El IERAL, la casa de estudios económicos de la Fundación Mediterránea, apuntó a que las mayores necesidades de financiamiento del Estado para cubrir su déficit, le resta crédito al sector privado para apuntalar el crecimiento.

La economía se recuperó el año pasado 10,1% “pero el crédito al sector privado tuvo un papel secundario, siendo los principales determinantes del rebote la normalización de actividades más afectadas por la pandemia en 2020 y la fuerte mejora de los términos de intercambio, con exportaciones que se incrementaron en US$ 23.000 millones de un año para el otro”, destacó el informe .

En este año “la influencia de aquellos motores se debilita, aparecen nuevos riesgos para el nivel de actividad, caso de la aceleración inflacionaria y los cuellos de botella para la producción que significan la escasez de energía e insumos”.

A esto se le suma “el desplazamiento que sufre el crédito al sector privado por la aspiradora de fondos que sigue a pleno desde el Estado”, dijo el documento que firma el economista Jorge Vasconcelos.

Explicó que el stock de crédito en pesos al sector privado se achicó un 20% en términos reales entre enero de 2019 y abril de 2022; mientras los préstamos en dólares se retrajeron 81% en igual período.

De este modo, el consolidado del crédito al sector privado (pesos más argendolares) ha caído nada menos que un 37 % en términos reales entre principios de 2019 y los últimos datos de 2022.

Por contrapartida, las transferencias del Banco Central al Tesoro, que en 2020 alcanzaron a 7,4 puntos del PIB, obligaron a un incremento de los pasivos del BCRA del 56% en términos reales, equivalente a US$ 14.000 millones al tipo de cambio oficial de aquel momento.

Y en los últimos doce meses hasta abril, si bien los pasivos remunerados del BCRA dejan de crecer en términos reales, “la deuda en pesos del Tesoro pasa a ser un verdadero 'festival de bonos', con un incremento acumulado equivalente a US$ 33.800 millones”.