Los miércoles de cine ya no existen. Los descuentos hoy ya se mueven por otro canal y el status alcanzado tiempo atrás cambió de dirección. En lo personal, todos conocen a alguien que los martes tiene fútbol o que los jueves se junta con los pibes o pibas para llevar adelante la famosa cena de los jueves. Eso sí, los lunes siempre tuvieron mala prensa. Y la posibilidad de agendar un encuentro en el comienzo de la semana, siempre sonó raro. Hasta que llegó La Bomba de Tiempo, claro.

Con 16 años encima, la agrupación de percusión a señas no solo logró imprimirle a la música una cuota personal sino que también le cambió el dial a los lunes y hoy se convirtió, incluso, en parada obligatoria para cualquier turista que ande suelto por CABA en el comienzo de una semana invernal o estival.

La banda mudará su energía para este sábado a la noche con el objetivo de habilitar la entrada para menores. Y, bajo ese marco, convocará a CieloAzul como principal invitado.

Empezamos a notar que los pibes de entre 13 y 17 años querían venir y que, como los shows de los lunes son para mayores, no podían venir. Entonces armamos una movida para que estén, pero es un show que se enmarca en la línea de los lunes. Con la misma intensidad, pero con otro público”, le dice Gabriel Spiller, integrante de La Bomba de Tiempo a Data Clave.

Data Clave: Los lunes ya son un día de una clara identificación con La Bomba de Tiempo. ¿Cómo hicieron para cambiarle el dial a un día?

Gabriel Spiller: No lo entendemos muy bien, pero es increíble. A nosotros nos cambia el domingo. Ese es el verdadero cambio porque La Bomba te permite empezar la semana con otra energía.  

La Bomba de Tiempo, una banda que le cambió el dial a los lunes porteños

Data Clave: ¿Cómo graficás esa energía? ¿Qué es lo que pasa durante un show de La Bomba de Tiempo?

G.S.: Es un espacio muy abierto que te permite bailar, mirar el sistema de señas o solo moverte. Es un espacio mayormente libre. Sin coreografía. En otras músicas si no sabes bailar, por ejemplo, salsa o tango, te sentís afuera. Pero acá no. La gente se mueve como quiere. Y así se vive.

Data Clave: Sin duda hay algo de lo percusivo que se vincula con lo primitivo.

G.S.: Exacto. Hay algo tribal. De hecho lleva un ratito. La gente se acerca, empiezan a balancearse, mueve la cabeza, después la patita y luego de media hora está bailando. En Dubai pasó lo mismo. Es algo que no sabemos muy bien por dónde va, pero que se relaciona a rituales.

Data Clave: Llevan 16 años de banda. Pero en el medio, como todos, sufrieron la pandemia. ¿Cómo se reencontraron como grupo tras el largo parate?

G.S.: La pandemia fue muy fuerte, pero nos unió mucho como banda. Con mucho aguante y comprensión. Estamos en un momento muy potente como grupo. Y, desde lo musical, hay nuevas búsquedas que es lo que nos lleva a tener nuestra propia zanahoria para que sintamos que todos los lunes estamos haciendo lo mismo.

Data Clave.: ¿Te pasa?

G.S.: No, porque mi sensación es que sigo aprendiendo porque somos muchos y mis compañeros son muy talentosos y tienen mucha información. Hay demasiado intercambio de data. Y la idea de que sea improvisado, te lleva siempre a algo nuevo. A algo que no escuchamos.

Data Clave.: ¿Cómo se autoperciben hoy dentro del mundo de los géneros?

G.S.: Es curioso porque nos ubican dentro del rock. Lo entiendo desde lo energético, como una banda que se junta, ensaya y produce. Nos manejamos como cooperativa y elegimos a mano alzada. Desde ese lugar, hay algo rockero que también se expone con la energía del vivo. Pero desde lo estilístico aparece de todo. Momentos rockeros, jazzeros, bandas de trap, free style, folclore, cumbia. Pasaron muchos invitados que marcaron algo distinto. Pero no somos una banda de un estilo específico.

Data Clave: El rock ya no es lo que más suena. ¿La Bomba es una banda que se adapta sin problemas a los cambios musicales de época?

G.S.: Sí. Lo que ahora llaman música ciudadana va perfecto con La Bomba. Duki, Wos, Trueno, Catriel…siempre sentí que funcionaba muy bien el combo. Y sabemos que seguirá pasando.