Si en 2021 el dólar blue se quedó a mitad de camino respecto de la inflación (subió 25% frente a un Índice de Precios al Consumidor de casi 51%), en este comienzo de 2022, y sobre todo en la última semana, pareciera apuntar, no solo a equiparar esa carrera, sino más bien a pasar abruptamente al frente. En apenas 5 días, se disparó casi $ 10, o un 4,5%, hasta los $ 219, o sea 0,8 puntos porcentuales más que el 3,7% de inflación proyectada para enero, según el mercado.

Además de ese emparejamiento casi inevitable con el nivel de precios, existe un combo de factores que explican la disparada del dólar informal, cuya dinámica se torna muchas veces imprevisible, tal como sucedió en los últimos días.

Claramente la falta de avances y la consecuente incertidumbre en ascenso que rodea a las negociaciones de Argentina con el FMI por la deuda récord en dólares contraída bajo la administración macrista es una de las principales causas de la tensión cambiaria. La reunión del canciller Santiago Cafiero con su par de EE.UU Antony Blinken no generó las señales positivas esperadas.

Así, mientras sigue corriendo el calendario, el mercado le asigna cada día mayores probabilidades a un escenario de default -o demora- de cara a la fecha clave del 22 de marzo, cuando el país ya no contará con reservas netas suficientes para hacer frente a un vencimiento de casi u$s 3.000 millones con el Fondo. Efecto de ello, los bonos en dólares cayeron en casi todas las jornadas del 2022, y el Riesgo País superó los 1.900 puntos, máximos desde el canje con privados en septiembre de 2020 (desde allí los títulos acumulan una baja de 40 %, casi como la del Bitcoin –50 %- desde su máximo de noviembre pasado).

Pero la cobertura cambiaria se exacerbó en los últimos días un exceso de pesos (en diciembre se emitieron $ 17 millones por minuto para asistir al Tesoro, según cifras de GMA Capital), en medio de una menor demanda de dinero, algo habitual en esta época del año. Básicamente, a muchos les empiezan a sobrar pesos que no quieren, y van al dólar. La emisión en diciembre fue de $ 685.000 millones, equivalente al 21 % del total de la base monetaria, que crece 20,5 % en enero con respecto a noviembre. Según datos de Quinquela, ese ritmo de expansión duplica a lo observado entre noviembre de 2020 y enero de 2021.

Por otro lado, la suba de la tasa de interés definida por el Banco Central a principios de año (del 37 % al 39 % anual para los plazos fijos hasta a 30 días y de hasta $ 10 millones -3,25 % mensual-, y de 38 % a 40 % la de las Leliq -la de referencia) tuvo gusto a muy poco en el mercado.

“Al no tocar la tasa de un día y bajar los pases a 7 días, los bancos no aumentaron lo que pagan por las cuentas remuneradas, donde se aloja el dinero institucional y por ende terminó incentivando el contado con liquidación -CCL”, explicaron en Econviews. De hecho, el dólar CCL que usan las empresas para depositar divisas en el exterior tocó un máximo de $ 223 la semana pasada.

También asustó a los agentes económicos las ventas de divisas del BCRA entre martes y jueves: la autoridad monetaria se desprendió de unos u$s 140 millones, y la suba del tipo de cambio se desaceleró esta semana (pasó del 34 % al 28 % anual). Para algunos operadores, el bajo volumen en el mercado de cambios puede ser una señal de que se hayan autorizado menos pagos de importación. A su vez, a mediados de enero la Unidad de Información Financiera (UIF) reforzó los controles para la compra de dólares en el marco de un reajuste del sistema anti lavado.

Bajo este escenario, el dólar paralelo cerró el año pasado a $ 208, marcó un mínimo de $ 206 el primer día hábil del mes, y llegó a $ 219 en los últimos días casi sin escalas. Más allá del precio, que es récord en términos nominales (ajustado por inflación, el máximo histórico data de octubre de 2020, cuando llegó a $ 195), el mercado mira de cerca la brecha cambiaria (diferencia entre el dólar mayorista, actualmente cerca de $ 104,50, y el precio del resto de las cotizaciones del dólar). El spread con el blue llegó al 110 %, y con el CCL a casi 115 %, los niveles más altos desde la crisis cambiaria de octubre de 2020.

Ahora bien, hasta dónde puede llegar la brecha en los próximos días si no aparecen señales positivas en las negociaciones con el FMI. Para Econviews, el valor de $220 para el dólar “es uno de los más caros de la historia argentina quizás sólo superado por octubre de 2020 y en la hiperinflación de 1989”.

Según Quinquela, “dado el nivel actual de reservas y la cantidad de pesos excedentes, la brecha cambiaria podría estar equilibrada en niveles de entre 110 % y 120%”. Pero, ¿puede ser mayor a esos valores? “Siempre que cambien algunas de las condiciones planteadas: baje el nivel de reservas, aumente la cantidad de pesos o suba el multiplicador, el exceso de pesos puede ser mayor. Adicionalmente juegan las expectativas. Si el escenario que se vislumbra es negativo, se tenderá a minimizar el dinero transaccional y aumentar la demanda de divisas”, agregaron.

Por su parte, el economista Fernando Marul señala que “el dólar CCL en $ 223 todavía está lejos del pico de $ 280 de 2020 (ajustado por inflación) y del “dólar convertibilidad de hoy (en $ 267)”.  

De todos modos, algunos analistas advierten que “si el mercado empeora, rápidamente podríamos ir a buscar un CCL de $ 240 o una brecha de 130 %”.

Esta semana y la próxima habrá un par de señales clave para recomponer algo -o empeorar- las expectativas: el viernes 28 de enero Argentina debe pagarle al FMI u$s728 millones, mientras que el martes 1 de febrero tendrá que cancelar otros u$s 368 millones al organismo.

Al BCRA, le quedan Derechos Especiales de Giro (DEGs) por u$s 673 millones, que alcanzan (casi) para el pago del 28/1. Ya el pago del febrero debería hacerse con otros recursos, advierten desde la Consultora 1816. Si tomamos en cuenta que, en el primer trimestre, el país también enfrenta vencimientos con el Club París (u$s 193 millones en febrero) y otros organismos internacionales (u$s 620 millones en el en el primer trimestre), con unas reservas netas del BCRA en torno a los u$s 1.500 millones, el país puede afrontar con ellas los pagos a FMI y CDP hasta febrero inclusive.

“El pago de marzo podría hacerse con reservas, pero implicaría que el BCRA quede con una posición de dólares insuficiente para cubrir pasivos en dólares”, advierten desde 1816.

Con todo, está claro que hoy el factor que funciona como ancla de las expectativas para detener la dinámica cambiaria es esencialmente la posibilidad de lograr un acuerdo con el FMI, que frene el deterioro de las reservas y limite la emisión de pesos. Solo en ese marco pueden mejorar las expectativas y contenerse la brecha.