No se sabe quién lo dijo, pero en el gobierno de Mauricio Macri alguien popularizó la idea de la “lluvia de inversiones”, algo que no pasó de manera generalizada y tan necesaria. Por ahí, la crítica fue que solo vino inversión “financiera”, más bien, especulativa. 

Sin entrar en esa polémica, lo cierto es que diversos economistas coinciden en que no solo la inversión no alcanza para “sacar al país adelante”,  para garantizar un crecimiento de al menos 3% anual, sino que sucede algo peor, no es suficiente para reponer lo que se está perdiendo. 

El primero en advertirlo fue el economista Carlos Melconian quien explicó que esta tasa es lo que “se invierte para reponer o crecer” y que en el país “vos tenés que invertir 17 puntos del PBI solo para reponer el deterioro, la obsolescencia” y sin embargo “la cuenta da 12”. 

 “Ya con 17 puntos del PBI salías 0 a 0 de local, pero da 12”, explicó en términos futbolísticos, Melconian, quien reconoció que esta retracción “en particular ocurrió en este gobierno, pero nunca, con alguna excepción en los primeros gobiernos de (Carlos) Menem y (Néstor) Kirchner, nunca se llegó a una tasa de inversión que garantizara el crecimiento económico”. 

Algo similar dijo su colega Daniel Artana, para quien “tenemos una tasa de inversión no cubre la depreciación del stock de capital". “El tema de la confianza no es menor. En una situación de pandemia la política tendría que haberse encolumnado detrás de las necesidades de la economía, y acá ocurrió lo contrario. Es muy difícil arreglar la economía si la política no ayuda”, dijo Artana 

A su turno, el IERAL de la Fundación Mediterránea, explicó que la inversión en Argentina, “había tocado fondo en el segundo trimestre del año, y logró revertir el escenario de destrucción de capital, aunque debe observarse con cautela la evolución de los próximos trimestres”.  

En el tercer trimestre de 2020 la tasa de inversión fue de 18,5% del PIB, un ratio similar al del tercer trimestre de 2019. Esto se debe a que, en términos interanuales, “la inversión cayó a un ritmo semejante al del PIB (-10,3% vs - 10,2%), por lo que el ratio inversión / PIB se mantuvo con pocas alteraciones respecto de un año atrás”.  

En términos desestacionalizados, la inversión aumentó 42,9% en el tercer trimestre de 2020 respecto del segundo, cuando operaron a pleno las restricciones por el Covid 19. Esta recuperación permitió dejar atrás el piso al que había llegado la tasa de inversión, de 12,5% en el segundo trimestre de 2020.  

“Este valor se ubicaba por debajo de la línea en términos de amortización de capital invertido. Diversos estudios revelan que se necesita una tasa de inversión superior a 14 puntos del PIB para compensar al menos la depreciación del capital invertido”, destacaron desde el IERAL.  

Desde la Fundación apuntaron a que “las medidas de represión financiera”, como  control de tasas y de cambios, y la suba de la brecha cambiaria, “han generado incentivos a la derivación de recursos de las empresas hacia determinados activos” como construcciones privadas o la compra de automotores. “Sin embargo, este movimiento no es sostenible en el tiempo. Los efectos de la represión financiera se agotan y después empiezan a prevalecer las distorsiones introducidas”, agregaron. 

En este marco ¿Qué se puede esperar para el año próximo? Desde Ecolatina advirtieron la construcción será uno de los motores de la inversión, ya que no requiere de insumos importados. 

“El Gobierno aumentará en 50 % interanual en términos reales, los fondos destinados a la obra pública, mientras que recortará los gastos en salarios de estatales y jubilaciones, al tiempo que aumentará la tarifa de los servicios públicos”,  para lograr equilibrio fiscal dijo la consultora que dirige Lorenzo Sigaut Gravina  

Ecolatina distribuyó un informe en el que dio cuenta que la inversión en el sector de la construcción “tiene importantes derrames en materia de empleo y demanda, de modo que serían uno de los drivers de la recuperación de la actividad”, y que sus insumos importados “son despreciables, de modo que no presionarían sobre el mercado cambiario”.