“En enero o febrero llegamos a un acuerdo con el FMI” suele repetirse desde el Palacio de Haciendo y la Casa Rosada a los empresarios que buscan una mínima previsibilidad para el 2022. Pero las promesas de acuerdo con el Fondo están trayendo más dudas que certezas. La primera y más importante para el establishment total es cuánto será la inflación proyectada real para el año que viene. El tema es central para los hombres de empresa: saber cuánto será el costo del salario es, junto a las tarifas, estructura cualquier plan de negocios. El precio del dólar vendrá después. 

El análisis que hacen los empresarios para el año que viene, asusta. Y es que afirman que si no se pudo sostener la inflación por debajo del 50% en 2019, el último año del macrismo, con “emisión cero”, tampoco se puede bajar la inflación en 2021 con un tipo de cambio oficial planchado y tarifas semi-congeladas.

Afirman que así será casi imposible contener el aumento de precios en 2022 en un acuerdo con el Fondo, que es seguro que pedirá dos cosas que fogonearán la inflación: una convergencia del tipo de cambio (devaluación) y corrección de las tarifas de servicios públicos (menos subsidios).

Todos los empresarios y sus economistas saben que la estrategia de apreciación cambiaria llegó a un límite y que el Fondo exigirá, de mínima, que se acelere el ritmo de devaluación mensual del tipo de cambio oficial.

En cuanto a las tarifas el Presupuesto 2022 ya tiene como meta reducir el peso de los subsidios del 2,3% del PIB en 2021 a 1,7% el año próximo. Así, el costo de la energía que es pagado por los usuarios se debería incrementar  al menos un 43% en 2022, un aumento promedio de +20% para la mayoría de los argentinos. Una discusión que deberá zanjar la política y no la economía el año que viene.

Pero el problema real para 2022 para los empresarios no dejan de ser los salarios. Claro está para el Gobierno que los sueldos están directamente relacionados con el nivel de inflación y por lo tanto con el dólar y es por eso que el gobierno de Alberto Fernández se utilizó al tipo de cambio y a las tarifas para frenar el efecto del salto en los precios internacionales de los alimentos e impulsó una mejora del salario para los trabajadores.

Pero eso no alcanzó. Y es que en lo que va del 2021, aún con el el tipo de cambio oficial frenado (solo aumentó +20%) tarifas pisadas (+23%), y subas de salarios de alrededor de más del  +44%, nada fue suficiente. El IPC, la inflación de los pobres y la clase media en la Argentina, acumula un incremento en los primeros 10 meses del año de +41,2%, con los precios de los alimentos y bebidas subiendo más que ningún otro. Una calamidad económica y también electoral.

De enero a enero, la plata es del pulpero

Pero pese a la caída general del consumo que hubo durante 2020 y 2021 producto de la inflación, no todos fueron perdedores. Como señala el economista Claudio Lozano, “las seis empresas productoras de alimentos y bebidas más grandes que cotizan en la Bolsa (Molinos Río de La Plata, Arcor, Ledesma, Morixe, entre otras) el año pasado vieron ampliar sus ventas un 36%, en línea con la inflación mientras sus ganancias brutas crecieron un 48% y las ganancias operativas un 137%, por encima de la inflación”.  

Por caso, las ventas de los grandes alimenticias -que fueron las más reacias para acordar  los 1.432 productos que se retrotrajeron al 1 de noviembre último, y se congelaron hasta el 7 de enero próximo-  parecen confirmar algo que hasta el presidenciable Horacio Rodríguez Larreta sabe que ocurrió en 2020: que la posición dominante que detentan las grandes firmas en sectores claves como el de alimentos, energía y de insumos estratégicos de uso difundido (acero, aluminio, materiales para la construcción, entre otros) se acrecentó poderosa y peligrosamente para quien quiera llevar adelante un plan anti-inflacionario.

Se sabe, los perdedores frente a la inflación son los asalariados. “Durante el tercer trimestre también se aprecia una leve recuperación del consumo respecto al año anterior, en tanto las ventas de supermercados crecieron un 4,2% real interanual en Julio y un 4,5% en Agosto. Sin embargo, se ubican aun un 12,4% por debajo de Agosto 2017, lo cual configura un mercado interno por demás deprimido”, señala también el economista y director del Banco Nación Claudio Lozano.

Lo cierto es que los datos no sorprenden a nadie. Pero peor aún, marcan un 2022 signado por un consumo frenado y un electorado triste y que se parece demasiado a lo ocurrido a fines del siglo XIX durante la campaña al desierto, donde los magros salarios de los gauchos y su poco excedente eran apropiados por los “pulperos”, dueños de los almacenes de ramos generales. Un pasado que vuelve, o peor aún, que nunca se fue.

“Plan platita”, la emisión que no fue y relato opositor

Martin Tetaz, economista y candidato de JXC, para ejemplificar la supuesta emisión de pesos descontrolada y en plena campaña de cara a las generales de noviembre, presentó en La Noche de Mirtha Legrand, que conduce Juana Viale por la pantalla de El Trece, una máquina que disparaba billetes de mil. Tetaz tenía puesta una remera con la frase “Platita”, en referencia a la frase del ex ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán.

Pero el relato sobre la emisión monetaria y la supuesta lluvia de billetes parece que nunca existió, ya que de acuerdo a los datos oficiales, en Septiembre el incremento interanual de la base monetaria fue del 23%, mientras los datos disponibles en lo que va de octubre indican un crecimiento interanual del 33%. En cualquier caso, esta evolución ha estado bien por debajo de la inflación, lo que indica una contracción real de la base monetaria. 

Otra vez, señala Lozano “Tampoco se observa una situación de recalentamiento de la economía a partir de los préstamos al sector privado, que han crecido en términos interanuales sólo un 31,5% nominal en Septiembre (y 33,7% hasta el 27 de Octubre), lo cual refleja una clara caída real. Por su parte, el total de depósitos en pesos se incrementó interanualmente un 49,8% en Septiembre (50,2% hasta el 27 de Octubre), en línea con el incremento de los precios. Los datos mencionados expresan también el contraste entre la caída real de los préstamos y el incremento considerable que experimentó el stock de LELIQ y Pases (+64% nominal). Esta dinámica implica que el 50% de los depósitos en pesos fue canalizado a los pasivos remunerados del BCRA, reduciendo así la capacidad prestable”. Un ejemplo claro que para desarmar una “fake news”, primero se necesitaba saber que es falso y que verdadero.