La aceleración de la inflación en 2022 llegó a niveles cercanos al 90% entre enero y octubre, apunta al 100% anual, lo que implica valores no vistos en tres décadas. Tal como suele pensarse, esa dinámica afecta más a los sectores de menores ingresos. Por caso un informe de Ecolatina resaltó que la caída real de los ingresos laborales en los deciles más bajos triplicó la de los más altos.

“Si bien en todos los deciles existió una pérdida real del poder adquisitivo, la dinámica no fue homogénea. Hasta septiembre, la caída real de los ingresos laborales rondó 1% en la mitad más rica de la población, pero fue de 3% en promedio en la mitad más vulnerable. Estas diferencias se agudizan al comparar los extremos entre los más pobres dentro de los pobres y los más ricos dentro de los ricos”, explicó la consultora.

Esa diferencia se explica por la estructura que tiene el mercado de trabajo actualmente, en donde los sectores de mayores ingresos están protegidos por empleos formales con negociaciones paritarias. Mientras, 9 de cada 10 que conforman el decil más bajo se desempeñan como cuentapropistas o en el sector informal, lo que profundiza la regresividad de la aceleración de precios. 

En el mismo periodo, los precios de los alimentos subieron por encima del nivel general. Entre enero y septiembre, el rubro de alimentos y bebidas trepó 69,5%, superando por en 3,4 p.p. al promedio (66,1%). Esta dinámica tuvo su correlato asimismo en el valor de las canastas básicas, que en idéntico lapso crecieron 72% (CBA) y 68% (CBT).

“Esta evolución se vio reflejada -levemente- en la distribución de la inflación por decil de ingreso: mientras que en el 10% más rico de la población el avance de los precios promedió el 65,8%, en el 10% más pobre fue 1,6 puntos mayor (67,4%)”, destacó Ecolatina.

“En síntesis, los sectores de menores ingresos estuvieron relativamente más golpeados producto de la dinámica que adoptó la aceleración de precios, y también fueron los que peor performance tuvieron respecto a la evolución de sus salarios”, añadieron.

Si se tienen en cuenta los ingresos totales de cada hogar, se revierte la dinámica: los deciles más bajos mostraron mejor performance en relación al resto de los deciles en el primer semestre, tendencia que estimamos se mantiene. La consultora afirmó que eso se explica por un incremento en los ingresos no laborales, como pueden ser prestaciones sociales que otorga el Gobierno, y por el efecto de “trabajador adicional”, es decir, más miembros de la familia salen al mercado de trabajo para compensar los efectos de la inflación.

“Ahora bien, esta dinámica no está cerca de ser una situación deseable. En primer lugar, porque cada vez presiona más las arcas públicas frente a la necesidad de propender a un mayor equilibrio fiscal en el marco del acuerdo con el FMI. En segundo lugar, porque una potencial caída en términos reales de la asistencia por parte del Gobierno en un contexto de pérdida del poder adquisitivo del salario potencia dos efectos en los hogares más bajos: más personas volcándose al mercado de trabajo y una mayor tendencia al pluriempleo, concluyó Ecolatina.