En plena pandemia y en los primeros días de restricciones nocturnas según la realidad epidemiológica de las provincias, las fiestas clandestinas siguen ocurriendo. Jóvenes se autoconvocan a eventos masivos en todo el país y los gobernantes no parecen tener margen político ni social para detener el fenómeno. Es lo que está ocurriendo en Alpa Corral, destino turístico cercano a Río Cuarto en la provincia de Córdoba.

El sábado, más de 1200 personas se dieron cita en el complejo polideportivo municipal. Las imágenes circularon por las redes sociales y muestran a cientos de adolescentes sin tapabocas ni distanciamiento social.

Aunque las fiestas están prohibidas en la localidad cordobesa, la intendencia adoptó una postura de pasividad frente al evento. No solo eso: fue celebrado por la jefa comunal María Nélida Ortiz.

La invitación a la fiesta se hizo a través de las redes y las autoridades prepararon un operativo de contención con 70 efectivos que custodiaron la zona mientras el evento se desarrollaba. “Fue un muy buen operativo de Gendarmería y de la policía de la provincia”, dijo Ortiz en diálogo con Data Clave. Además, el dispositivo fue integrado por bomberos e inspectores municipales.

A diferencia de lo que suele suceder en estas aglomeraciones, en Alpa Corral ocurrió algo distinto: la intendenta celebró la fiesta aunque lamentó la falta de protocolos: “Lo del sábado fue impresionante y es para destacar porque hemos tenido cualquier cantidad de jóvenes. Lo importante es que se portaron bien. Lo único que nos costó fue que no usaron el barbijo ni hubo distanciamiento”, además de las molestias ocasionadas en las casas de familia.

Además, la funcionaria, siempre en declaraciones a este medio, dijo que no se puede desactivar una fiesta “con casi 2000 jóvenes” y que el evento trajo al distrito “el movimiento que necesitaba”. Y concluyó en que “en el balance, para el pueblo fue muy positivo ya que el pueblo vive del turismo”.