Crecen las tensiones entre el Gobierno y los gremios por el deterioro del poder adquisitivo. Mientras Javier Milei insiste con que “los salarios le están ganando a la inflación”, los datos dicen otra cosa. Un informe elaborado por el Instituto de Estudios y Formación de la CTA Autónoma (CTA-A) muestra que durante el primer trimestre de 2025, las paritarias quedaron por detrás de la suba de precios y en algunos casos la caída del salario real llegó al 6,8%. La diferencia entre el relato oficial y lo que pasa en la calle vuelve a encender las alarmas.

El relevamiento se conoció poco después de que el INDEC difundiera el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de marzo, que marcó un 3,7%. La cifra puso en jaque el plan del Ejecutivo de limitar los aumentos salariales al 1 o 1,5% mensual, tal como había delineado el ministro de Economía, Luis Caputo, con ejecución del secretario de Trabajo, Julio Cordero. La estrategia oficial consistía en frenar la homologación de acuerdos, mientras desde Hacienda se resistían a dar luz verde. Pero el despegue de la inflación dejó al descubierto un problema estructural.

En ese contexto, los sectores más golpeados fueron el personal de casas particulares, con una caída del 6,8%, y los judiciales nacionales, que perdieron 6,2% y hoy mantienen un frente de lucha con asambleas y paros. La situación del empleo doméstico es aún más compleja: su paritaria depende de una comisión mixta con participación estatal, y sin una representación patronal clara, la negociación se vuelve aún más desfavorable para los trabajadores.

En un segundo grupo aparecen gremios grandes que también perdieron contra la inflación: textiles, sanidad (en clínicas privadas), alimentación, empleados públicos nacionales y metalúrgicos. Todos ellos registraron caídas que van del 4,6 al 3,9%. Incluso sindicatos de peso como Comercio, que bajó un 3,1%, Camioneros (-1,9%) y Construcción (-1,6%) tampoco lograron empatarle al aumento del costo de vida. Las cifras son contundentes y desmienten la idea de una recuperación.

Con sueldos que no alcanzan, crece la bronca: paritarias en baja y presión para reabrir acuerdos

Uno de los que se plantó con dureza fue Armando Cavalieri, el histórico líder de Empleados de Comercio, que pese a haber tendido puentes con la gestión libertaria, esta vez no dudó en lanzar munición gruesa: “Los precios están dolarizados y los salarios están en pesos argentinos. El Gobierno fija el salario. No hay libertad”, dijo. Y fue más allá: “Tengo 50 años de paritarias, sé lo que es acordar. Pero ahora el Gobierno pone el precio del salario”. Su molestia también responde a la avanzada de las cámaras empresarias contra los aportes sindicales especiales, que sostienen la obra social y los programas de capacitación.

A pesar del escenario negativo, hubo cuatro excepciones en el trimestre: los trabajadores del cuero (+2,6%), maestranza (+1,5%), gastronómicos (+0,2%) y empleados públicos bonaerenses, que lograron empatarle o ganarle por poco a la inflación tras varios meses de pérdida. El informe de la CTA-A aclaró que esto se debe, en muchos casos, a que todavía se ven reflejadas cuotas de acuerdos firmados a fines de 2024, que recién impactaron este año.

De todos modos, el panorama futuro no es alentador. “La situación seguramente se agravará en abril. Difícilmente la inflación de este mes se ubique por debajo de la de marzo, mientras que son muchas las actividades que tienen aumentos ya pactados inferiores al 2%”, advirtió el informe de la central sindical. Según la proyección, “a menos que se produzca una reapertura generalizada de las paritarias, el escenario más factible es un nuevo retroceso de los salarios de convenio en términos reales”.

Con este telón de fondo, y tras el paro general del 10 de abril, la CGT convocó a una reunión con todos sus gremios para coordinar la protesta del 1° de mayo. En el encuentro, que se realizará en medio del impacto por el levantamiento parcial del cepo cambiario, se espera que los sindicatos redoblen la presión para reabrir paritarias. Un relevamiento interno de la central obrera marcó una caída del 5,47% en el poder adquisitivo de los salarios, sin contar aún el dato de marzo, y una baja aún más grave en las jubilaciones, que habrían retrocedido 13,4%.

Los próximos días serán clave para ver si el Gobierno decide ceder y permite reabrir negociaciones salariales en masa o si se endurece aún más. Por lo pronto, distintos gremios ya anticipan medidas de fuerza si no hay respuesta oficial. Además, las próximas cifras del INDEC —tanto de inflación como de salarios— serán determinantes para medir si la brecha entre ingresos y precios se sigue ampliando.