El Gobierno ratificó las metas y el programa económico pactado con el Fondo Monetario Internacional. Luego del “ayudín” contable con el que se logró cumplir la meta fiscal del primer trimestre, las consultoras anticipan las dificultades de cumplir con el objetivo la reducción del rojo primario para todo el año. Los principales riesgos provienen de la disparada en los costos de la energía, a raíz de la guerra en Ucrania.

Las alarmas saltaron la semana pasada con la publicación del resultado fiscal correspondiente a marzo del Ministerio de Economía. El primer trimestre finalizó con un déficit primario de $192.700 millones, 0,26% del PIB, sobre cumpliendo la meta de un bache no mayor a $222.000 millones que impuso el Fondo y que será revisada en mayo. Esos valores dejaron un ahorro que dará margen a las próximas revisiones del organismo.

 Sin embargo, según explicó la consultora Eco Go, el dato “sorprendió” ya que las estimaciones privadas en base a las cifras devengadas por Finanzas iban en otro sentido. “Esta situación fue explicada fundamentalmente por la aparición de un aumento de $144.000 millones en la línea rentas de la propiedad, de los cuales $104.000 millones estaban originados en rentas del Tesoro”, señalaron.

Según explicó el Ministerio de Economía, “estas rentas estuvieron originadas en la diferencia entre el valor efectivo y el valor nominal de las colocaciones de deuda realizadas en pesos” por la Secretaría de Finanzas.

“Este hecho ocurre porque los bonos casi nunca se colocan a un precio de $100 cada 100 VN. Por caso, una emisión de $2.000 millones de valor efectivo de un bono CER, pero con valor nominal de sólo $1.000 millones (precio de $200 por cada 100 VN), genera una diferencia de $1.000 millones que se contabiliza como un ingreso. Pero la inversa no es válida: cuando la diferencia es negativa, no se registran en este rubro”, detalló GMA Capital. La consultora Eco Go llamó a esta forma de contabilizar los recursos como “contabilidad creativa”.

“Recalibrar”

Luego de anunciar un bono de $18.000 para los sectores más desprotegidos ante la inflación y la intención de gravar la renta inesperada, el ministro de Economía Martín Guzmán ratificó su compromiso con las metas acordadas con el FMI. Una de ellas es la reducción del déficit fiscal del 3% en 2021 al 2,5% en 2022.

Luego de su reunión con la directora del organismo, Kristalina Georgieva, Guzmán dijo que “no habrá cambios” en el texto aprobado en el Congreso. Por su parte, la funcionaria prefirió hablar de “recalibración” y el ministro de “repriorización” del gasto social ante un contexto internacional desafiante por los efectos de la guerra en Ucrania. 

Uno de los puntos a afinar es la inflación, que el acuerdo preveía en una banda de 38%-48% para todo 2022. Sin embargo, las proyecciones privadas la acercan al 60% para todo el año, por lo que habrá que modificar algunas variables.

¿Hay que pasar el invierno?

Las consultoras anticipan que el Gobierno difícilmente pueda cumplir con la reducción del déficit prevista. Por caso, las erogaciones en subsidios económicos crecieron 180% interanual, impulsado por el incremento de subsidios a la electricidad (70%) que es el que paga el Estado por la diferencia entre el costo mayorista que paga la demanda y el costo de generación.

“En 2021 este diferencial fue de 170%, mientras que en lo que va del 2022 es de 180% y creciendo, exigiendo un esfuerzo fiscal en el primer trimestre de alrededor $265.000 millones, canalizado a través de CAMMESA”, ilustró la consultora Econviews. Esa situación será peor durante julio y agosto cuando el invierno más crudo incremente la demanda de energía generada por quemar GNL, gasoil y fueloil, que están ligados al precio del petróleo que se disparó 80% interanual.

Por el lado del consumo de gas, los subsidios también provienen del diferencial entre el costo de abastecimiento de la demanda prioritaria, es decir hogares, y el precio mayorista que paga la demanda. “En 2021 el diferencial fue de US$ 2.50 (US$ 4.25 - US$ 1.75), mientras que en el documento publicado anteayer por la Secretaría de Energía, de no mediar un aumento en la tarifa, le pone un piso de US$ 4.34 (US$ 5.75 - US$ 1.41) para este año. Es decir, un aumento en el gap del 77%”, añadió Econviews.

Los incrementos en las facturas de luz y gas, a través de la segmentación incluida en el acuerdo con el Fondo, estarán por debajo de los incrementos que trajo el costo de la energía. Dichas actualizaciones se darán después de las audiencias públicas previstas para el 10, 11 y 12 de mayo. Por tanto, la intención de reducir los subsidios en 0,6% del PIB es cada vez más difícil.

“En definitiva, vemos algo menos de déficit (pasa de 3,01% a 2,95% del PBI), pero no vemos muchas chances de llegar a la meta fiscal de 2,5%. El déficit total (el número a financiar) sería ligeramente superior al 4,5% del PBI”, proyectó Econviews. 

El gran problema que enfrenta el Gobierno es la disparada en los precios de la energía. Para cubrir mayores gastos, habrá que incrementar la recaudación de alguna manera. El impuesto a la “renta inesperada”, no aportaría semejante cantidad de ingresos, además de que recién se cobraría en 2023. El “ayudín” que se utilizó en el primer trimestre no podrá repetirse en los próximos meses. “Imaginamos que un waiver fiscal ya está en tratativas, pero todo tiene un límite. Hay que pasar el invierno”, concluyó Econviews.