“Tasas atractivas” u “Honrar vencimientos” son solo algunas de las palabras que utilizó hoy el Ministerio de Economía para dar cuenta que logró refinanciar la deuda que debía, e incluso obtener dinero adicional para hacer frente al déficit fiscal y no pedirle más emisión al Banco Central.

Lo cierto es que a lo largo de un año que estuvo signado por la pandemia y las negociaciones para restructurar la deuda con los acreedores privados tanto del extranjero como locales, Guzmán realizó 39 licitaciones para colocar $2,1 billones, con los cuales no solo logró pagar lo que adeudaba, sino también quedarse con $336.000 millones.

La falta de perspectivas hizo que en el primer trimestre del año solo se renovara el 58% de la deuda que vencía, y de allí la salida de capitales para hacer frente esos pagos, pero luego del canje tanto local como extranjero, más la alta liquidez reinante el ratio de refinanciamiento fue creciendo hasta llegar a al 155% en noviembre.

Con todo esto, desde que asumió Alberto Fernández en diciembre del 2019, el stock de deuda en pesos creció 68,3% para superar los cuatro billones 479.614 millones de pesos. Y si bien la deuda en dólares bajó casi 10%, a US$42.914 millones, la que se ajusta por la variación de la divisa, pero se paga en pesos (dólar-link) aumentó 24% a US$3.34 2 millones.

Con estos movimientos, la secretaria de Finanzas dio cuenta que al cierre de noviembre la deuda pública ascendió a US$ 333.368 millones, aumentó en US$20.070 millones en comparación con el nivel previo al cambio de gobierno, principalmente por la persistencia de un abultado déficit fiscal y el virtual cierre de los mercados internacionales de deuda.

Mientras tanto, Guzmán espera que en enero asuman las nuevas autoridades económicas en Estados Unidos, quienes a su vez marcarán el pulso con el Fondo Monetario Internacional, organismo con el que espera alcanzar un acuerdo para refinanciar US$44.000 millones tomados durante el gobierno de Mauricio Macri.