Como era de esperar, en marzo, el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) creció 11,4% en términos interanuales, acumulando un avance de 2,4% en el primer trimestre del año.

Sin embargo, bajó 0,2% en relación a febrero lo que marcó el segundo mes consecutivo de retroceso intermensual lo que dejó a este indicador, predictivo del Producto Bruto Interno, casi 2% por debajo de los niveles pre-pandemia.

Ahora, en medio de una nueva semana de cierre casi total de la economía, la pregunta que se hacen los analistas económicos es si el PBI crecerá un modesto 5,8 %, lo que sería casi un “rebote estadístico” luego de haber caído 10% el año pasado, o llegará al 7% que anticipó Martín Guzmán en marzo.

Las perspectivas de abril no fueron favorables. Si bien se descuenta un fuerte aumento interanual, en abril del año pasado solo se movieron las empresas alimenticias y algunas esenciales, el Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI) estimó, en base al consumo de energía eléctrica, que “la actividad productiva”, durante el cuarto mes del año estuvo 2,9% por debajo de la de marzo.

El CEP XXI, que depende del Ministerio de Desarrollo Productivo, explicó que, si bien la industria no tuvo restricciones para operar, las bajas reportadas “se deben mayormente a la mayor cantidad de contagios entre el personal (que obligó a suspender turnos en ramas como la siderurgia y la automotriz) y la falta de insumos”, como por ejemplo, la situación sanitaria generó escasez de oxígeno, material importante en ramas como la siderurgia.

“A esto se le sumaron factores no directamente vinculados con la pandemia, como conflictos en el sector portuario (que provocaron falta de insumos en diversas fábricas) y paradas técnicas por mantenimiento en sectores como el automotriz (Ford) y la siderurgia”, agregó el informe oficial.

Aparecen algunas “luces amarillas” en el rebote de la economía

Desde Ecolatina coincidieron con la visión oficial al afirmar que “aunque podrían seguir las caídas desestacionalizadas en abril y mayo, especialmente en los rubros afectados o de mayor trabajo nocturno, las mismas no serían tan relevantes como lo fueron el año pasado”.

Para el segundo semestre “podrían advenir mejores noticias” ya que se se espera “una inflación descendente, actualización salarial, el consumo que podría recuperarse impulsado por la llegada de vacunas y el calor que traería la baja de los contagios”.

Con todo esto “si se mantuviera el valor de marzo, la economía avanzaría alrededor de 7% este año. Dado que desde Ecolatina proyectamos un 6% de crecimiento para el PBI en 2021, también estamos asumiendo una caída desestacionalizada de la actividad en el corto plazo, que se transformará en rebote más cerca del cierre del año”, dijo Ecolatina en un documento.

En tanto, desde el IERAL advirtieron que, si este año el PBI crece solo el 5,8%, como se estimó en el Presupuesto, no sólo se ubicará por debajo del momento pre-pandemia, sino que además estará en un nivel todavía inferior en 9% al del cuarto trimestre de 2017, cuando se inició el declive de la economía.

La casa de estudios de la Fundación Mediterránea apuntó a que hay que remontarse a la crisis de 2001/02 para encontrar una disrupción de crecimiento tan prolongada” que insumió 26 trimestres, “ya que fue en el primer trimestre de 2005 cuando el PBI medido en forma desestacionalizada logró volver al nivel previo”.