Los rumores sobre la posibilidad de mayores restricciones al dólar solidario o ahorro, que sobrevolaron toda la semana en el mercado, fueron blanqueados ayer por el mismísimo presidente Alberto Fernández, quien admitió que las compras mensuales de U$S 200 por persona para atesorar representan "un problema", por lo que se estaban analizando eventuales medidas al respecto.

Sin embargo, sorpresivamente en horas de la tarde del sábado desde el Ministerio de Economía salieron a ratificar la vigencia de la operatoria del dólar ahorro, descartando cambios por el momento. Al mismo tiempo, remarcaron que "no solo sólo que no se piensa en restricciones", sino que se aguarda que "se estabilice el frente cambiario", una vez que se consuman las operaciones de pasivos que se realizarán durante este mes”, en referencia a los canjes de bonos bajo ley Nueva York; la deuda en dólares bajo ley argentina; y la subasta de deuda en la que podrán integrarse con pesos compras de hasta U$S 500 millones (aprobada por la Ley de prórroga del Presupuesto).

Más allá de este optimismo que se muestra desde la cartera que lidera Martín Guzmán, a medida que esta semana iban creciendo los rumores sobre una mayor restricción a la compra del dólar solidario, o directamente eliminarlo, la brecha cambiaria se ensanchaba casi a la misma velocidad hasta niveles preocupantes, a pesar del reciente acuerdo de la deuda con bonistas extranjeros que si bien, comenzó a despejar (una parte de) la gran incertidumbre que invade a la economía argentina, no contribuyó por ahora a descomprimir la caliente demanda del dólar en todas sus variantes y mercados.

En concreto, durante las últimas horas en las mesas de dinero sobrevolaban versiones de que el Banco Central (BCRA) estaba evaluando cerrar al máximo el súper cepo cambiario, ante la acelerada sangría de reservas netas observadas en los últimos meses. Incluso se especuló con la elaboración de un informe secreto del BCRA en el que expone los argumentos para tomar esa drástica decisión.

Fuentes de la autoridad monetaria fueron tajantes ante una consulta de Data Clave: "No está en la agenda de hoy modificar al dólar solidario". De todos modos, en el Central reconocen que existen presiones por parte de grandes empresas, de las cuales incluso se sospecha de la propagación de los rumores sobre la eliminación del dólar solidario. En la autoridad monetaria creen "probable" que desde la Unión Industrial Argentina (UIA) o sectores vinculados al mundo empresario, que actualmente no pueden acceder a dólares para girar a sus casas matrices o que tienen limitaciones para pagar deudas, "estén interesados en que se cierre una canilla para que se abra otra".

Ahora bien, más allá de estas versiones y desmentidas, existen datos concretos y preocupantes sobre la dinámica del mercado cambiario, envuelto en expectativas de una mayor devaluación, que retroalimentan los rumores: la aceleración de la demanda del dólar solidario, pese a las trabas a los coleros digitales; la amplísima brecha con los dólares paralelos, que esta semana superó el 80% en el caso del dólar "contado con liqui"; y el continuo drenaje de las reservas del BCRA, a partir de las ventas en el mercado oficial para sostener una ínfima devaluación diaria del peso.

Con el dólar blue por encima de los $130 desde mediados de julio (salvo el 4 de agosto, día en que se anunció el acuerdo de la deuda, y que se precipitó a $128), cada vez más ahorristas utilizan su cupo de U$S 200 por mes para luego, muchos de ellos, hacer el denominado “puré” y obtener una ganancia, a precios de este viernes (solidario en $100,61 para la venta, y blue en $127 para la compra), superior a los $5.000. De los 3,3 millones de personas que compraron dólares oficiales en junio, pasamos a unos 4 millones en julio, según fuentes del mercado.

La tendencia pareciera mantenerse o incluso acelerarse en agosto, un mes que en el que el BCRA ya debió vender más de U$S 500 millones (hasta el 12 de agosto, último dato disponible) para hacer frente a esa demanda hormiga, y a la de empresas habilitadas. Así, las reservas brutas acumulan en 10 jornadas hábiles una merma de U$S 263 millones (atenuada por el aumento de los depósitos en dólares, y la revalorización del oro), para ubicarse en los U$S 43.124 millones, el menor nivel en más de dos meses.

Pero la cifra que mira muy de cerca el mercado es la de las reservas netas, de libre disponibilidad, que hoy están por debajo de los U$S 9.500 millones, según cálculos privados. "La brecha en torno al 80% anticipa que algo tiene que suceder, porque no puede continuar que drenaje de reservas en el tiempo, combinado con expansión monetaria tan sostenida y tan fuerte, producto de la necesidad de monetizar y financiar el déficit fiscal", advirtió a Data Clave el economista Gustavo Ber.

El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, atribuyó la brecha cambiaria a "un problema emergente de las restricciones impuestas por el Gobierno anterior y de la inestabilidad financiera, por el sobreendeudamiento inconducente e irresponsable entre abril de 2016 y abril de 2018". Kulfas confió en que esa brecha se reduzca "cuando se formalice el acuerdo con los acreedores externos", algo que recién se produciría a fines de este mes. Es por ello que, en el Gobierno, si bien reconocen las tensiones con la brecha, no consideran por el momento que la solución al problema cambiario sea una mayor restricción a la compra del dólar solidario a pesar de ciertas posiciones discordantes puertas para adentro.

Efectos de eventuales mayores controles

Mariela Díaz Romero, economista de Econviews, dijo a Data Clave que los controles cambiarios adicionales "no sirven, porque van a presionar la brecha aún más y eso tiene efectos sobre expectativas. Además, en ese caso, tampoco tenés forma de defender el tipo de cambio oficial, porque las reservas netas son muy bajas. Corrés la demanda del dólar solidario al blue y los dólares financieros, pero no es una solución de mediano plazo".

Por su parte, Martín Kalos, director de EPyCA Consultores indicó a este medio que "todo lo que hagas para limitar la venta de dólares oficial va a repercutir en los canales paralelos, esa demanda no desaparece, en todo caso al encarecerla se limita". Remarcó que "la gente con los mismos pesos va a ir a comprar dólares al paralelo, que además puede generar incluso un problema extra en la brecha". "Las restricciones cuantitativas generan distorsiones en los precios", reforzó.

Entonces, descartados por ahora mayores restricciones al dólar solidario, ¿qué pueden hacer mientras tanto el BCRA y el Gobierno para moderar la tensión cambiaria?

Acelerar devaluación

Para Díaz Romero, el BCRA debería "devaluar más rápido para aflojar la presión sobre el oficial", aunque duda que lo vaya a hacer. En ese sentido, cree que "el tipo de cambio oficial hoy no está tan atrasado, pero el problema es que no es un equilibrio, si todos compran y nadie vende, sobre todo con reservas netas que caen rápido, con un desequilibrio monetario enorme". En caso de que   optara por esa alternativa, es fundamental evitar "un salto de una sola vez. Cuando se sabe que hay que hacer un ajuste es mejor dosificar, pero sabemos que en Argentina la historia indica que los saltos no son lineales. Idealmente lo son", sostuvo. En tanto, Kalos cree que "en el corto plazo, el Gobierno puede encarecer el dólar oficial, como lo ha hecho con el impuesto del dólar solidario, pero habilitarlo para la compra, con el fin de evitar una distorsión del precio en un mercado tan chico como es el mercado paralelo".

El mercado viene apostando hace varios meses por una mayor depreciación de la moneda local (algo que se ve plasmado tanto en la creciente demanda del dólar solidario, como de los instrumentos financieros en pesos "dólar linked", es decir, atados a la evolución del tipo de cambio), dado que, por ahora, no confía en que el proceso positivo de reestructuración de bonos (que despeja el horizonte de los próximos años en términos de compromisos de deuda), alcance para aliviar las tensiones cambiarias de corto plazo.

Subir la tasa en pesos

A fines de julio el directorio del Banco Central decidió aumentar la tasa de los plazos fijos al 33,06% anual (equivale al 87% de la tasa de Leliq, hoy en el 38% anual) para los depósitos de hasta un millón de pesos, mientras que por encima de ese nivel la tasa se mantuvo en el 30% anual. Si bien el incremento de más de tres puntos porcentuales para los ahorristas ha estimulado el crecimiento de las colocaciones a plazo, por ahora no es suficiente para descomprimir la demanda de dólares. La economista de Econviews opinó que una opción alternativa antes de mayores controles es subir la tasa. "El BCRA podría ir en esa línea. Al menos en las licitaciones del Tesoro, dan la señal de tasa futura mayor", consideró.

Impulsar plazos fijos en pesos atados al dólar

Una alternativa a la suba de tasas que tendría en carpeta la entidad monetaria que lidera Miguel Pesce es que los bancos comiencen ofrecer a los ahorristas plazos fijos en pesos atados a la evolución del tipo de cambio, con el objetivo de que los minoristas se puedan cubrir de una eventual devaluación de la moneda local frente al dólar. A fines de mayo, el Central ya había habilitado este instrumento a los productores agropecuarios, con el objetivo de alentar la liquidación de divisas.

Generar confianza

Luego del tan ansiado acuerdo sobre la reestructuración de la deuda, todas las miradas del mercado comienzan a focalizarse hacia los lineamientos económicos que propondrá el Gobierno, mientras renegocia la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), a partir de los cuales el mercado espera una conciliación fiscal y monetaria, que son los epicentros del desequilibrio que hoy sufre la economía. El director de EPyCA Consultores enfatizó que las definiciones oficiales dependerán de cuál sea el objetivo de la política económica, aunque resaltó que "por supuesto lo ideal es achicar la demanda a partir de reducir la percepción de expectativa de devaluaciones o la incertidumbre respecto del devenir de la evolución macroeconómica", algo que podría comenzar a vislumbrarse a partir del mes que viene con la presentación del Presupuesto 2021 en el Congreso.

Ber, por su parte, coincidió en que para achicar la brecha "es necesario generar una mayor confianza hacia los inversores, algo que podría lograrse a partir de un cierre exitoso de la restructuración de la deuda, pero sobre todo de la mano del Fondo Monetario Internacional (FMI), a través de una refinanciación de sus pasivos y también a partir de una estrategia económica que permita darle una mayor previsibilidad y sobre todo sustentabilidad a un modelo que comience a mostrar variables convergentes respecto de los desequilibrios que estuvo acumulando".

"Con el FMI, no sólo tendremos que ver el nuevo cronograma de pagos que se negocie, es decir, cómo se va a devolver esta plata, sino también qué es lo que nos va a pedir el organismo a cambio. Aquí están las dudas, porque Argentina no tiene un plan económico claro o que se conozca públicamente", destacó la directora de Portfolio Personal Inversiones (PPI), Sabrina Corujo.