vez que empezaron abrir, la inflación comenzó a crecer. Así bajamos de una inflación mensual del en marzo de 3.3% a 1.5% en abril y Mayo, pero desde ahí fue todo suba hasta llegar al último bimestre diciembre-enero a una inflación del 4%.

¿Realmente quieren bajar la inflación?

Las estimaciones preliminares de febrero hablan de 3,5% piso y marzo con los aumentos proyectados podría volver a niveles de 4%. De ser así tendríamos en el primer trimestre una inflación cercana al 12%, lo que dejaría muy complicada la meta del 2021.

La inflación es generada por los gobiernos y sus políticas. Si no alinean las variables a los objetivos planteados, el año 2021 tendremos una inflación mayor a la del 2020 con todas las consecuencias que eso trae a los que menos tienen.