El veranito financiero con el dólar que se gestó a fines de noviembre, y cuya vigencia se extiende hasta bien entrado el mes de enero -sorprendiendo a varios agentes del mercado, dada la frágil situación macro de la Argentina-, parece haber encontrado en su horizonte algunos nubarrones, que acechan la "pax" cambiaria, tan anhelada por el Gobierno.

A lo largo de unas siete semanas, la brecha entre los dólares financieros, y el tipo de cambio oficial se ha mantenido prácticamente sin cambios pronunciados, en un rango de 67%-77% -niveles aún muy altos, pero menores al 130% que alcanzó en octubre-, y el Banco Central pasó de ser vendedor a comprador neto de divisas en el mercado, frenando la profunda sangría de reservas sufrida en gran parte de la pandemia. Entre otros factores, fue gracias a la estacional mayor demanda de pesos, las restricciones a la demanda (de importaciones y para el pago de deuda privada) en el mercado cambiario, la apreciación del real brasileño, y el aumento en los precios de los commodities, sin soslayar las intervenciones de organismos oficiales en el mercado de los tipos de cambio bursátiles, y el efecto de algunas emisiones de deuda por parte del Tesoro.

Sin embargo, entre la semana pasada y la actual, se encendieron las luces amarillas a partir de algunas variables económicas, pero también producto de algunos conflictos sindicales, que podrían poner un paréntesis a la relativa tranquilidad cambiaria de los últimos dos meses: aceleración de la inflación y de las tasas reales negativas, menores ingresos del agro por factores estacionales y ahora también sindicales (ante lo cual el BCRA debió vender reservas esta semana, tras 27 jornadas consecutivas sin necesidad de hacerlo), y un eventual reflote de parte de la asistencia de emergencia (IFE y ATP) ante posible rebrote de casos de Covid-19.

Aceleración de la inflación profundiza tasas reales negativas

La inflación se aceleró en el último mes de 2020 hasta el 4% (la mayor del paño pasado), ampliando la brecha con las tasas que pagan los plazos fijos minoristas a 30 días, alrededor del 3% mensual (37% anual), y más aún con los rendimientos que ofrecen los bancos para colocaciones superior al millón de pesos (34% anual, 2,8% mensual). Así, quien constituye hoy un plazo fijo, pierde frente a la suba de precios, que se prevé en torno al 4% mensual en el primer trimestre del año. En consecuencia, sobrevuela la amenaza de que muchos ahorristas no renueven sus colocaciones a plazo por las tasas reales negativas y se pasen al dólar (en cualquiera de sus variantes), presionando así la brecha cambiaria.

“El Gobierno debería invertir esa ecuación, de inflación y devaluación mensual en 4%, y tasa en pesos del 3%, porque los incentivos se complican para recomponer reservas e intentar moderar la suba de precios”, comenta a Data Clave, Federico Furiase, director de la Consultora Eco Go.

Dar vuelta esa nominalidad implica que el BCRA lleve la tasa de plazos fijos al 48%, algo muy poco probable frente a la necesidad imperiosa del Gobierno de reactivar la economía en 2021, un año de elecciones. “Creo que el BCRA va a subir la tasa, pero no en la intensidad que requiere la situación. Lo cierto es que algo tiene que hacer ante el aumento de la inflación al 54% anualizada en el último trimestre de 2020. Además, se viene febrero donde se revierte el aumento estacional de la demanda de pesos, empiezan a faltar los dólares de la cosecha por una cuestión estacional, y todo este puede llevar a recalentar la brecha, retroalimentar expectativas de inflación, hacer caer las reservas del BCRA, y aumentar el costo financiero para el Tesoro, porque el grueso de la deuda del Gobierno está atada a la inflación”, asevera Furiase.

Menor liquidación de divisas de corto plazo y mayor presión de importadores

Tras 27 ruedas consecutivas sin sacrificar reservas (en este lapso compró más de u$s1.000 millones), el BCRA volvió a ser vendedor neto de dólares esta semana. “Una golondrina no hace verano, esperamos que la tendencia que empezó el 3 de diciembre no continúe para siempre. Por un lado, hay muchos temas vinculados a la exportación, incluyendo el paro de transportistas que hace que las aceiteras estén casi sin stock. Pero, más importante es el hecho de que los pagos de importaciones no pueden estar pisados para siempre. El desabastecimiento en muchos sectores es importante”, sostienen desde la consultora Econviews.

El desafío es llegar a marzo/abril cuando comienzan a aparecer los dólares de la cosecha gruesa. Si bien en Econviews estiman que “el BCRA será comprador neto el resto de 2021”, también es cierto que transitamos un año en el que habrá elecciones, y “no se puede pensar el mercado de manera lineal”.

Según supo Data Clave, en el Banco Central tratan de evitar poner el acento en las intervenciones diarias:  ven la tendencia del mercado y creen por ahora sigue en los carriles esperados. Desde la perspectiva oficial, las ventas efectuadas esta semana “no significan un cambio de nada”. Se sabe que es época de baja liquidación estacional, por lo que en febrero se espera que haya más ventas que compras. Así y todo, en la entidad que conduce Miguel Pesce se mantiene la expectativa de que durante 2021 se logrará acumular reservas, una tesis en buena parte basada en la fuerte suba de los precios de los commodities. 

“A estos precios (la soja en u$s500), el BCRA recuperó margen de maniobra y el salto cambiario que esperábamos para el primer trimestre se está quedando sin nafta”, dicen en el mercado, mientras aguardan, en un clima de creciente cautela, avances en las negociaciones del Gobierno con el FMI, para la refinanciación de una deuda con el organismo superior a los u$s45.000 millones.

Eventual mayor emisión ante posible rebrote de casos

Si bien la vacuna contra el coronavirus es una realidad, y se aplica en el país desde fines del mes pasado, permanece latente la posibilidad de una segunda ola de contagios, tal como ha acontecido en otras partes del mundo. En tal caso, volverían a profundizarse las restricciones en la economía, llevando al gobierno a restablecer la ayuda social, financiada con emisión monetaria.

“La principal amenaza para la situación cambiaria se encuentra en las intenciones oficiales de reflotar parte de la asistencia fiscal de emergencia referida a IFE y ATP ante el rebrote de casos de Covid19”, advierten analistas de Delphos Investment. Esto llevaría nuevamente a “alentar el déficit fiscal financiado con emisión monetaria”, agregan. Por lo cual, habrá que seguir con especial atención las decisiones oficiales que puedan tomarse en ese frente.