El ex presidente Carlos Pellegrini, otro de los padres del “industrialismo” argentino, decía en tono crítico “la prosperidad de nuestro país depende de la lluvia y el clima”. 

Sus palabras resonaron una vez más esta semana luego de que la Bolsa de Comercio de Rosario advirtiera que la evolución de la cosecha de trigo bajó un 5% la calificación de “excelente a muy buena” en lo que respecta a su calidad. 

“Esto se debe fundamentalmente a la ausencia de lluvias en toda el área agrícola, que continúa comprometiendo tanto el crecimiento como el desarrollo del cereal”, dijo la BCR.  

Hasta la semana pasada, el 21,5 % de las 6,5 millones de hectáreas implantadas transita etapas desde encañazón en adelante, “en general bajo condiciones de déficit hídrico. Sumado a ello, sobre el sur del área agrícola, además del escaso crecimiento, se registran daños por heladas y viento”. 

Los altos precios de los granos, en general, y del trigo en particular, habían alentado una mayor área sembrada, en torno a los 6,8 millones de hectáreas, pero terminó en las 6,5 millones, similar a la de la campaña pasada cuando se recolectaron 17 millones de toneladas. 

Impulsado por los buenos precios “se llevaban vendidas 4,3 millones de toneladas de trigo, 22 % más que el volumen alcanzado hacia mediados de junio de 2020 y superando el récord previo del ciclo 2018/19", dijo la BCR. 

Por todo esto, la gente del campo espera la tan ansiada “Tormenta de Santa Rosa”, prevista para el 30 de agosto, aunque siempre se atrasa uno o dos días. Esta lluvia está asociada al fin del invierno y el comienzo de los “primeros calores” de la primavera. 

Pero, según proyecciones del área de Agrometeorología de la Bolsa de Comercio de Rosario, es poco probable que haya precipitaciones de gran intensidad en la zona rural la semana próxima, y solo ligeras lluvias. “Algo es algo”, dirán en el campo. 

Malas perspectivas

El Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral realizó en julio un el sondeo durante julio a 400 productores con un valor bruto de facturación de la producción igual o superior a los U$S 200.000 en el que registró “una fuerte caída en el índice de confianza”.  

Para los próximos 12 meses “los productores muestran más pesimismo y caída de confianza que los datos que brindaban encuestas anteriores”, dijo el AgBarometer Austral, que a fines de julio mostró un valor de 69 frente a 79 de la medición de mayo. 

“El gran responsable de esta tendencia ha sido el cierre de las exportaciones de carnes. Las otras preocupaciones asentadas por los productores han sido la incertidumbre política, los impuestos, las retenciones y la incertidumbre macroeconómica”. En el frente externo la caída del precio de la soja y el maíz respecto a los meses de abril y mayo también ha sido un factor que se reflejó en la encuesta.