“El principal riesgo es que 2021 se convierta en un año de rebote sin empleo”, advirtió Acebed, la consultora que dirige Dante Sica, el último ministro de Desarrollo Productivo de Mauricio Macri. 

Según sus cálculos, pandemia mediante, si avanza la normalización en las horas trabajadas, “entonces la economía podría crecer entre un 3,6% y un 5,3% en el año sin generar ningún puesto de trabajo. Asumiendo un crecimiento del 5,9% en promedio se generarán menos de 500.000 nuevos puestos”, agregó el informe.

Entre el tercer trimestre del 2020 e igual período del 2019, se perdieron 1,9 millones de puestos de trabajo, según el propio Indec. La mayoría, dentro de los empleados no registrados.

Para la consulta, en el mejor de los escenarios para este año, “el sector de la construcción podría explicar la mitad de la creación de empleo”, en cambio, para la industria las perspectivas “son ligeramente positivas aunque aparecen alertas en textiles y confecciones, productos del metal y aparatos eléctricos”. 

La recuperación económica del 5,5% que prevé el Gobierno “podría no ser suficiente para revertir el signo en el sector extractivo, los servicios personales y comunales y hoteles y restaurantes, que concentran un quinto del empleo”. En tanto que las perspectivas son estables para el comercio.

Abeced alertó que para retornar a igual número de ocupados que en 2019 “se requerirán cinco años de crecimiento por encima del 3%, un escenario positivo teniendo en cuenta los profundos desequilibrios macroeconómicos actuales”. 

“Para que el 43% de la población (tasa de ocupación de 2019) vuelva a trabajar, se requerirán dos años más, al incorporar al análisis el crecimiento poblacional”, indicó.

El análisis incorpora otra variable: la recuperación del empleo “no es sólo la velocidad sino también su calidad. Los asalariados formales han perdido cerca de un punto de participación en el total del empleo desde 2012”. 

“Las formas más flexibles de trabajo, a tiempo parcial, con contratos por tiempo determinado o tercerizados, continuarán tomando relevancia en el mundo del trabajo, sin que nuestro país cuente con un marco moderno que encauce este tipo de relaciones laborales”, aseguró. 

Además, las nuevas formas de trabajo como el remoto, el e-commerce y la automatización de tareas “implican que las brechas laborales continuarán acrecentándose a favor de los calificados frente a los no calificados.” 

Por eso, “el empleo formal de calidad probablemente sea el último en reaccionar, con mayores costos, menores rotaciones y un marco de incertidumbre que se mantendrá al menos hasta el cierre del ciclo electoral”.