Con los datos ya establecidos en cuanto a la renegociación de la deuda externa ya concluída, incluso con Blackrock dentro de la misma y como socio minoritario en el grupo Vicentin como se encuentra desde hace hoy ya más de 6 meses, el próximo punto que llega es cómo salir del atolladero que nos dejan la dura recesión que tenía nuestro país desde principios de 2018 y se profundizó con la cuarentena propia de la pandemia del COVID-19.

Se encuentra en la etapa de elaboración la nueva Ley de Hidrocarburos real y no, como muchos dicen por allí, una Ley de Energías No Convencionales y Renovables. Decimos esto como consecuencia que nuestro país hoy antes de pasar a energías renovables -si bien son el futuro a 20 o 25 años en el mundo- necesita autoabastecerse de energía lisa y llana. Esta energía tiene en su forma medular el costeo total del proceso de producción (incluyendo extracción y producción con los 30 operarios necesarios por pozo en 3 turnos rotativos y las puntas de diamante para realizar las perforaciones por un total de $70 millones cada uno), transporte y distribución total en pesos. Eso trae aparejado algunos puntos de disenso siempre necesarios en una etapa democrática para poder comenzar a crecer, como por ejemplo, con algunos exfuncionarios de energía de nuestro país que suelen pensar que como el petróleo es un commodity y tiene precio internacional solo se lo puede costear en dólares estadounidenses y lleva a ser mucho menor el esfuerzo de costearlo en pesos o acaso tendrían otra prerrogativa que no conoceríamos en su interior más profundo.

A ello les agregamos que, con estudios realizados por equipos expertos en costeo de energía de instituciones reconocidas en el mundo como docentes de Ciencias económicas de la UBA y exintegrantes del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de CABA, llegamos a la determinación que el barril de petróleo si los costeamos en pesos tiene un valor hoy de $1050. Es decir que tiene un equivalente a U$S14 y no en cerca de U$S30 que es su costo internacional. Los mismo ocurrre con el millón de BTU que tiene un valor hoy de $340 equivalentes a U$S 4.5 contra los U$S 10 internacionales. 

Todo lo anterior que genera deflación si YPF lo reduce al minoreo con sus estaciones de servicios que cubren el 55% del consumo interno en Argentina produciendo energía barata para las industrias y hogares, y en el caso de los biocombustibles con la participación de lo que ya se daría por descontada la intervención del grupo Vicentin -como consecuencia de la causa iniciada en la Corte sur de Nueva York por fraude bancario, evasión fiscal y lavado de activos el Directorio actual- para preservar el grupo ante un posible vaciamiento y las fuentes de trabajo.

Realizando esto en conjunto con el sector de alimentos procesados más el aumento que están teniendo en estos momentos algunos cereales y sabiendo que las fronteras seguirán cerradas hasta el momento de salida total de la cuarentena, nuestro país se puede convertir durante el año 2021 en el supermercado del mundo y ya no en el granero.  Pero a los efectos de poder realizar esta parte del esquema para la pospandemia hoy se esta analizando la posibilidad de cambiar el rango de la Secretaría de Energía nuevamente a Ministerio, que había ascendido y luego descendido nuevamente el gobierno anterior. Con esta medida, se le estaría dando mucho más volumen político y capacidad de decisión al sector puesto que se incluye en él a Yacimientos Petrolíferos Fiscales y Yacimientos Carboníferos de Río Turbio. Así se estaría pensando en un ministro que tenga mayor capacidad de expresar en los medios las medidas que se van a ir adoptando, poseyendo como posibilidad el ascenso al rango de ministro al doctor Anibal Domingo Fernández con todos los pro y los contra que podría tener su designación en el cargo o no.

Si estamos ante estos devenires en un futuro muy próximo estamos en condiciones de ver la posibilidad que nuestro país en el conjunto de temas cruzados ingrese, aunque mucho lo digan en contrario por ideología o intenciones políticas personalísimas, en un ciclo de crecimiento de unos cuantos años hasta poder comenzar realmente con las energías renovables y limpias.