El ministro de Economía, Martín Guzmán, viajará el Francia para negociar la deuda de US$ 2.450 millones que Argentina mantiene con el Club de París y así permitir que empresas radicadas en el país puedan pedirles créditos directos a sus casas matrices en alguno de las 16 naciones que integran esa entidad.

Fuentes del Palacio de Hacienda destacaron que con esta “regularización” de los pagos de la deuda, se buscan inversiones externas directas complementarias a la que hará el país para extraer gas de Vaca Muerta y exportarlo.

La deuda con el Club entró en “default” en el 2001 hasta que en el 2014 el entonces ministro de Economía Axel Kicillof, acordó pagar lo adeudado, más punitorios e intereses por unos US$ 9.000 millones.

En agosto del 2019, y tras perder las PASO, el gobierno de Mauricio Macri dejó de pagar las cuotas convenidas, quedando un saldo de unos US$ 1.900 millones, que fue creciendo al 9% anual, la tasa pactada por Kicillof y que fuera criticada por “elevada” por el propio Guzmán.

El año pasado, cuando vencía la deuda con el Club, Guzmán negoció un puente de tiempo hasta este marzo de 2022 para cerrar primeros las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y luego, hasta septiembre del 2024.

En esa negociación se le prometió al Club de París “la comparabilidad de Tratamiento con otros acreedores bilaterales oficiales”, como China, un tema en el que Japón puso especial atención. En otras palabras, que, si Argentina le paga su deuda a China, también debe hacerlo de manera proporcional con el organismo.

Ahora, Guzmán viajará a París con a la aprobación de la primera revisión del programa con el FMI y la flexibilización de las metas trimestrales, aunque sin tocar las anuales, una ventaja alcanzada a partir del impacto que generó en los precios la invasión de Rusia a Ucrania.

Si logra un acuerdo de pagos, Guzmán se asegura que varias empresas que operan en el país podrán pedir financiamiento director a sus casas matrices, en alguna de las 16 naciones que integran el Club, algo que les está prohibido porque Argentina no tiene un pacto cerrado.

Vaca Muerta, represas, y hasta ferrocarriles esperan de esas inversiones directas financiadas por el exterior, en medio de la escasez de dólares del Banco Central.