Claro está que sólo exportando la Argentina despega (generando dólares de manera genuina y aumentando la oferta en el mercado de cambios). Aunque esto se torne casi imposible, en este contexto, con fuertes regulaciones en casi todos los frentes.

En una coyuntura donde “la macro manda” y donde si bien la pandemia marco un antes y un después, nuestro país arrastraba problemas estructurales que esta “nueva realidad” potenció. La necesidad de plantear reformas en términos fiscales, de abrir la economía, de eliminar regulaciones distorsivas como las de la legislación laboral, tributaria o regulativa de la producción, la baja impuestos y la estabilización de la economía se volvió un imperativo. O debería volverse al menos.

Ahora bien, ¿Qué sucede hoy? Actualmente, entre tantas otras cosas, el Banco Central no le permite a las empresas a acceder a dólares para pagar deudas. Tienen que renegociarlas, pero hay que ver si la contraparte lo acepta. Se produce un efecto de encarecimiento de la deuda, al tener que renegociarla, y, como consecuencia de ello, la empresa pasa a ser menos confiable. Por ende, todo financiamiento futuro será más caro en el mejor de los casos. Si pensamos en términos de comercio exterior y/o de inversión extranjera directa y su impacto, pensemos en Vaca Muerta, por ejemplo.

Yendo concretamente hacia el tema de las exportaciones, por un lado, y al financiamiento, por otro, vemos varias cuestiones que serían importantes señalar.

Vale mencionar que, en materia de exportaciones, la brecha cambiaria sigue siendo un problema ya que las liquidaciones siguen esperándose. El Banco Central te da a cambio de esos dólares, pesos, a un tipo de cambio oficial que es mucho más bajo que todos los precios de mercado. Lo cuál te licua en dólares a un 50% aproximadamente con una brecha del 100%. Dado esto, es esperable que esas liquidaciones sigan en suspenso para poder ampliar la oferta de dólares en el mercado y darle “un poco de aire”. Pero la situación es más compleja si pensamos que el único que tiene que vender los dólares a alrededor de $90 es el exportador o el inversor extranjero que entra a la Argentina. Mientras que todos los demás tienen dólares que compran o que pagan más caros (el dólar ahorro está en el orden de los $140). Y el problema es que los costos de producción reflejan ese costo del dólar y no el del exportador. Que de hecho es inferior, ya que el exportador recibe un precio de $90 aproximadamente menos las retenciones. Claramente hay un problema de incentivos y si, salimos exportando y generando dólares genuinos, la brecha y la estabilización del tipo de cambio es uno de los grandes problemas a resolver para poder seguir operando con el sector externo pero, también, para tener un mercado interno con menos distorsión.

Así mismo, en términos de financiamiento externo, ya sea que una empresa tome deuda para financiar una operación comercial como adelanto para después liquidarla con el cobro (prefinanciación) o para sencillamente para producir, hay que reperfilar una parte de la deuda, generando, como he mencionado anteriormente, un tema de baja confiabilidad muy grande. Como tema adicional, cabe observar también que los dólares que están disponibles en los bancos en la Argentina son solo para financiar operaciones de comercio exterior de Pymes. Dejando fuera a las empresas grandes. Algo que no está muy en línea con nuestra realidad y la estructura empresarial ya que hay 60 empresas que exportan más de US$100 millones por año y 400 empresas que exportan por más de US$10 millones por año. Por lo que sabemos que el comercio exterior esta atomizado en las grandes empresas, que son pocas y son las que traen y generan los dólares.

Como contrapartida, los importadores, tienen distintas vías de acceso aunque se genera un doble estándar. Si nos paramos del lado de una importadora nacional cuyas operaciones sean excluyentes con bancos en la Argentina, el Banco Central les facilita los dólares para pagar las importaciones al tipo de cambio oficial. En cambio, si nos paramos del lado de una empresa internacional con cuentas en el exterior, el Banco Central las fuerza a pagar las importaciones con los dólares que están en el exterior. Al ser los grandes importadores los que tienen cuentas en el exterior, pagan esas importaciones con dólares al valor del mercado, que es el valor de reposición. Esto termina afectando en muchos casos el costo de la producción local, debido a que son estos los que traen insumos. Mientras una Pyme importa a un precio de $90. El doble precio es una anomalía del desdoblamiento del mercado cambiario.

Para exportar más hay que normalizar el mercado de cambios, abrir mercados con acuerdos como el de la Unión Europea y algunos otros, estabilizar el Mercosur para tener una plataforma más grande, activar el financiamiento y alentar la inversión. Ante una baja de precios, en comparación con otros tiempos, la única manera de exportar más es producir más. Y para producir más hay que invertir. Al frenar el financiamiento, no hay incentivos para el ingreso de dólares para la inversión, impidiendo la devolución de deudas financieras y, por lo tanto, las empresas no pueden conseguir financiamiento nuevo. Estas señales van en la dirección contraria a la inversión y, por carácter transitivo, a la producción y consecuentemente a las exportaciones.