El Fondo Monetario Internacional (FMI) mejoró su proyección sobre el crecimiento de la economía de Argentina para este año, al calcularla en el 3%, medio punto más de lo previsto en octubre pasado.

El Fondo presentó hoy una actualización de su informe Perspectivas Económicas Mundiales (WEO, por sus siglas en inglés) en el que dio cuenta que el PBI mundial crecerá 4,4%, por debajo de la estimación del 5% hecha en octubre, y del aumento efectivo del 5,9% del 2021.

Ya la titular del FMI, Kristalina Georgieva, había anticipado la semana pasada que “está perdiendo impulso” la recuperación ocurrida en el 2021 tras el Covid 19.

Las naciones con altos niveles de deuda en dólares, como el caso de Argentina, “actúen ahora. Si puede ampliar los vencimientos, hágalo. Si tiene descalces de moneda, ahora es el momento de abordarlos”, dijo el viernes Georgieva a través de una teleconferencia en el Foro Económico Mundial que se lleva adelante en la ciudad suiza de Davos.

Ahora, la vicedirectora ejecutiva del Fondo, Gita Gopinath, expuso las nuevas estimaciones globales. Para el caso argentino, que está en medio de las negociaciones con el organismo para refinanciar su deuda de US$ 40.952 millones, prevé un crecimiento de 3% este año y un 2,5% en 2023.

Las proyecciones son un poco más optimistas que el último informe presentado en la Asamblea general de octubre, pero se mantienen por debajo del 4% que hizo el ministro de Economía, Martín Guzmán.

En lo que hay coincidencia es que varios de los principales socios comerciales de Argentina tendrán un crecimiento menor al del año pasado.

Por ejemplo, Brasil prevé un crecimiento de apenas 0,3%, lo que marcó 1,2 puntos menos de lo previsto en octubre, debido a la intensa sequía, y para Estados Unidos crecerá un 4%, un 1,2% menos de lo calculado.

En tanto China, el principal demandante de nuestros productos agrícolas, crecerá 4,8%, esto es 0,8% puntos menos de lo estimado el año pasado.

En el plano local, la consultora Abeceb advirtió que "en un contexto internacional menos favorable de lo esperado para 2022" la balanza comercial podría reducirse a un superávit de US$ 8.410 millones, lo que representaría una caída del 43% frente a los US$ 14.750 millones obtenidos durante el 2021 “en momentos en que más necesitamos dólares ante el retraso del acuerdo con el FMI”.

La casa de estudios económicos apuntó que, para este año se espera “un crecimiento mucho más lento del PBI mundial, donde se destaca una posible desaceleración en el crecimiento de China, principal demandante de commodities a nivel mundial”.

Junto a esto se espera una suba de tasas de la Reserva Federal de los Estados Unidos, con “la normalización de la política monetaria de la mayoría de los países, lo que reducirá la liquidez de los mercados locales impactando de manera negativa sobre los precios de los commodities” que son el 60% de lo que exporta Argentina.

A nivel global, la funcionaria comentó en un blog que la economía mundial crecerá un 4,4%, menos de lo esperado este año, por la incertidumbre de la pandemia, las interrupciones del suministro, una deuda récord y una inflación global más alta de lo previsto.

El informe que puntualiza que el crecimiento mundial se desacelera a medida que las economías lidian con interrupciones en el suministro, una inflación más alta, una deuda récord y una incertidumbre persistente.

Menciona los desafíos de nuevas variantes como Ómicron, que limitó los movimientos en varios países y provocó fuertes bajas en la fuerza laboral.

Pero, además, Gopinath mencionó que “las interrupciones del suministro siguen pesando sobre la actividad y están contribuyendo a una mayor inflación, lo que se suma a las presiones de la fuerte demanda y los elevados precios de los alimentos y la energía”.
Además, avanzó la economista, “la deuda récord y el aumento de la inflación limitan la capacidad de muchos países para hacer frente a las nuevas perturbaciones”.

El Fondo estima un crecimiento global este año de 4,4% medio punto porcentual menos que los pronósticos previos, sobre todo por las revisiones a la baja del crecimiento de EE.UU. y China.

En el caso de los Estados Unidos, el organismo resalta las dificultades para aprobar el paquete impositivo de Joe Biden “Build back Better”, la perspectiva de suba de tasas y las continuas interrupciones del suministro. De China apuntan a la “continua reducción del sector inmobiliario” y una recuperación del consumo privado “más débil de lo esperado”.

Para 2023, el organismo estima un crecimiento más lento que este año, en torno del 3,8%.
La inflación global es un tema que preocupa y seguirá preocupando. “Hemos revisado al alza nuestras previsiones de inflación para 2022 tanto para las economías avanzadas como para las de mercados emergentes y en desarrollo, y se espera que las elevadas presiones sobre los precios persistan durante más tiempo”, señala. Esperan que la inflación disminuya en 2023.

El Fondo advierte que sus pronósticos están sujetos a una gran incertidumbre y riesgos que podrían llevar las perspectivas a la baja. Menciona concretamente la posible aparición de variantes más mortíferas, la estrategia Covid cero de China que podría exacerbar las interrupciones del suministro global, una mayor inflación en EE.UU. que podría provocar un endurecimiento monetario agresivo por parte de la Reserva Federal y así endurecer drásticamente las condiciones financieras globales. Señala, además, el aumento de las tensiones geopolíticas (mención velada al conflicto ruso-ucraniano) y un posible malestar social en diferentes países que podría sumar incertidumbre al pronóstico.

El Fondo también señaló que “las economías de mercados emergentes y en desarrollo con grandes necesidades de endeudamiento y financiación externa en moneda extranjera deberían prepararse para posibles turbulencias en los mercados financieros ampliando los vencimientos de la deuda según sea factible y conteniendo el descalce de divisas”.

Esta misma advertencia la había formulado el viernes pasado la directora gerente del organismo, Kristalina Georgieva, en una conferencia en el marco del foro de Davos. “¡Actúen ya!”, había pedido a los países endeudados como la Argentina que hoy está buscando refinanciar su deuda de 44.000 millones de dólares.

En su informe, el Fondo agregó que “la flexibilidad del tipo de cambio puede ayudar con el ajuste macroeconómico necesario. En algunos casos, puede ser necesaria la intervención cambiaria y medidas temporales de gestión de los flujos de capital para proporcionar a la política monetaria el espacio necesario para centrarse en las condiciones internas”.