Más de 200 personas se dieron cita en las últimas horas en el centro de Mar del Plata para participar de una nueva marcha en contra de la exploración petrolera. El grupo autodenominado “Atlanticazo” se volcó a las calles para manifestarse en desacuerdo con la iniciativa que el gobierno nacional dio a conocer en los últimos días del año pasado.

Los ambientalistas cargaron con pancartas en contra del proyecto y, en su paso por la CGT, vandalizaron el edificio principal de la central obrera. “Clausurado por traidores”, fue uno de los carteles que pudo leerse en la puerta de ingreso del lugar.

Cabe recordar que, dos semanas atrás, desde la sede central local, apoyaron la iniciativa porque, según expresaron “se lleva adelante según los estándares internacionales más rigurosos y que es imperceptible desde la costa, no pone en riesgo la salud humana ni la fauna marina, no afecta la actividad pesquera y no es incompatible con la actividad turística".

Además, a través de un comunicado, manifestaron que "el plenario de la CGT Regional Mar del Plata decidió apoyar a la iniciativa teniendo en cuenta la implicancia que tiene en términos de generación de empleo y crecimiento de la economía".

Y agregaron: "Mar del Plata no puede desaprovechar esta magnífica oportunidad de generación de empleo, de dinamización de la economía, de sacar a miles de marplatenses y batanenses de la pobreza".

Justamente el Gobierno sostiene que este proyecto generará empleo en una de las zonas más afectadas por la desocupación y la pobreza como lo es General Pueyrredón. Referentes del ambientalismo y el intendente de la ciudad, Guillermo Montenegro, se oponen a la puesta en marcha.

Nuestro grito de resistencia no conoce fronteras y se sigue extendiendo a lo largo y a lo ancho del país, hermanándonos con otras asambleas, colectivos y organizaciones que enfrentan al extractivismo en distintos territorios", expresaron los manifestantes en un comunicado. Y agregaron: "Ante las masivas movilizaciones y acciones de resistencia replicadas en los territorios costeros, el gobierno responde con una arremetida comunicacional, con la que buscan instalar el proyecto petrolero offshore a la fuerza".

Según la misiva, "corporaciones petroleras, funcionarios, fundaciones o consorcios empresariales, y medios de comunicación intentan vendernos humo, sobrevalorando los supuestos beneficios económicos de la instalación de una explotación de hidrocarburos extrema, cuestionada en el mundo por sus impactos socioambientales".

"Con esta narrativa corporativa lograron instalar el fracking y la megaminería en distintos territorios sacrificados en favor de la rueda capitalista. Hoy, esas comunidades no sólo no disfrutan de ese derrame económico tan enarbolado, sino que además sufren las consecuencias de los desastres generados por las empresas: se perdieron puestos de trabajo por la destrucción de las economías regionales, se envenenó el agua, el aire, la tierra, se están perdiendo amplias zonas de biodiversidad natural, y la población ya padece enfermedades producto de la contaminación. Ésta es la imagen de territorios arrasados por la voracidad de este sistema, que poco se preocupa por el bienestar de quienes los habitamos", concluyeron.