"La inflación es un fenómeno histórico en la Argentina, casi una maldición con la que muchos y muchas hemos crecido. Hemos visto paquetes, planes, grandes anuncios. También los vimos fracasar una y otra vez”, sostuvo Alberto Fernández en su anuncio de medidas en el que comenzó su “guerra” contra este problema estructural.

Las palabras del Presidente parecen funcionar como un reflejo de lo que piensa el mercado que podría llegar a pasar con estas medidas. Lo cierto es que el contexto internacional, nuevamente, marca un límite a la capacidad del Gobierno en poner un freno a la inercia local de los precios.

Tal como había adelantado Data Clave, los anuncios giraron en torno a medidas que ya se venían trabajando, como la suba en las alícuotas de los productos manufacturados de soja, y el endurecimiento en los controles desde la Secretaría de Comercio Interior. 

En un comunicado oficial, el ministerio de economía puso especial énfasis en la invasión de Rusia a Ucrania como el principal factor de impacto en la suba de los precios en febrero. Sin embargo, la guerra comenzó el 24 del mes pasado. “Esto quiere decir que la mayor incidencia de los precios internacionales recaerá en el mes de marzo y el foco recae sobre la suba del precio del maíz y el trigo”, afirmó la consultora Invecq.

Desde entonces, el precio del maíz escaló 13% hasta US$ 292 por tonelada, mientras que, en el caso del trigo la suba fue del 26% y alcanzó un valor de US$ 390. Estos precios son históricamente altos para ambos granos. El caso de la soja, que también presentó una suba del 10%, al no tener prácticamente consumo interno, el impacto en precios locales es irrelevante.

Por su parte, la consultora LCG resaltó que más allá de la expresión “tragicómica” que utilizó el Presidente, más aún considerando el contexto internacional actual, “se encamina el Ejecutivo a seguir debilitándose en materia de credibilidad: la inflación en marzo posiblemente ronde (otra vez) el 5% mensual”.

“En un mediano plazo los precios responden a la emisión monetaria, en el corto plazo hay precios claves como el tipo de cambio, salarios, tarifas entre otros que explican su dinámica”, mencionó.

Por otro lado, el Presidente encarará desde esta semana una mesa de negociación con empresas y sindicatos para encarar un “amplio” acuerdo de precios e ingresos. El Gobierno buscará llevar la pauta de inflación del 45%, pero a estas alturas ninguno de los sectores convocados confía en esa previsión.

Por otro lado, la falta de anclaje de expectativas y la falta de coordinación que surge de la crisis interna del Frente de Todos también dificultan la posibilidad de encauzar un proceso de desinflación y de que estas medidas causen efecto alguno.

“El único objetivo al que apunta el gobierno es que la inflación no se dispare por encima del 2021, algo que parece imposible en este escenario”, afirmó Invecq. Hoy, el mercado asume una inflación promedio del 3,6% todos los meses para llegar a una del 55% hacia fin de año.