La semana pasada, Martín Guzmán salió al cruce de las críticas que le había hecho la Confederación General del Trabajo (CGT) por la negativa a entregar una cuarta edición del IFE y el nuevo esquema de reajuste a las jubilaciones.  

En esa oportunidad, el Ministro de Economía dijo: "Le diría a la CGT que mire un poco más fino porque no se está yendo a un ajuste en ninguno de los sentidos. Nuestro objetivo es poner las cuentas en orden, consistente con una economía en recuperación".

Incluso el presidente Alberto Fernández se refirió a que "el ajuste lo estamos haciendo al dejar de pagar los intereses de la deuda que tomaron otros" ¡Que suerte! Y pensar que yo pensaba que solo habíamos pospuestos los pagos hasta el 2024. 

Tampoco existe la tasa de interés real, aquella que Federico Sturzenegger otorgaba para reducir la liquidez y, entre otras cosas, la presión sobre el dólar. Ahora, desde el Banco Central se habla de "cuidar los depósitos de los argentinos" a partir de entregar rendimientos por encima de la inflación. 

Y ni que hablar de la denostada "fuga de capitales" que se instrumentó a partir de la entrega de títulos en dólares, a cambio de pesos en el macrismo. Por eso a mediados de junio, Economía dejó de lado las críticas al proceso de dolarización de la deuda hasta el 2019, y en medio de las negociaciones con los fondos de inversión que tenían títulos tanto en la plaza local como extranjera, anunció la licitación de ¡tres series de bonos en dólares bajo legislación local!, por US$ 750 millones cada una. 

En el mercado, estos bonos pasaron a llamarse Pimco y Templeton, en honor a estas dos casas de inversión que dejaron atrás  sus tenencias en pesos por estos títulos con la cara de Washington. 

Economía, en una brillante muestra de ingenio explicó que esa medida obedece obedecía a que "aún convive en este mercado (local) un universo de tenedores externos de instrumentos en pesos, cuyas estrategias y mandatos de inversión pueden redundaren comportamientos que afecten las condiciones de inestabilidad financiera y macroeconómica". 

Una manera delicada de decir que hay fondos del extranjero que se quieren ir, venden bonos en pesos y presionan con sus compras el contado con liqui, el MEP o el mismísimo dólar blue. Para ellos, esta licitación. 

Ahora habrá que  esperar un poco más, no mucho, para maquillar esa idea que tuvieron Macri y sus ministros de Economía, Alfonso Prat Gay o Nicolás Dujovne, de pagar el déficit fiscal con endeudamiento y reducir la emisión, a la espera que la reactivación económica genere mayores ingresos al fisco. 

Porque hasta ahora Guzmán explicó que "no le pedirá" financiamiento al Banco Central en los dos últimos meses, es decir, evitará que imprima más billetes, y que se financiará con el mercado interno. Tal vez nada cambie, todo se transforme, con un diccionario al lado.