El Gobierno ingresará a un 2023 electoral en el que debe llevar adelante un fuerte ajuste fiscal. El FMI pide continuar recortando en partidas sensibles, pero advierte por un posible salto en el descontento social y el respaldo político al sendero del acuerdo . El ministro de Economía, Sergio Massa, apuesta a que la “disciplina” fiscal permita bajar la inflación como principal posibilidad de que el Frente de Todos sea competitivo en las presidenciales.

En el documento realizado por los técnicos del organismo que formó parte de la tercera revisión, por la que llegarán US$ 6.000 millones, hubo un mensaje claro: el recorte del gasto debe profundizarse, pero eso no estará exento de costos para el clima social y la coalición gobernante. Los funcionarios de Washington no ignoran las diferencias del kirchnerismo, y otras expresiones dentro del FdT, que nunca bancaron el acuerdo firmado por Martín Guzmán.

“El descontento social podría escalar aún más, debilitando el apoyo al programa y provocando desviaciones de las políticas y medidas intervencionistas, especialmente antes de las elecciones. En este contexto, cumplir con la política de endurecimiento acordada será especialmente difícil, ya que el apoyo social y político para el programa puede verse afectado, especialmente si la inflación sigue siendo alta, la economía se desacelera bruscamente y las condiciones externas se vuelven mucho menos favorables”, consignó el “staff report” que evaluó el Directorio del FMI este viernes.

El principal objetivo pactado con el organismo es reducir el déficit primario desde el 2,5% del PBI con el que se finalizará este año al 1,9% del PBI el próximo. Eso va a implicar una reducción fuerte del gasto enfocado principalmente en subsidios a la energía y la asistencia social. Pero la apuesta es que con una menor necesidad de emisión para financiar el rojo del Sector Público Nacional afecte positivamente las expectativas de precios. 

FMI: el ajuste para 2023 y la apuesta del Gobierno para llegar con chances a las elecciones

Hubo además un guiño al trabajo que lleva adelante Massa, el cual había comenzado Silvina Batakis luego de la renuncia de Guzmán. “Las políticas macroeconómicas más estrictas desde julio están comenzando a dar sus frutos: la inflación se está moderando, la balanza comercial está mejorando y la cobertura de reservas se está fortaleciendo gradualmente”, celebró el FMI. El IPC de 4,9% en noviembre hizo que varios funcionarios ya se ilusionen con la posibilidad de finalizar el año que viene con 60% anual.

En ese sentido Massa dio una pista de cuál es el principal objetivo del Frente de Todos para competir el año que viene en el marco de las restricciones para incrementar el gasto. “Tenemos que acostumbrarnos a que las elecciones no se ganan por política fiscal expansiva. Si tenemos la capacidad de bajar la inflación y dar acceso al crédito vamos a ser competitivos electoralmente”, dijo recientemente el ministro.

Sin embargo, las dificultades de llevar adelante el ajuste en un año electoral fue graficada hace algunas semanas por el viceministro Gabriel Rubinstein durante un importante evento que reunió a personalidades del mundo de las finanzas. El secretario de Programación Económica sostuvo que el objetivo de reducir el déficit para 2023 “va a costar uno y la mitad del otro” al tiempo que resaltó que “todos los días hay quejas dentro del Gobierno, el Congreso o la oposición”. Cómo una especie de síntesis afirmó: “No puedo garantizar que no haya un desbande fiscal”.