El derrotero del acuerdo con el FMI en Diputados dejó una imagen política clara: un Massa fortalecido y un Guzmán debilitado. Finalmente, la gestión que realizó el presidente de la Cámara baja para que el proyecto tuviera media sanción triunfó sobre la postura intransigente que había adoptado el ministro de Economía

Cerca del tigrense sacaron pecho en las últimas horas por la “muñeca política” que mostró el líder del Frente Renovador: “el hombre del sentido común y del equilibrio”, lo definieron ante la consulta de Data Clave. “Defendió el acuerdo, el diálogo, los consenso y transmitió tranquilidad a los argentinos”, resaltaron.

Las negociaciones con el FMI llevaron más de dos años y la definición de un entendimiento técnico llegó sobre la hora. Guzmán quería que su programa económico, en consenso con el organismo, formará parte de lo que se votará en el Parlamento.

“Ahora algunos dicen ‘yo quiero el financiamiento, pero no me hagas votar las políticas’. No existe. A ver si se entiende. El financiamiento está asociado a un acuerdo de políticas económicas y financieras. Es una sola cosa”, había advertido el titular del Palacio de Hacienda el pasado viernes en declaraciones a Radio 10.

Sin embargo, los votos de la oposición estaban condicionados a que la aprobación sea sólo del financiamiento y no del programa económico. Hacia adentro de la coalición gobernante, el kirchnerismo y los movimientos sociales no acompañarán el acuerdo por las diferencias en la hoja de ruta.

Finalmente, el oficialismo negoció, con Massa a la cabeza, y cedió en modificar el proyecto a un solo artículo en el que se habilitará al Poder Ejecutivo a firmar un programa de facilidades extendidas con el Fondo que refinancie el stand by por US$ 45.000 millones que firmó Mauricio Macri en 2018.

Por su parte, el ministro de Economía no se encuentra en el país y evitó estar presente cuando el Congreso rechazó su plan económico para los próximos años. Guzmán viajó a Houston, para participar del “CERA Week 2022”, el encuentro anual de energía de mayor prestigio mundial, donde mantendrá encuentros bilaterales con los presidentes y CEOs de algunas de las empresas que operan en Argentina, en medio de una crisis global por la energía.

Cerca del titular de Hacienda repiten que la discusión ahora depende de lo que pase en el Congreso. “El trabajo de Guzmán era cerrar el acuerdo, que fue el mejor posible. Es tiempo de parlamentarismo puro y duro”, sostuvieron y agregaron que el ministro está en diálogo constante con los actores involucrados.

La posición de debilidad en la que quedó Martín Guzmán, al que también a finales del año pasado le rechazaron el Presupuesto para 2022, revivió algunos rumores sobre su salida del Gobierno y abrió el interrogante sobre si el presidente Alberto Fernández estaría dispuesto a perder a su ministro de Economía.

En el massismo hay un plan en caso de que Alberto deje una puerta abierta a esta posibilidad. La idea ya venía desde la derrota en las PASO del año pasado, cuando también se había puesto en el centro de la escena la gestión de Guzmán y las críticas a la “política de ajuste fiscal equivocada” de la vicepresidenta Cristina Kirchner en su famosa carta posterior a la contundente victoria de Juntos por el Cambio.

El plan contempla rediseñar la estructura de Ministerios para crear una cartera que unifique Economía y Producción que sirva como un relanzamiento de la gestión y el programa económico con nuevas caras, pensando en los próximos dos años. En particular, las vistas están puestas en las presidenciales de 2023.

Para ocupar el sillón de Guzmán se menciona a un economista de mucha confianza del titular de la Cámara baja, Guillermo Michel. En el área productiva, con el objetivo de fortalecer la gestión, se piensa en un hombre con larga experiencia en el sector productivo y la gestión pública, como el actual titular del BICE, José De Mendiguren

Massa, la figura del Frente de Todos que más diálogo con la vicepresidenta tiene, abre la posibilidad de escuchar a la accionista mayoritaria del frente y contempla un pedido para que Martín Redrado llegue al Banco Central. Es de público conocimiento que CFK comenzó a escuchar al economista el año pasado, en el marco de la derrota electoral.

Para Guzmán, la salida que imaginan es con el acuerdo ya cerrado y una “puerta de plata” para que represente a nuestro país en el Banco Mundial, con todos los honores posibles por su tarea de negociador con el FMI. Ayer, esa versión circuló con fuerza en el mercado y los pasillos del Congreso.

De momento, las especulaciones fundadas en fuentes de la misma coalición gobernante no tienen viso de materializarse hasta tanto no se cierre definitivamente el capítulo del acuerdo con el Fondo Monetario. Pero la novela del "día después" ya tiene varios párrafos escritos que deberán corrobarse con el correr de las horas. Y siempre y cuando la gestión de Massa en la conducción del tramo político de la negociación arroje resultados positivos para el gobierno.