La cantidad de contagios de Covid-19 en Argentina parecieran estar amesetándose. Inclusive, si se toman los números del domingo (11.392) y lunes (15.920) pasado, bajaron mucho en comparación con lo que se reflejaba en los días previos. Sin embargo, los fallecimientos siguien siendo altos.

La Dra. Gabriela Ensinck, infectóloga pediatra, explicó que esto se da porque en realidad, los pacientes en terapia intensiva cursan la enfermedad hasta un mes o por más tiempo. “Los fallecimientos no representan los casos que hay hoy. Probablemente es lo que ocurrió tres o cuatro semanas atrás. Por eso, a veces hay un desfasaje en cuanto al aumento de las muertes y la disminución del número de casos”, señaló la médica.

Esta situación también influye en el colapso de las camas de terapia intensiva o críticas, ya que son pacientes que tienen una larga internación.

Por su parte, el Dr. Luis Cámera, médico clínico e integrante del comité de asesores del presidente Alberto Fernández, anticipó que tanto la ocupación de camas críticas como el número de fallecidos estarán complicados “aproximadamente hasta la tercera semana de mayo” y después “se va a apagar en forma importante”.

En relación a los datos objetivos, Cámera insistió en ver la semana completa porque no se imputan en tiempo real. “Estas dos o tres semanas los datos que vamos a ver no van a ser agradables, porque tienen que ver con lo que se generó en abril cuando la cantidad de contagios fue tremenda: llegamos a más de 550.000. Y solo si hacemos un cálculo de la tasa de letalidad del 2.2%, nos da un número muy alto”, estimó el especialista.

Además, indicó que actualmente los pacientes que pasan a terapia son realmente muy críticos porque ya se han hecho muchos mecanismos y se les dio oxígeno previamente.  “Los tratamientos previos se han mejorado mucho. Por lo tanto, el que pasa a terapia ya es un paciente tal vez más crítico que los del año pasado, con lo cual la mortalidad, por versiones de la propia gente de terapia intensiva, ha aumentado un poco más”, sostuvo Cámera.

Ensinck destacó que las medidas preventivas siempre estuvieron pero no siempre se cumplieron. “Ahora se intensificaron un poco más, pero para medir esto hay que evaluarlo en los próximos 14 días. Nunca es de un día para el otro”, advirtió y agregó que recién se podrá saber que se llegó al pico de casos positivos cuando empiecen a bajar.

Una característica de estos últimos meses es que bajó la edad de los pacientes críticos. Según Cámera esto se da porque las nuevas variantes comprometen un poco más a la población joven y en la Argentina ya se está viendo efecto de la protección por la vacunación de las personas de entre 80 y 70 años. “Se está viendo personas de 50 a 60 años que sin tener enfermedad previa la están pasando mal y falleciendo. Muchos son jefes y jefas de familia”, indicó.

El médico aseguró que la segunda ola “es muy dura porque estamos con variantes nuevas” que son muy contagiosas como la de Manaos, la inglesa y la Andina o peruana.

“Esta ola es tan alta y tan importante porque se da casi simultánemente en todo el país. El virus ya aprendió el camino y llega mucho más rápido. Esto también tensa el sistema por los insumos, como las camas de terapia intensiva y el oxígeno, se consumieron todos en el mismo tiempo. El año pasado hubo muchos más casos pero distribuidos en el tiempo. Ahora se dio todo junto, todo muy rápido y también se va a ir relativamente todo muy rápido, lo cual es bueno, pero hay que pasar el huracán”, dijo el asesor presidencial  y sugirió que se refuercen las medidas restrictivas en algunas provincias como Tucumán, Córdoba, Neuquén y Río Negro, donde los casos están aumentando, además de en las grandes capitales.