El presidente Alberto Fernández llega a Montevideo para sumarse a la cumbre de presidentes del Mercosur y ponerse al frente de este mercado común signado por las desavenencias internas y la transición de su máximo integrante, Brasil.

El tema más urgente, es la decisión unilateral de Uruguay de firmar un acuerdo, ya no solo con China, sino también con otros países de la región del Pacífico, para ampliar su comercio.

El clima de tensión quedó de manifiesto ayer, lunes, cuando el canciller uruguayo Francisco Bustillo protagonizó un cruce con su par argentino, Santiago Cafiero sobre el rumbo del Mercosur.

Bustillo apuntó a que “el bloque no puede conformarse con los logros conseguidos” y que por eso se necesita ser "aggiornado, moderno, que haga frente a los desafíos del hoy, ayer y mañana”.

“Desde Uruguay, hemos tenido ya una visión crítica: el Mercosur debía estar a la altura de sus tiempos y desafíos, y no uno que languidece en discusiones bizantinas. Seguimos advirtiendo las mismas deficiencias”, dijo Bustillo en la reunión de cancilleres.

La respuesta de Cafiero no se hizo esperar: “Vemos con preocupación que se emprende un camino que parece ser unilateral y que, muy probablemente, podría desembocar en una ruptura”.

Al cerrar su discurso, Cafiero señaló que, “en un mundo que se repliega, acechado por los desafíos de la desigualdad, el hambre, la guerra, el cambio climático”, urge “crecer juntos” e incluyó en la lista de males globales al “unilateralismo”.

La semana pasada el presidente de Paraguay criticó la idea de Uruguay de sumarse al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP) de libre comercio por fuera del Mercosur, al afirmar que "desnaturaliza la esencia" del bloque sudamericano.

A todo esto, se le suma la vuelta de Lula da Silva a la presidencia de Brasil, a comienzos del año próximo, dejando atrás el gobierno de Jair Bolsonaro.

Lula y sus representantes dejaron en claro que quieren cerrar “de una vezel acuerdo alcanzado en el 2019 de libre comercio con la Unión Europea, a la que Francia, y el gobierno de Alberto y Cristina Fernández, ven con temor.

Para eso, no duda encarar cambios en la política de protección del medio ambiente como piden los europeos, con tal de alcanzar lo más rápido posible la puesta en funcionamiento.

En cuanto a la posibilidad de establecer una moneda común, la idea, si bien es aceptada tanto por brasileños como por argentinos, parece no tener bases sólidas por ahora.

El analista de la consultora “Economía y Sociedad”, Alberto Cuenca, dijo “para llegar a una moneda común, primero nosotros tendríamos que tener una que no se devalúe al 7% mensual”.

“Esto es como empezar la casa por la azotea. Primero tenemos que tener estabilidad fiscal, para luego, conseguirla en el plano monetario, y ahí sí, poder llegar a una moneda común”, dijo Cuenca a Data Clave.

Mientras se esperan las deliberaciones, el diputado José Luis Espert (Avanza Libertad) no dejó de lado sus críticas al mercado común al señalar que “el Mercosur es un curro de los industriales proteccionistas para no competir”.

“No hay comercio entre iguales como los países del Mercosur. Hay que firmar TLC's con China, USA, Canadá, algunos países de Europa. Cuanto más ricos, mejor. Le venderemos de todo”, propuso Espert desde su cuenta de Twitter.