Si bien venía dando indicios en las últimas semanas, pesito a pesito, la suba del dólar blue durante la semana pasada sorprendió a muchos agentes económicos, no tanto por el precio en sí que alcanzó el paralelo, los $175 (para luego ceder a $174), sino por la dinámica del incremento: en apenas cuatro días pegó un salto de $10, versus los $7 que había subido en las primeras tres semanas de junio. Así, en cuestión de apenas 9 días hábiles, el blue pasó de ser el dólar más barato del mercado, a convertirse en el más caro: superó al dólar ahorro ($166,60); al dólar “contado con liqui” ($164,90); y al dólar MEP o Bolsa ($163,50) que, pese a ser el tipo de cambio más “económico”, tocó el último viernes su récord nominal.

Los mercados siempre se anticipan, pero cuando una plaza es muy chica y volátil, como lo es el circuito informal del dólar, los tiempos se comprimen aún más. Y blue parece haberse adelantado a un segundo semestre más desafiante para el Banco Central en materia cambiaria por el efecto elecciones (habitual mayor dolarización), y previsible mayor gasto público, que será financiado en buena parte por emisión monetaria. Claro que debe remarcarse que venimos de una primera parte de año casi sin sobresaltos en la plaza del dólar, gracias al precio récord de la soja, y a la consecuente aceleración de los ingresos de divisas de los agroexportadores, que contribuyeron a restablecer el poder de fuego de la autoridad monetaria.

Ahora bien, de corto plazo, existen varios factores que explican en gran parte la disparada del blue: pago del aguinaldo, pero también el retraso del paralelo respecto de la inflación acumulada este año (que ya superó el 24%, mientras la cotización informal sube solo 6% en 2021), y la próxima devolución del impuesto a las Ganancias a muchos asalariados, que podría alimentar aún más la demanda en el mercado negro de divisas. Al mismo tiempo, no debe soslayarse la escasa oferta de dólares, otro factor que ejerce presión alcista. Algunos operadores pronostican que cerca de $180, podría retornar la venta de dólares. Otros, esperan ese nivel para hacer el denominado “puré”, es decir, comprar más barato en el oficial, y vender más caro en el paralelo. Un dato adicional es que aún no aparecieron las “manos amigas” que suelen actuar de bomberos cuando la plaza queda “seca”.

Llamativamente, “el pago parcial” al Club de París por u$s 430 millones, “el puente” hasta marzo de 2022, ni el compromiso de firmar un acuerdo con el FMI logró contener al verde.

En organismos oficiales, no minimizan, entre las causas de la suba del blue, la mala noticia de la reclasificación de Argentina, de mercado emergente, a mercado independiente (ni siquiera de frontera, que era descenso proyectado por los inversores), por parte del ponderador de índices MSCI. Así, nuestro país comparte estatus con Jamaica, Trinidad y Tobago, Zimbabwe, Líbano o Palestina, entre otros. “Tenés un mercado de capitales muy chico y llega el MSCI y te saca del radar. Se van los fondos y dejan tierra arrasada. Y te dejan una expectativa muy mala hacia adelante. Así, los inversores locales pequeños se quedan sin ninguna opción de ahorro razonable en el mercado y solo saben ir al dólar”, razonan fuentes oficiales.

Si bien no se descarta que la suba del blue eventualmente continúe en los próximos días, en despachos oficiales esperan que en la primera mitad de julio reaparezca algo de oferta de dólares por parte de empresas que busquen pesos para pagar aguinaldos. Pero ya en la segunda mitad, habrá nuevamente mayor presión sobre el blue, por parte de muchos empleados que cobren el aguinaldo y destinen buena parte del SAC al ahorro dolarizado. “De quienes tienen ingresos, una buena parte acumuló capacidad de ahorro por caída de gastos de esparcimiento, turismo, viajes, etc. afectados por la pandemia”, describen en un organismo oficial.

Tanto los datos de actividad como los datos externos y fiscales no serán tan buenos en la segunda parte del año. Se vienen meses más difíciles que los recientes, donde el ´rebote post Covid´ ya pasó y todo se hace más cuesta arriba. Y ya no estará la soja para ´tapar algunos problemas´. Estos desafíos del segundo semestre se empiezan a reflejar en el clima financiero, ya que el dólar blue a nivel local sigue subiendo”, evaluó Fernando Marull, socio en FMyA.

Para el economista Jorge Neyro, “el blue estaba atrasado respecto de los otros dólares y empezó a tomar carrera para converger”. “Con la dinámica de un mercado chico y volátil, donde la gente ve que sube y sale a comprar más, advierte que la abrupta suba “puede causar algún efecto de “overshooting” (sobrerreacción) que luego, si los fundamentals no acompañan, ese salto se termina contrarrestando”, señaló Neyro a Data Clave.

Asimismo, Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina, sostuvo que “el blue tuvo un rebote previsible, aunque todavía no llegó a los máximos de octubre pasado y obviamente los $200 de octubre no son $200, dada la inflación que hubo todo este tiempo”.

Recordemos que el año pasado el blue había alcanzado el récord de $195 en el décimo mes de 2020, pero el escenario externo se empezó a enderezar y el Banco Central comenzó a recuperar reservas, ante precios de la soja que resultaron mucho mejores a los que se esperaban. “Los casi $200 del blue quedaron como un recuerdo. De todos modos, ese nivel equivaldría actualmente a un blue de alrededor de $230; y hoy nominalmente estamos bastante lejos de ese número”, añadió Neyro. Si bien no descarta que el paralelo pueda volver a los $150 pesos, “lo más probable es que opere cerca de los niveles actuales, subiendo con cierta volatilidad alrededor de una tendencia que va más o menos cerca de lo que pasa en los dólares alternativos de la bolsa”.

¿Alcanza el poder de fuego del BCRA para evitar una corrida cambiaria en el segundo semestre?

El Banco Central acumuló reservas netas por más de u$s4.000 millones en lo que va del año, según datos de la Consultora Equilibra. Si quisiera acumular u$s 1.500 millones en todo el año y destinar otros u$s 4.250 millones a intervenir en el mercado de los dólares financieros (se suman a los u$s 750 millones que ya gastó), aún le faltarían comprar u$s 1.667 millones, proyectan en la consultora.

Si el BCRA no logra comprar esta cantidad de divisas en el MULC (por menores liquidaciones de exportaciones), igualmente podría intervenir por un monto equivalente a u$s 4.250 millones en lo que resta del año, reduciendo su stock de bonos soberanos en dólares, que se estima hoy llega a los u$s 4.200 millones. Incluso, el sector público podría intervenir también a través de la ANSES, que cuenta con un stock de bonos en dólares del canje cercano a los u$s 4.000 millones.

Con todo, desde Equilibra enfatizan que al BCRA no le va a temblar el pulso para utilizar las reservas que viene acumulando para evitar que las brechas se disparen. En este sentido, la postergación de un nuevo acuerdo con el FMI (que implicaría la imposición de un nivel mínimo de reservas netas) hasta principios de 2022 es una señal en esta dirección”.

Para Rajnerman, el BCRA “tendrá poder de fuego suficiente para contrarrestar cualquier sobresalto”. “No veo grandes tensiones ni en el dólar oficial, ni en el paralelo en los próximos meses, más allá de que habrá mayor presión cambiaria”, comentó. El economista de Ecolatina resaltó que “si el BCRA quiere intervenir para disciplinar el mercado, debe hacerlo de forma rápida y fuerte para marcar que no va a subir antes de las elecciones y cumplirle las expectativas al mercado, con lo cual me parece que el espacio de suba es menor”.