Nuestro país finalizó el 2021 con una inflación acumulada del 50% y volvió a los niveles exhibidos en 2019 a pasear de tener tarifas pisadas, productos de consumo masivo con valores congelados y un dólar atrasado. Mientras tanto, el Gobierno busca replicar la estrategia de promover un “amplio acuerdo de precios y salarios” que permitan contener la suba de precios durante este 2022.

Esa dinámica finalmente no dio los resultados esperados y para este año los desafíos son todavía mayores. Las consultoras anticipan que la variación de precios tendrá, por lo menos, un piso del 50% pero también hay quienes estiman que podría escalar al 60%.

Para la consultora Ecolatina, el panorama de este año “dista de ser optimista”. “Teniendo en cuenta que durante el año anterior se aplicaron diversas anclas (tipo de cambio, las tarifas y los acuerdos de precios) que posiblemente no sean posibles de mantener durante los próximos meses, el piso inflacionario es alto para 2022”, afirmaron.

De esta manera, Ecolatina proyectó que la inflación en 2022 volverá a cerrar en la zona del 50% anual. Así, la suba de precios se mantendría en este umbral en 4 de los últimos 5 años.

Las correcciones que se esperan para las variables mencionadas vendrían de la mano de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por la deuda de US$ 45.000 millones tomada durante los dos últimos años de la gestión de Mauricio Macri

Si bien la postura oficial es la de no firmar un entendimiento que “frene el proceso de recuperación de la economía”, el tema cambiario y tarifario ya comenzó a corregirse. El dólar oficial aceleró su ritmo de depreciación en las últimas semanas, algo que había anticipado el Banco Central, y el Gobierno anunció que las tarifas de servicios públicos tendrán un incremento de, por lo menos, 20% en el primer trimestre.

Por otro lado, el ministro de Economía, Martín Guzmán, sostiene cada vez que puede que un acuerdo de “precios y salarios” forma parte de las negociaciones con el organismo multilateral de crédito. El objetivo principal: “coordinar y anclar expectativas”.

Ese proceso tuvo escasos resultados el año pasado. La primera pauta de inflación que marcó Guzmán fue 29% y las paritarias del primer semestre giraron en torno a ese porcentaje. Luego se corrigió esa estimación al 45% en el proyecto de Presupuesto 2022 que finalmente fue rechazado en Diputados. Las previsiones oficiales quedaron bastante por debajo de la realidad.

El contexto internacional no sólo no ayudará, sino que podría complicar aún más el 2022. Los cuellos de botella llevaron la demanda internacional de insumos y materias primas a niveles que incrementaron mucho sus precios, eso se traduce en la famosa “inflación importada” que no sólo afecta a nuestro país.

Por caso, Estados Unidos cerró el 2021 con una inflación minorista del 7%, la más alta desde 1982. Si bien ese valor es nominalmente bajo para lo que acostumbra nuestro país, la diferencia con los valores que exhibía la potencia norteamericana en 2019 fue del 300% superior (2,3%) y sobre valores de 2020 fue de 500% (1,4%).

Ayer, el presidente Alberto Fernández y el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, pusieron en marcha el nuevo acuerdo de Precios Cuidados que incluye una canasta de 1.321 productos de consumo masivo. Esta fue la salida del congelamiento unilateral que había impuesto Comercio Interior en octubre y que venció el pasado 7 de enero.

Ese programa había sido efectivo para contener las alzas en noviembre, pero en diciembre el rubro de alimentos y bebidas marcó 4,3% mensual, arriba del 3,8% del promedio general. De todas formas, el principal impulsor de ese segmento fue la carne, que escaló 9,1% en el promedio nacional y cerró el año por arriba del 60% a pesar de las restricciones vigentes a la exportación

Sin duda, el precio de los alimentos es una variable muy sensible para la población. Mucho más si se tiene en cuenta que la indigencia alcanza al 10,7% de las personas, es decir, casi 5 millones de argentinos.

Finalmente, la inercia que dejó el 2021 es significativa. La inflación núcleo, que excluye los precios con regulaciones oficiales, se encuentra por encima del 3% desde hace 15 meses y mostró en diciembre su registro más alto en las últimas ocho mediciones (4,4%).

En concreto, “la núcleo finalizó el año con un aumento del 54,9% (53,7% promedio anual), desafiando anclas cambiarias, salariales, de control de precios y tarifas. Esto pone de relieve una inercia que va en aumento y está resultando cada vez más difícil de romper”, sostuvo LCG.  Para la consultora, el piso de este año para la evolución de los precios minoristas se ubica en 60%. Para los analistas consultados por el REM, se acercaría más al 55%.

El Ministerio de Economía, por su parte, llevó la pauta de este año del 33% al 40%. Más allá de la diferencia nominal, los desafíos para contener la inflación que tendrá el Gobierno son muchos en un país que, como señala el director del IARAF Nadín Argañaraz, tuvo un promedio de 18% en los últimos 30 años.