El Gobierno resignará crecimiento en pos de sostener el programa económico acordado con el Fondo Monetario Internacional. Es que las metas con el organismo suponen una camisa de fuerza difícil de romper para el equipo económico que deja poco margen de acción. En ese marco, el contexto internacional, la inflación y la escasez de dólares no ayudan a sostener los niveles de recuperación que dejó el 2021.

La semana pasada el Ministerio de Economía actualizó el Presupuesto y ratificó su proyección de una suba del PBI del 4% para todo 2022, luego de conocerse los datos del primer trimestre. Este último período terminó con buenos números, con un alza del 0,9% en el producto, pero también reflejando una desaceleración respecto al cierre del año pasado.

“Es razonable tener una moderación, no podemos crecer 10% como el año pasado. Primero porque no sería sostenible y segundo, principalmente, porque no nos dan los dólares para sostener importaciones en esos niveles”, consideraron desde la cartera que conduce Martín Guzmán a Data Clave. Sin embargo resaltaron que no esperan una desaceleración en los próximos trimestres.

La camisa de fuerza de Guzmán: por qué el acuerdo con el FMI frenará el crecimiento

En contrapartida, el mercado considera que se viene una recesión, es decir, dos trimestres consecutivos con caídas desestacionalizadas. El último REM proyectó un crecimiento del PBI real 2022 de 3,3%. En detalle, según los analistas consultados por el BCRA, se espera para el segundo trimestre una contracción de 0,9% y del 0,4% en el tercero, siempre en la medición desestacionalizada.

En detalle, los motores de recuperación parecen haber encontrado cierto límite. En el segundo semestre se espera una menor liquidación de divisas por parte del agro, mientras que al BCRA le está costando acumular dólares en sus reservas por las importaciones de energía. Sólo este viernes, la autoridad monetaria vendió US$ 95 millones y acumuló un rojo de US$ 600 millones en lo que va de junio.

En tanto, el programa económico del FMI plantea un objetivo de acumular US$ 5.800 millones en reservas durante 2022. Para cumplir dicha meta, el Gobierno deberá poner más restricciones para importaciones, que puede afectar la producción en sectores clave. Esta es una de las preocupaciones que le transmitió la UIA al ministro de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli, en su primera reunión.

En esa línea, la inflación golpea el poder adquisitivo. “Cabe recordar que el arrastre estadístico que dejó el 2021 fue del 3,5% anual, aún así, esperamos para 2022 un crecimiento magro que no será palpable por la sociedad, algo menor al 2% interanual a diciembre con una caída hacía el final del año. Esto se debe a la aceleración de la inflación que está erosionando los salarios reales, y en consecuencia, esto tendrá un efecto en el consumo”, explicó la consultora LCG.

Este viernes, Martín Guzmán recibió una buena noticia: el FMI aprobó la primera revisión y desembolsará US$ 4.100 millones. En tanto, falta el aval político del directorio del organismo para cambiar el sendero trimestral de criterios de desempeño, ya que en Economía reconocen que no cumplirán durante el segundo cuarto del año. 

A su vez, el Gobierno no modificará las metas cuantitativas anuales del Fondo: una acumulación de reservas internacionales de US$ 5.800 millones, un nivel de déficit primario equivalente al 2,5% del PBI y un nivel de asistencia monetaria al Tesoro por parte del Banco Central no mayor al 1% del PBI. Para cumplir, Argentina deberá resignar crecimiento: por ejemplo, hay poco margen para un impulso fiscal a la demanda o para incrementar importaciones que mejoren la oferta para satisfacer un mayor consumo.