En el tercer mes del año, la facturación por exportaciones bajó 22,2 %, producto de la sequía y los menores precios de los sub productos agrícolas, para alcanzar los US$ 5.723.millones, al tiempo que las importaciones retrocedieron 4,2%, ente otras cosas, por la menor compra de combustibles, para quedar en US$ 6,782 millones.

Todo esto derivo en que el Intercambio Comercial de marzo dejó un déficit de US$ 1.059 millones, frente al superávit de US$ 271 millones de igual mes del año pasado, informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

De esta manera, el primer trimestre dejó un saldo negativo de US$ 1.290 millones frente a la ganancia de US$ 1.386 millones del mismo período del año pasado.

Un dato no menor es que si hubiesen prevalecido los precios del mismo mes de 2022, el saldo comercial habría arrojado un déficit de US$ 509 millones de dólares, porque el Índice de precios de las importaciones subió 2,3% y el de las exportaciones bajó 6,5%. Por todo esto, el país registró una pérdida en los términos del intercambio de US$ 526 millones.

Las exportaciones de marzo mostraron una caída de US$ 1.631 millones debió principalmente a menores ventas de trigo, unos US$ 463 millones, más otros 740 millones del complejo sojero, ya sea porque también se vieron afectados por la sequía, o porque se adelantaron las ventas con los anteriores programa de promoción de exportaciones “Dólar Soja I y II”.

Para peor, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) recortó otra vez la estimación de producción de soja en 2,5 millones de toneladas respecto a la semana pasada, hasta las 22,5 millones, por los bajos rendimientos obtenidos durante el progreso de la cosecha.

De concretarse esta nueva proyección, la producción de la actual campaña caería 48% respecto al ciclo 2021/22, cuando se trillaron 43,3 millones de toneladas y se ubicaría como la peor, en por lo menos, dos décadas, según registros de la entidad.