Los efectos de los altos niveles de inflación en los últimos años golpearon más a los sectores de mayor vulnerabilidad. Es así que 7 de cada 10 hogares de barrios populares que asisten a comedores se encuentran en situación de inseguridad alimentaria. Esto quiere decir que estas familias tuvieron que reducir porciones y/o suprimir alguna comida diaria, al tiempo que tuvieron que privarse de consumir carnes, verduras, frutas, cereales o legumbres por falta de dinero.

Los datos surgen del Indicador Familiar de Acceso a Derechos (Ifad) que realizó el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci) a partir de entrevistar a 31.525 referentes de hogares de familia que asisten a comedores y merenderos de barrios populares en todo el país. Se buscó analizar dimensiones como alimentación, salud, trabajo, vivienda, educación, entorno, infraestructura y conectividad.

Quienes respondieron fueron casi en su totalidad mujeres, 8 de cada 10 de entre 25 y 50 años, lo que resalta que son ellas las responsables de la alimentación de las familias y además de estar a cargo de las tareas de cuidado. Los hogares tienen un promedio de 4,8 miembros, en los cuales viven 79.063 niños y adolescentes, a un promedio de 2,5 por grupo familiar.

Efecto inflación en los barrios populares: 7 de cada 10 hogares sufren inseguridad alimentaria

Entre otros datos interesantes, el Ifad arrojó que el 70% de los hogares relevados se encuentran en situación de inseguridad alimentaria, es decir, la reducción en su capacidad para acceder a una alimentación adecuada a los derechos que tienen los ciudadanos. “Un 64,3% de las familias relevadas han tenido que reducir la cantidad de porciones durante las comidas por falta de dinero y el 62,8% ha tenido que suprimir una de las 4 comidas diarias”, apuntó Ispeci.

También señalaron que, en cuanto a las privaciones recientes de alimentos en el último mes, el 70% de las familias entrevistadas refiere en términos generales haberse privado de consumir carnes, verduras, frutas, cereales o legumbres por falta de dinero.

La explicación central de este fenómeno es la fuerte pérdida del poder adquisitivo en el último año, situación que se monta sobre el desplome en los ingresos durante el período 2018-2019. El 90% manifestó comprar menos alimentos que hace un año atrás y el 70% aseguró haber tenido que elegir productos de menor calidad. El 74.4% de las familias que compran menos que antes destacan que los alimentos son de menor calidad.

Efecto inflación en los barrios populares: 7 de cada 10 hogares sufren inseguridad alimentaria

En detalle, los grupos de alimentos que más se redujeron en el último año fueron la carne vacuna, en el 79% de los casos, y los aceites, en el 77,5% de los mismos. Según Isepci, tres de cada 10 niños y adolescentes y más de 5 de cada 10 adultos no completan las cuatro comidas diarias.

En este contexto, que se suma a un salto inflacionario a nivel mundial casi sin precedentes, el Gobierno intenta mantener a raya la suba de precios, en particular de los productos de consumo masivo, a partir de acuerdos sectoriales con las empresas. Los resultados de este tipo de medidas no dieron los resultados esperados ya que, por caso, el IPC del Indec acumuló 83% en el último año mientras que el rubro alimentos y bebidas arrojó 86% en el mismo período. Ambos son los valores más altos en los últimos 30 años.