Tal como lo anunció ayer el presidente Alberto Fernandéz, el Gobierno se encamina a iniciar una “guerra contra la inflación” este viernes. Siguiendo esa línea, más allá de lo desafortunado en un contexto bélico, la discusión interna radica en cuáles serán las armas con las que se enfrentará el combate. Por ahora, hay pocas definiciones.

Las declaraciones, unas horas antes de que se conociera que la inflación de marzo fue 4,7% con una escalada del 7,5% en alimentos, sorprendieron por el contexto y las formas, pero sobre todo por la postergación hasta el viernes. Desde que inició la gestión del Frente de Todos, la inflación general acumuló 123%, mientras que los alimentos subieron 132%.

“Ninguna administración desde 1991 había registrado un alza tan pronunciada de precios en sus primeros 26 meses”, resaltó la Fundación Libertad y Progreso en su último informe.

Lo concreto es que los ministerios de Economía, de Desarrollo Productivo y de Agricultura estudian las medidas a llevar adelante. Tampoco está definido el formato de los anuncios que, probablemente estén a cargo del Presidente, pero sin confirmación aún. Dentro del paquete, habrá iniciativas que ya se venían barajando y algunas que se terminarán de definir en las próximas horas.

Mientras tanto, las consultoras anticipan que los precios minoristas tendrán un piso de 5% para marzo. Peor aún el destino que auguran para los alimentos, que tendrán el impacto de segunda ronda de los combustibles y también pegará de lleno la suba de los precios internacionales en productos como el pan y los fideos, aunque en otros productos habría implicancias.

La primera medida oficial será la suba del diferencial que pagan el aceite y la harina de soja, de 31%, con el que se abona por el poroto de la oleaginosa, de 33%. Con esos ingresos extra, que los analistas estiman de entre US$ 400 y US$ 450 millones, se podría financiar la compra de trigo por parte del Estado o algún mecanismo similar a los fideicomisos que subsidien el precio local del trigo hasta fin de año. 

Así, se acordaría un valor de referencia para la bolsa de harina y precios máximos para el pan y los fideos. Eso serviría para reforzar el fideicomiso de 800.000 toneladas de trigo acordado con los exportadores, quienes advirtieron que lo dejarían sin efecto ante una suba de retenciones.

Tampoco está descartado buscar una ampliación de los 1.300 productos incluidos en Precios Cuidados. Sobre este punto, Comercio Interior ya venía trabajando en algunas medidas. En detalle, la Secretaría que conduce Roberto Feletti  acelera para acordar una canasta de 75 productos dentro de +Precios Cuidados que esté disponible en los comercios de proximidad, garantizando el cumplimiento de los precios y el margen de rentabilidad de estos comercios

Habrá que esperar para ver cuál será la predisposición de las empresas para acordar en este contexto. Por lo pronto, ayer los exportadores de carne anunciaron que saldrán del programa Cortes Cuidados a partir del próximo lunes.

Los frescos, en particular frutas y verduras, vienen incidiendo mucho en la inflación. Al respecto se buscará poner en marcha un fondo de estabilización de papa, cebolla y tomate, en conjunto con el Mercado Central. La implementación definitiva de la Ley de Góndolas y de Abastecimiento jugarán un papel central en la coerción a empresas.

Por otro lado, se esperan medidas ligadas a la macroeconomía. Allí el Gobierno espera que el acuerdo con el FMI funcione como un ancla en las expectativas. A eso se sumará una nueva suba de tasas de interés por parte del Banco Central.

“Veremos cuál es la estimación a futuro de inflación, agregándole el dato de febrero, y ahí tomaremos una decisión con respecto a la tasa de interés”, había dicho en declaraciones radiales el titular de la autoridad monetaria, Miguel Pesce.

Las consecuencias de la suba en los precios internacionales por la invasión rusa en Ucrania ya se comenzaron a ver en los precios del pan. La misión del Gobierno es frenar esa inercia que afecta también a las potencias mundiales. Restará saber si las medidas de contención tendrán un resultado positivo en frenar una inflación que algunos economistas proyectan en 60% acumulada en 2022.