(De la redacción de Data Clave). “Argentina llegó a exportar US$ 85.000 millones y era un país menos deprimido, con bastante menos deuda y con otro mundo. Se puede volver a exportar esos 20.000 millones más, que solucionarían una gran cantidad de problemas que hoy tenemos”, dijo Felipe Solá la semana pasada al presentar el Consejo Público Privado para la Promoción de Exportaciones.

La respuesta al Canciller no se hizo esperar ni media hora. En ese mismo acto, la presidenta de la Unión Industrial Argentina de Salta, Paula Bibini, consideró necesario “volver al reintegro de los derechos de exportación a los niveles del 2018 y evaluar alguna otra medida impositiva” que beneficie a las compañías exportadoras.

Lo cierto es que los especialistas consultados por Data Clave coincidieron en que para volver a exportar US$ 85.000 millones se necesita tanto un contexto internacional más favorable, como fuertes cambios de política interna.

En el contexto internacional, en el 2011, “la soja valía US$ 500 dólares la tonelada en esa época y hoy US$ 350. Si haces la cuenta, con 50 o 60 millones de toneladas de producción vos tendrías entre US$ 7.000 u 8.000 millones adicionales y solo por precio”, explicó el Economista Jefe del Ieral, Juan Garzón, en declaraciones a Data Clave. Además Brasil, que era el principal socio comercial “venía creciendo fuerte, demandaba de nuestros productos y tenía un tipo de cambio más favorable que el actual, lo cual ayudaba a colocar nuestros productos industriales”.

Esas condiciones “se han perdido, un poco por la dinámica internacional, otro poco por nuestra responsabilidad, como el caso del tipo de cambio y el perfil industrial”. Además “China fue ocupando el puesto de proveedor de manufacturas” que supo tener Argentina, dijo Garzón.

Para el Secretario de la Cámara Argentina de Comercio, Mario Grinman, la pandemia presenta "una oportunidad única para hacer todas las reformas necesarias en temas laborales, tributarios arancelarias. Hay que liberar todas las trabas para dar una vuelta de página y triplicar las exportaciones".

Grinman explicó que “todos esos son costos que se agregan a un producto. El flete en Argentina es caro, la carga impositiva, entre ellas las retenciones, elevada, y todo eso incide en el precio de un mercado en que los márgenes son estrechos”.

Por su parte Alejandro Picci, de la consultora EMRE agrego una dimensión “cultural” que va más allá de los factores internos y externos al asegurar que “Argentina cree que en un país central en el tema del comercio internacional, pero solo ha tenido una inserción exportadora en el mundo muy puntual y enfocada en la agroindustria, durante períodos muy determinados de su historia”.

“Comenzó en auge desde la época del saladero, al ‘granero del mundo’ en el siglo XIX. A partir de la Crisis del 30’ se volvió una actividad algo más secundaria, para tener un nuevo crecimiento durante la postguerra, y otro mayor entre el 2002 y el 2011, todo por cuestión de precios. No hay una ‘cultura’ de salir a vender algo más que productos del campo y sus derivados”, explicó Picci a Data Clave.

Recordó que Argentina “es tomador de precios, y no formador” porque en ninguno de los productos que vende, como trigo, maíz o soja, es el primer productor. Además, desestimó que la pandemia genere un cierre en el comercio mundial “vemos que los países asiáticos siguen comprando. Por ahí bajan un poco los precios, pero los volúmenes se mantienen, y cuando vuelvan los vuelos internacionales, es probable que también se recupere el precio del petróleo”.

Garzón también apuntó a la dimensión política al señalar que “no tenemos que tener un vinculación clara con el Mundo. La semana pasada vino Solá (a la Fundación Mediterránea), y no se mostró muy entusiasmado para buscar mercados. En el caso del acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur dijo que él no lo hubiera firmado así, pero tampoco el Gobierno dice qué acuerdos quiere llevar adelante y con qué país”.

“Si vos querés exportar lácteos a China, uno de las principales plazas del mundo, tenés que saber Nueva Zelanda tiene un acuerdo de libre comercio, que vos no tenés, por lo cual ellos tienen un ingreso con impuestos más bajos, además de estar más cerca, y todo eso te deja afuera de esa plaza. No soy muy optimista para los próximos años”, dijo Garzón.

La consultora Abeceb, con los datos de la balanza comercial de mayo y con una caída estimada del PBI en torno al 10,4%, prevé una reducción del 14,6% de las exportaciones a US$ 55.580 millones y un descenso del 20,4% en las importaciones a US$ 39.120 millones durante este año.
“Estos retrocesos estarían concentrados en el segundo trimestre del año, para luego ir moderando las retracciones interanuales hacia el último trimestre del año”, agregó la consultora.

De esta forma el superávit comercial del año cerraría en torno a los US$ 16.500 millones (equivalente al 4,4% del PBI), siendo un resultado similar al de 2009 (US$ 16.886 millones), año de la crisis subprime donde se evidenciaron caídas anuales del 20,5% y 32,5% para las exportaciones e importaciones respectivamente.

No obstante, el intercambio comercial se reduciría a USD 94.700 millones (-17,1%), siendo el segundo año consecutivo de retracción y también alcanzando niveles similares a los del 2009 (US$ 94.460 millones)

Años   En US$ millones
2010    68.500
2011    84.270
2012    81.200
2013    83.000
2014    68.330
2015    56.750
2016    57.330
2017    58.430
2018    61.620
2019    65.110
2020 *  55.580

Según datos del indec
*Datos estimados por la consultora Abeceb