El acuerdo de facilidades extendidas con el Fondo Monetario Internacional que este viernes obtuvo la media sanción de la cámara de Diputados, está lejos de ser una panacea. En rigor de verdad, como señalan los críticos del entendimiento, para el año 2022 ingresarán en marzo la suma de 9.800 millones de dólares, de los cuales 2.800 millones son para pagar la tercera cuota de capital de la deuda con el mismo FMI; otros 630 millones para pagarle intereses en abril y unos 500 millones para pagarle al Club de París, la diferencia, casi 5.900 millones de dólares se emplearán para reconstruir el mercado de capitales.

Afirman quiénes conocen el mercado, que dos fondos de inversión que aún mantienen su posición en dólares -Franklin Templeton y PIMCO- quieren recuperar la inversión que hicieron durante la administración de Mauricio Macri.

El acuerdo con el Fondo Monetario reabre la puerta de la bicicleta financiera

Lo cierto es que, cómo señalan muchos en el Instituto Patria, el objetivo monetario del acuerdo es que la tasa de interés real sea mayor que la inflación y la devaluación del tipo de cambio.

De hecho, con la corrección al alza de la tasa de interés, el gobierno de Alberto Fernández se saca de encima el problema del atraso del peso y se garantiza la ganancia de los bancos, en especial de los nueve bancos privados que tienen el mayor volumen de depósitos y de Leliq (Letras de Liquidez del BCRA) que suman 4,5 billones de pesos. 

Un acuerdo con revisión trimestral, medido en los tiempos del FMI, significa delimitar a dos cosas que a los argentinos les resultan conocidas: la cotización del dólar y el precio de los alimentos. Porque después de todo, como decía un ministro alfonsinista, "la Argentina sigue siendo un pacto social alrededor del tipo de cambio".

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