“La decisión de mantener las tarifas por 90 días suena mucho al aguante, es como tirarse un tiro en el pie”, advierte el economista jefe de FIEL, Juan Luis Bour. Y va más allá: “Todos los anuncios del Gobierno refieren a ideas de muy corto plazo”. Y remarca que esa lógica se contrapone con la exigencia que hizo recientemente, Kristalina Georgieva, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), quien dijo que organismo está “a la espera de conocer lo que Argentina quiere hacer a mediano plazo”, mientras el Gobierno negocia un programa de facilidades extendidas, en busca de refinanciar la deuda de unos u$s45.000 millones.

En una entrevista con Data Clave, Bour opina sobre algunos temas cruciales para la economía que viene: la inflación y el dólar. Anticipa que el IPC de diciembre será el más alto del año, y cruzará la barrera del 4%. Y estima que “cuando venga la temporada de ajuste de precios regulados, eso se tenderá a normalizar la inflación niveles que van a estar sostenidamente entre el 3 y 4%”.

Con relación al dólar, señala que “hasta el 15 de enero hay demanda de pesos, que sostiene junto con todas las restricciones, la posibilidad de que el tipo de cambio se mantenga con relativa calma. Luego viene lo típico, se cae la demanda de pesos”. Pero cree que el Gobierno buscará “aguantar” la situación, con los organismos oficiales “rematando títulos públicos, a una tasa muy alta”.

Data Clave: ¿Cómo analiza los últimos datos económicos referidos al PBI en el tercer trimestre, que mostró un repunte frente al período previo, pero a su vez una fuerte caída interanual?

Juan Luis Bour: Los datos estuvieron en línea con lo que uno esperaba. La recuperación de la economía después del pozo de marzo-abril continúa, aunque el ritmo se atenuó bastante en los últimos meses, sobre todo en octubre probablemente, qué debería dar una desaceleración. Con relación al dato del tercer trimestre, podemos remarcar que la caída interanual es importante, pero cuando vos ajustas por estacionalidad, y por el hecho de que mes a mes hay pequeñas mejoras, proyectamos que en el cuarto trimestre en lugar de caer 10%. seguramente estemos cayendo el 7% interanual. Y el año terminará con una caída de entre 10 y 11%. Insisto, la actividad económica ha repuntado. Hay algunos datos del PBI, de todas formas, que sorprenden. Por ejemplo, el dato de comercio que haya dado muy bien suena un poco extraño porque evidentemente el sector está mal, pero eso depende de la forma en que se computa comercio en las cuentas nacionales.

DC.: La inflación será uno de los grandes desafíos de 2021: ¿Qué lectura hace de la baja registrada en noviembre y que espera para los próximos meses?

J.L.B.: La inflación de noviembre fue transitoriamente más baja porque existieron precios regulados que están muy contenidos, pero ya no lo estarán tanto en diciembre, donde esperamos que haya algún salto en ese sentido. Y me parece que la inflación del último mes del año va a estar por arriba del 4% mensual.

D.C.: Superaría al 3,8%, que es hasta ahora la más alta que tuvimos en todo el año…

J.L.B.: Así es, lo que pasa es que tuvimos un año muy atípico. En el segundo trimestre, tuvimos un 1,5% de inflación mensual que para la Argentina es un dato muy positivo. Pero básicamente es una cuestión transitoria. Yo creo que cuando venga la temporada de ajuste de precios regulados, eso se tenderá a normalizar a niveles que van a estar sostenidamente entre el 3 y 4%.

D.C.: ¿Cree que la Ley de Góndolas puede ayudar a bajar la inflación?

J.L.B.: Son ese tipo de medidas que tiene un impacto limitado. Por un lado, puede lograr que aparezcan precios bajos compitiendo con precios líderes. Pero, por otro lado, lo que suele pasar cuando se implementa este tipo de medidas es que empieza a haber escasez de algunos productos. Uno va al supermercado y resulta que los productos de segunda y de primera marca no están y eso es un problema de faltante que lleva a que la gente tenga que ir a comprar en otro lado con precios más altos. Pero esos valores no son tomados por los índices de precios. Es otro programa de corto plazo. Para que funcione, deberías pensar que las empresas que estás intentando promover deberían tener todas las facilidades para competir, porque, caso contrario, se está creando un vacío de productos en las góndolas que no te van a aparecer.

D.C.: El Gobierno dispuso la semana pasada el congelamiento por 90 días en las tarifas de electricidad y gas, ¿cómo lee esta decisión, y qué impacto puede tener en las cuentas públicas?

J.L.B.: Cuando uno incrementa ese margen, a su vez, está sacando margen por el lado fiscal y monetario. Vos no tenés márgenes, éstos los tomás de un lado y los perdés del otro. La decisión de mantener las tarifas por 90 días suena mucho al aguante. Es tratar de aguantar 60 días, luego 90 días, esperando que venga la cosecha. Todos los anuncios del Gobierno refieren a ideas de muy corto plazo y de alguna forma, detrás de eso, está la declaración de Kristalina Georgieva, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), que dijo que ´estamos a la espera de conocer lo que Argentina quiere hacer a mediano plazo´. En definitiva, son medidas transitorias más para aguantar que para sostenerse mucho tiempo, pero sin duda, existe la posibilidad de que el Gobierno decida mantener estos congelamientos por un tiempo. Creo que es otra forma de tirarse un tiro en el pie. Yo mencioné esta metáfora alguna vez con relación a la liquidación de bonos que rinden más de 15%, pero bueno, el tema tarifario es otro caso.

D.C.: ¿Qué escenario económico vislumbra para 2021, teniendo en cuenta la incertidumbre que aún genera la pandemia y que además que es un año electoral?

J.L.B.: Proyectar que va a pasar en la economía argentina es complejo, ya que tenemos muchas incertidumbres. Las dudas no vienen tanto de afuera, es decir hoy tenés buenos precios de los commodities y el mundo va a demandar aparentemente porque va a haber una recuperación. Es más, todas las proyecciones para 2021 han sido corregidas para arriba. Pero internamente existen una serie de problemas: primero no hay mucho margen para impulsar la actividad en un año electoral, aunque quieras hacerlo. Si el Gobierno quiere impulsar la actividad va a tener que recurrir a un mayor gasto público, y eso genera problemas de déficit que se pueden manifestar de alguna forma. A su vez, el tema de la pandemia constituye una enorme duda porque estamos atravesados por anuncios de muy corto plazo. Existe una serie de problemas de envergadura con la cuestión de la pandemia que te podrían llevar a cierres transitorios durante el segundo trimestre del año. Eso complica un poco las cosas, pero, de todos modos, habrá rebote de la economía el año que viene, y eso es un pequeño alivio. Tampoco olvidemos que, si la economía cae 10,5% este año, rebotar 4% en 2021 no es mucho, apenas se va a notar.

D.C.: ¿Cómo seguirá la película del dólar: ¿hasta cuándo cree que puede mantenerse la `pax cambiaria`, y qué variables podrían anticipar un repunte del tipo de cambio?

J.L.B.: Hoy y mañana no va haber problemas con el dólar. Si uno quiere proyectar en Argentina lo que va a pasar con el dólar solamente lo puede hacer por hoy o mañana. En realidad, la situación con el dólar uno sabe que, más o menos, hasta el 15 de enero hay demanda de pesos, que sostiene junto con todas las restricciones que hay, la posibilidad de que el dólar se mantenga con relativa calma. Luego viene lo típico, se cae la demanda de pesos. Argentina tiene una larguísima experiencia en eso y si vos querés evitar el salto del dólar la pregunta es si tenés reservas. Y la realidad es que muchas reservas no tenés, más allá de que se han recuperado muy parcialmente este mes. Pero recuperar unos u$s 300 millones, después de perder u$s 6000 millones durante todo el año no es un gran alivio. Y lo que van a seguir haciendo los organismos oficiales es rematar títulos públicos, a una tasa muy alta. Por lo tanto, insisto, en mi impresión general lo que estamos viendo es el plan aguante, con el objetivo de llegar hasta las elecciones, pero éstas están muy lejos. Ojalá los comicios pudieran ser en mayo o junio, en lugar de octubre, porque llegar a ese mes aguantando va a ser una película para ver, aunque mejor sería si la pudiéramos verla de lejos, no acá en Argentina.