Argentina fue uno de los países que recuperó rápidamente los niveles pre-pandemia, y si todo va bien, lograría recién el año próximo recuperar el terreno cedido desde su último nivel máximo, en el 2017, pero con mayor desigualdad laboral, destacó un informe de Ecolatina.

El Producto Bruto Interno (PBI) creció 10,3% el año pasado, luego de haber retrocedido el 9,9% en el 2020, lo cortó así la tercera baja interanual consecutiva y dejó un crecimiento de “arrastre estadístico” del 3%.

En este marco, Ecolatina recordó que “el último nivel máximo de PBI del país corresponde a 2017, cuando había 44 millones de habitantes”. Las proyecciones oficiales de crecimiento, 4,5% máximo este año y 3,3% en el próximo “indican que se volverá a alcanzar ese nivel en 2023, pero ahora con 46 millones de habitantes, lo que implica que el producto por habitante todavía no recuperará lo perdido”.

Más aún, “teniendo en cuenta el factor poblacional, el nivel máximo de PBI per cápita no se alcanzó en 2017 sino en el año 2011, momento desde el cual la economía argentina mostró un desempeño errático en materia de crecimiento”.

Por todo esto, desde Ecolatina “prevemos que en 2023 el PBI será similar al de 2017, pero 5% menor en términos per cápita, y todavía ubicándose 11% por debajo del máximo alcanzado en 2011”.

Para las Consultoras, Argentina recuperaría recién en el 2023 el nivel que tenía en el 2017

La consultora que fuera creada por Roberto Lavagna, advirtió que “el optimismo” que generó el crecimiento del año pasado “también se diluye al analizar el entramado socioeconómico”.

“Esto indica que la situación entre los dos valores” del PBI, en el 2017 y en el 2023 “será bien distinta en términos sociales”, destacó el informe y consideró que “la elevada inflación obstaculizará su descenso desde los niveles actuales – 37,3% a fines del 2021– en los próximos dos años”, frente al 27,2% del 2017.

Nubarrones para el crecimiento para este año

El PBI creció 10,3% el año pasado, y existe “elementos recesivos que podrían evaporar el elevado arrastre estadístico positivo que dejó” en torno al 3%, “generando incluso una mínima caída de 0,5%”, sostuvo en su último informe de la consultora Equilibra.

Entre los factores negativos puso el aumento de los costos de la energía, por encima de lo que puede recaudar el fisco por la suba de precios de los granos también a nivel internacional, la falta de dólares para importar insumos, y el encarecimiento del crédito internacional.

En el mismo sentido se orienta el análisis sobre la economía argentina del JP Morgan apuntó a que, si bien mantiene por ahora una proyección positiva de 3%, si el aumento del precio de la energía que no logra ser compensado por los ingresos del complejo agropecuario, “crecen 50% las probabilidades de volver a caer en recesión”.

“Es probable que la sequía y los riesgos energéticos afecten la producción agrícola e industrial”, señala el reporte elaborado por Diego Pereira y Lucila Barbieto.

El informe apuntó a que el pico de los precios de la energía, particularmente del GNL, “puede provocar restricciones que impacten en la producción” más que en los hogares, dada la sensibilidad del contexto político.

Al mismo tiempo, señalaron que la aceleración de la inflación recortará el nivel de ingresos, impactando en el nivel de consumo. “La combinación de ambos factores suman presión a la baja”, puntualizó el informe.