La UNESCO advierte que los cierres de las escuelas conllevan costos económicos y sociales altos para las diferentes comunidades del mundo. Un documento elaborado por el organismo internacional pone el énfasis en los niños, niñas y familias más vulnerables y de los sectores más marginados de la sociedad, ya que las disrupciones provocadas como consecuencia de la pandemia de covid-19 exacerban la disparidad existente de los sistemas educativos, así como también en otros aspectos de la vida.

El organismo especializado de las Naciones Unidas destaca que la interrupción del aprendizaje por el cierre de las aulas limita las posibilidades de crecimiento y desarrollo de los niños, niñas y adolescentes. Estas desventajas son más notorias en los estudiantes de sectores menos privilegiados, quienes carecen de oportunidades educativas fuera del ámbito escolar. Adicionalmente, sugiere que la falta de socialización cara a cara es perjudicial, mientras que la interacción presencial es necesaria.

En Argentina, como en otros países del mundo, son las escuelas las que cumplen el rol de ser el lugar donde muchos chicos acceden a alimentos que no tienen en sus hogares. La UNESCO resalta que muchos niños dependen de esta provisión gratuita o con descuentos para alimentarse. Al estar cerrados los establecimientos, los pequeños carecen de comidas y presentan deficiencias nutricionales.

También es un escenario complejo para los docentes. En Argentina, a mediados de marzo las clases presenciales fueron suspendidas de un día para el otro, trayendo incertidumbre y confusión para los maestros, que no estaban preparados ni contaban con las herramientas para modificar el ámbito de aprendizaje. Esto duró hasta fin de año en gran parte del país. Los educadores tuvieron que reinventarse, adaptarse y cambiar el “chip” para armar aulas virtuales y mantenerse conectados con los alumnos. La UNESCO sostiene que esto trae gran confusión y hace que los docentes se estresen, ya que no están claras cuáles son sus obligaciones en ese contexto, ni cuentan con los recursos idóneos. Inclusive en algunos casos, se ven obligados a tomarse licencias.

Los padres también son perjudicados con la modalidad de la educación a distancia, para la cual no están preparados. Tienen que ayudar a sus hijos a adaptarse a la enseñanza desde el hogar y con las tareas –y no todos lo logran. Esto es muy complejo para los adultos que trabajan y no pueden quedarse en sus casas. Más difícil aún es para los que cuentan con recursos y educación limitada.

Otro aspecto en el que el organismo de las Naciones Unidas hace foco es en los niños que se quedan solos en sus hogares, porque los padres son personal esencial o no pueden dejar de trabajar. Estar todo el día en sus casas sin la supervisión de un mayor puede llevarlos a tener comportamientos peligrosos, como vincularse con malas influencias y abuso de sustancias.

Además, la UNESCO pone la lupa sobre los índices de deserción escolar en el regreso a las aulas de manera presencial. En los casos de las familias más necesitadas, algunos chicos comenzaron a trabajar para generar ingresos y ayudar a sus familias. En estos casos, es probable que se dificulte la vuelta a la escuela.

Un problema adicional que plantea el organismo es la exposición de los niños y adolescentes a entornos de violencia. Repara en el aumento de los matrimonios precoces, del reclutamiento para el ejército, de la explotación sexual, de los embarazos adolescentes y del trabajo infantil.

Como un último punto, pero no menos importante, la UNESCO considera que la modalidad de evaluación y seguimiento del aprendizaje no es un tema menor. Cuando no hay clases todo esto se dificulta y repercute en el avance y admisiones en otros niveles educativos y en el traspaso a otras instituciones. Las estrategias para posponer, saltearse o gestionar los exámenes a distancia conllevan gran preocupación ligadas a la ecuanimidad, especialmente cuando el acceso al aprendizaje se convierte en variable. Los estudiantes y las familias se estresan por los resultados de las evaluaciones y esto puede desencadenar una desvinculación del ambiente educativo.