Es uno de los grandes dramas que se aceleró con la pandemia. La desocupación en nuestro país alcanzó niveles inéditos desde 2004 durante el segundo trimestre del año: 13,1%. Entre abril y junio se perdieron 3.757.000 puestos de trabajo, según cifras del INDEC.  

Sin embargo, lejos de pensar en que lo peor ya pasó, "es altamente probable que el desempleo del segundo semestre de 2020 crezca, posiblemente a valores entre el 15% y el 20%", pronostica el especialista del mercado laboral argentino y de la región, Matías Ghidini.

En diálogo con Data Clave, el autor del libro "Mi trabajo ahora" explica que "el mercado laboral argentino ya era un paciente enfermo y el Covid-19 lo acabó empujando a una incierta terapia intensiva". En ese sentido, resalta la necesidad imperiosa de llevar adelante reformas para impulsar el empleo. Con preocupación, y cierta resignación, el también conductor del programa radial "Humanos con Recursos" (miércoles 16:30 hs. por FM Milenium), enfatiza que "en Argentina faltan ingenieros, enfermeros y especialistas en sistemas y sobran psicólogos, economistas y abogados".

Ghidini también se refiere a los puntos más polémicos de la controvertida ley del teletrabajo, y explica por qué la considera "una gran oportunidad pérdida". A su vez, revela cuáles son hoy los puestos y perfiles más demandados por las empresas, y da algunas pistas sobre cómo será el trabajo con la nueva normalidad post pandemia.

Data Clave: ¿Cómo describe la realidad del empleo en Argentina? ¿Cree que la tasa de desocupación, que tocó un máximo desde 2004, es un techo o todavía no?

Matías Ghidini: Estamos actualmente en un oscuro tobogán laboral. El índice de desocupación es el más alto de los últimos 16 años y para peor, aún no refleja la crisis de empleo del tercer y cuarto trimestre. Por ende, a nivel cifras, es altamente probable que los indicadores del segundo semestre de 2020 crezcan, posiblemente a valores entre el 15% y el 20%. Adicionalmente, la destrucción del empleo ha sido aún más dramática en el sector informal de nuestra economía que, por lo menos, es la mitad. Y si bien es cierto que varios sectores productivos han comenzado a reactivarse, también lo es que muchas Pymes han cerrado, y entonces, no existe ahí recuperación posible de fuente de trabajo, al menos en el corto plazo. Este año el empleo se ha destruido, en una parte importante por la pandemia, pero la realidad es que el mercado laboral argentino ya era un paciente enfermo y el Covid-19 lo acabó empujando a una incierta terapia intensiva.

DC: ¿Qué reformas son urgentes y necesarias para impulsar el empleo en el país? ¿Cree que hay espacio y consenso para que el Congreso las discuta en el corto plazo?

MG: Para crear empleo genuino de manera sostenida Argentina precisa encarar varios desafíos. En primer lugar, la eternamente postergada reforma laboral: por negligencia o conveniencia, ningún Gobierno ha tenido el coraje necesario de impulsarla. Es una agenda tan trillada como necesaria. También se necesita un planeamiento estratégico de los recursos humanos: en Argentina faltan ingenieros, enfermeros y especialistas en sistemas y sobran psicólogos, economistas y abogados. Nuestros políticos gozan de miopía estratégica cuando se trata de planificar qué recursos humanos precisamos para el modelo productivo de país que soñamos. Por otro lado, falta comunicación de lo que se necesita mercado laboral. En un país con eterna crisis de empleo, vivimos en una loca paradoja. Al tiempo que la desocupación estructural se consolida, existen sectores, como Tecnologías de la Información (IT) o salud, que no crecen más porque no tienen los recursos humanos para hacerlo. Por último, por acción u omisión, la conclusión obvia es que los sindicatos son parte del gran fracaso de nuestro mercado laboral. Líderes políticos y sindicales han demostrado su falta de capacidad, coraje y honestidad para generar el empleo que tanto deseamos.

DC: ¿Qué opina de la ley de teletrabajo? ¿Cuáles son los artículos más polémicos? ¿Cuáles mantendría?

MG: La ley de teletrabajo es una gran oportunidad perdida. Si bien es necesaria, mucho más urgente es legislar una profunda reforma laboral integral, que abrace y comprenda el trabajo del futuro. Como en muchos otros campos, esta es una ley que se “corrió de atrás”, sin tener el extenso y amplio debate que se merecía. Una ley sacada a las apuradas y, por ende, imperfecta. El criterio de reversibilidad creo que no pone a las partes en igualdad de condiciones y suena incoherente: claramente el trabajador es quien decide sobre un punto que afecta a ambos. Más aún, la idea de desconexión digital es arcaica y atrasa filosóficamente: vivimos en un mundo digital, donde permanentemente estamos conectados para temas de la vida personal como profesional. El teletrabajo se rige y apoya en la confianza, el trabajo por objetivos y la autonomía, conceptos ausentes en la ley.

DC.: ¿Qué evaluación hace de la performance del teletrabajo implementado de urgencia ante el APSO? ¿Qué efectos tiene sobre los trabajadores y las empresas?

MG: Lo que actualmente existe no es un homeoffice, sino un working from home, es decir, trabajar desde la casa. La diferencia no es sólo semántica. El home office o teletrabajo implica replicar la oficina y sus condiciones en el hogar. Esto incluye tecnología, espacio y tiempos de trabajo, equipamiento y otros. Con contadas excepciones, lo que hoy la mayoría vive es una alternativa de emergencia, donde desde la casa se intenta hacer lo mejor posible, haciendo equilibrio con la familia, en muchos casos con hijos en edad escolar sin asistir a las escuelas, infraestructura deficiente, sobrecarga laboral, incertidumbre anímica. Sin dudas no es el deseado y soñado trabajo desde la casa que un empleado añoraba.

DC: ¿Cuáles son hoy los puestos y perfiles más demandados por las empresas?

MG: Lo más demandado son todos los perfiles de IT, en todas sus variantes: desarrollo, infraestructura, Big Data, ciberseguridad, inteligencia artificial; entre otros. También son demandados perfiles escasos como actuarios, enfermeros o algunos ingenieros especialistas, como electrónicos, mecánicos, electricistas. Sectores como FinTech y AgTech (nuevas tecnologías aplicadas a los sistemas agropecuarios) son fuertes demandantes de especialistas en sistemas.

DC: ¿Cómo quedan parados los salarios promedio en medio de la pandemia y tras la fuerte devaluación del peso? ¿Este año volverán a perder contra la inflación? ¿Qué proyecta para 2021?  Sueldos de ejecutivos: ¿cuál será el aumento en 2020 y cuáles son los puestos mejor pagos?

MG: Cabe aclarar que en un año donde existieron pocos ganadores y muchos perdedores, hay varias y marcadas diferencias sectoriales en términos de salarios. El promedio del mercado laboral fuera de convenio proyecta un aumento total acumulado del 2020 de 37%, principalmente para compañías grandes o multinacionales. Esto puede variar mucho para Pymes o sectores en crisis. Los sectores más favorecidos son FinTech, alta tecnología, entidades financieras y la agroindustria. Asumiendo una inflación para este año arriba del 40%, estaríamos en el tercer año consecutivo de pérdida de salario real versus la inflación. De cara al 2021, las urgencias de supervivencia de corto plazo hacen que solo algunas empresas estén analizando los salarios del próximo año; siendo aquellas que lo proyectan alrededor del 40%.

DC: ¿Qué consejos le daría a quien busca trabajo hoy, sea su primer empleo o un profesional con experiencia?

MG: En un mercado laboral deprimido y con perspectivas grises, es clave enfocarse en aquellos sectores que hoy permanecen activos, como tecnología, FinTech, salud, logística, agroindustria, para evitar desanimarse o frustrarse, golpeando puertas donde hoy no existen oportunidades. A nivel personal, son momentos para que el candidato ejercite una amplia paciencia, resiliencia y perseverancia; está claro que, en este escenario, tener un empleo, aunque no sea el ideal, vale mucho más que aspirar al trabajo de los sueños.

DC: ¿Cómo imagina el trabajo tras la pandemia? ¿Cuáles son los pros y los contras de la nueva normalidad en el mundo laboral?

MG: Es imposible predecir el futuro, y esta pandemia lo ha demostrado. Sí se pueden pensar algunos conceptos que se han instalado y probablemente hayan venido para quedarse. Desarrollar el trabajo en otro lugar que no sea la tradicional oficina todos los días de la semana, sin dudas, es una de las novedades del trabajo post Covid-19. El aceleramiento del uso de la tecnología también es una realidad y el trabajo hacia adelante se apoyará mucho más en ella. Al mismo tiempo, se ha confirmado el hecho de la importancia de sostener y mantener los vínculos humanos en las relaciones, algo que deberá recuperarse hacia adelante.