El Gobierno no puede frenar la inflación y ahora puso el foco en que los ingresos no pierdan poder adquisitivo. Para eso, la nueva estrategia de paritarias que espera promover el Ministerio de Trabajo tiene en cuenta cuatro modalidades: dar porcentajes de incrementos en tramos cortos, una suma fija, revisiones y posibles bonos.

En ese sentido, desde la cartera que conduce Claudio Moroni señalaron a Data Clave que uno de los modelos a tener en cuenta es el acuerdo al que llegaron el lunes la Federación Obrera de la Industria del Vestido y Afines (FONIVA) y las cámaras empresarias, con la venia de Trabajo. 

Los trabajadores del vestido percibirán un incremento del 53,4% en dos tramos: 30% en el período abril-junio y otro 23,4% entre el lapso julio-octubre cuando las partes retomarán el diálogo para revisar el acuerdo ante el avance de la inflación. 

Además, se pactó una gratificación extraordinaria, fija y mensual entre el corriente mes y octubre equivalente al 7% del salario básico. Este sector fue uno de los más golpeados por la pandemia y que habían atrasado más sus ingresos respecto a la escalada de precios, según destacaron desde Trabajo.

Para la cartera laboral, “lo importante de la paritaria es negociar según el sector como se combinan las cuatro modalidades de mejora salarial”. “Si damos un bono de $10.000, con la inflación de marzo y abril eso se diluye rápido”, dijeron a este medio. La aclaración fue en referencia a los sectores de la coalición gobernante que pedían subas rápidas o un bono a los privados, al igual que sucedió con las jubilaciones.

De todas formas, hay otros gremios que tienen la posibilidad de negociar mejores subas y fueron de los menos perjudicados en los últimos años. Es el caso de la Federación de Choferes de Camiones que lideran Pablo y Hugo Moyano, quienes reclamaron este martes la reapertura inmediata de paritarias y la incorporación al sueldo básico de una suma de $20.000. Según la premisa de Trabajo “cada sector con su modalidad”.

Los sectores más críticos del sindicalismo ponen el foco en la suba de precios, pero sobre todo en la del segmento de alimentos. "La inflación alcanza el 16,1% en el primer trimestre del año para el nivel general, y acumula en alimentos un 22,8% en los primeros tres meses", sostuvo en un informe reciente el Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), conformado por la CGT y la CTA de los trabajadores. 

En este marco, los gremios miran la pérdida de los salarios de los últimos años. Es cierto, por otro lado, que los trabajadores más perjudicados fueron los que se desempeñaron en el segmento informal.

Un análisis de la consultora PxQ destacó que, tomando como base 2016, los salarios totales de la economía acumulan una pérdida de 20,2% de su poder adquisitivo. Por categoría, los empleos no registrados son quienes mayormente han sufrido las peores consecuencias (-31,9%), luego los empleos públicos (-20,5%) y, por último, los privados registrados (-15,3%). 

El Gobierno acordó la semana pasada con la CGT y la UIA la reapertura y adelanto de una veintena de negociaciones paritarias que comenzaron esta semana. La intención de los gremios es conseguir una suba rápida del 20% que sirva para enfrentar la aceleración de precios de estos primeros meses del 2022. En la segunda parte del año se podrían realizar revisiones para que los ingresos no sigan cayendo.

Este esquema no es una novedad, sino que es similar a lo que sucedió en el segundo semestre de 2021. También es algo que se replicó con la suba del salario mínimo del 45% en cuatro tramos con revisión en agosto para el salario mínimo. El Gobierno, las empresas y los gremios aceptan ese porcentaje como una referencia.

Sin embargo, ninguno de los sectores mencionados cree que la inflación de este año será menor al 60%. En esa dirección van los análisis privados. Mientras tanto, el consumo privado, que representa un 70% del PIB, cayó casi 8% en marzo ante el avance de precios.