La economía enfrentará en los próximos meses una desaceleración por los problemas que se le sumaron al Gobierno en los últimos meses. Escasez de dólares, mayor restricción a las importaciones, alta inflación, un margen nulo para dar impulso fiscal y faltante de gasoil, conforman el combo que atenta contra el mayor dinamismo de la actividad. La ratificación del programa con el FMI funciona también como un techo

El PBI creció 6% interanual en el primer trimestre y el Ministerio de Economía ratificó su proyección de crecimiento al 4% para 2022 en su última actualización del Presupuesto. En los despachos oficiales admiten que habrá una desaceleración en los niveles de recuperación a partir, sobre todo, del segundo semestre. “No habrá una merma respecto a lo que estimamos”, mencionaban cerca del ministro Martín Guzmán.

Parte de este proceso quedó expuesto en el último staff report del Fondo, en el que se pidió mayor austeridad fiscal para reducir el repunte del consumo interno. Allí, el organismo reclamó “políticas fiscales más estrictas en la segunda mitad del año que a su vez son fundamentales para limitar la financiación monetaria del déficit, moderar el crecimiento de la demanda interna y ayudar a abordar la persistente alta inflación”. Por tanto, medidas como los bonos extraordinarios que hubo en mayo y junio no tendrán lugar en lo que resta del 2022, que para Economía había ayudado a “sostener la demanda agregada”.

Allí opera también posibles problemas por el lado de la oferta, ante las nuevas restricciones para importar que dispuso el Banco Central que se suman a las que ya estaban vigentes. La visión oficial es que existen maniobras especulativas debido a la brecha cambiaria que también genera subfacturación de exportaciones y sobrefacturación de importaciones.

Ayer, el presidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, explicó que “el acceso a insumos importados es clave para que el proceso productivo no se detenga. La industria está aportando desde la agregación de valor, la inversión y la generación de empleo para que Argentina transforme la recuperación en crecimiento. Queremos seguir por ese camino que para nosotros implica la continuidad de todos los procesos productivos”.

El dato que más preocupa a los industriales es cuando en octubre pasado hubo una fortísima caída del 6% en la actividad industrial, debido a la restricción del pago adelantado a importaciones, aunque acumuló un alza del 15,8% durante todo 2021. En lo que va este año el sector muestra una dinámica errática, en la que cayó en tres de cinco meses y no recuperó los niveles de diciembre pasado.

Freno a la actividad: el cóctel que pone en riesgo el crecimiento de la economía

Por su parte, los faltantes de gasoil ya tuvieron efecto en varias cadenas productivas. “A los ya elevados precios de fletes y escasez de contenedores, se le suma a nivel local el faltante de gasoil, con problemas en la provisión de insumos y el despacho de mercadería (mayores costos y demoras). Este faltante también tiene un impacto negativo en la cosecha de cereales, oleaginosas y cultivos regionales”, comentaron desde la Unión Industrial Argentina.

Nosotros venimos planteando a Economía hace más de cuatro meses de que en el Norte se comenzaba a ver problemas con el gasoil y ahora llegamos a casi todas con dificultades”, sostuvo a Data Clave el presidente de Came, Alfredo González. “No solo es importante para el agro y la industria, sino también para el comercio y servicios que viven del movimiento en el interior del país”, agregó el empresario.

En mayo, el índice de actividad de Orlando Ferreres mostró una contracción del 1,2% respecto al mes previo y un alza interanual del 7,2% debido a la baja base de comparación que dejó la segunda ola en ese período de 2021. 

Freno a la actividad: el cóctel que pone en riesgo el crecimiento de la economía

“Hacia adelante esperamos que la situación macroeconómica sufra mayores deterioros. Al Gobierno se le cerró el acceso al mercado de financiamiento en pesos y la calma cambiaria llegó a su fin. En este contexto, las posibilidades de desacelerar la marcha inflacionaria son casi nulas y el cumplimiento de las metas acordadas con el FMI quedará cada vez más lejos. El frente externo también presenta desafíos, con las principales potencias subiendo las tasas para controlar la inflación y dispuestas a pagar el precio de una menor actividad económica, llevando a los activos a refugiarse en mercados de menor riesgo”, concluyó Ferreres.