La ciencia empieza a observar y ponderar que los avances que se están dando en los laboratorios sobre los tratamientos de covid puedan generar transferencia de conocimiento hacia diversas enfermedades. Aunque la pandemia hizo que muchos investigadores vieran truncos sus proyectos, la resiliencia de la ciencia nacional hizo que una vez más los científicos argentinos se destacaran en medio de condiciones de infraestructura que están lejos de las ideales y con aportes sustanciales en la búsqueda de nuevos paradigmas, mientras se sigue estudiando el comportamiento y las mutaciones del virus que modificó los estándares globales.

El neurocientífico Fabricio Ballarini, investigador del CONICET, director de Bioingeniería del ITBA y presidente de la iniciativa "Educando al cerebro", dialogó con Data Clave sobre el viaje relámpago del debate académico desde los congresos y las conferencias hasta las redes sociales. Además, se refirió al rol de los medios y de las autoridades en uno de los factores clave de la pandemia: la comunicación. "Trato de no ver medios argentinos, me entero por la indignación de familiares, amigos o personas que me escriben por las redes sociales", expresa, y pugna por un mensaje más claro y libre de contaminación a la hora de informar en materia científica. 

Data Clave: A principios del año pasado un virus desconocido empezó a circular entre los seres humanos del mundo y modificó cualquier panorama pensable. Un año después, ya hay población vacunada y hay avances en tratamientos alternativos como el suero equino y el plasma de recuperados. ¿Cómo evaluás el trabajo de la ciencia durante la pandemia? ¿Y de la ciencia argentina?

Fabricio Ballarini: A nivel científico, seguramente el año pasado y este año sean los años donde va a haber una explosión enorme de publicaciones en relación al covid. Estoy casi convencido de que los desarrollos de vacunas en tiempo récord -obviamente también con inversiones récord- pero utilizando estrategias nuevas, van a implicar un salto cualitativo y cuantitativo en otras disciplinas. Yo creo que estos descubrimientos o estas publicaciones o avances en principio van a estar relacionados con covid, pero posiblemente exista un derrame hacia otras patologías. Creo que el trabajo científico a nivel mundial fue enorme. Con respecto a la Argentina, no soy quien para evaluar al trabajo de mis pares pero creo que se han hecho avances sustanciales en las condiciones en las cuales se trabaja en la Argentina, que en muchos casos son precarias y con subsidios pequeños, pero se han dado respuestas, en esas condiciones, de forma increíble. Hay distintos avances y creo que en muy poco tiempo. En ese sentido estoy muy orgulloso de pertenecer al sistema científico argentino.

DC: ¿Creés que los debates científicos deberían circunscribirse exclusivamente al ámbito de lo académico antes de alcanzar la esfera pública?

FB: No lo sé. Antes de la pandemia opinaba una cosa y ahora me parece que opino otra. Me parece que los debates científicos se dan en el ámbito académico, en los congresos y en las publicaciones. Se dan de forma muy lenta. Yo saco un paper hoy y quizás una persona lo lee y no es que no cree, pero le encuentra una vuelta de rosca o está en contra de ese paradigma y empieza a investigar. Y quizás es una publicación dentro de tres años. Y yo lo releo ese laburo y dentro de otros tres años le respondo. Así discute el sistema científico. Así debate. Me parece que la diferencia es en la comunicación. Creo que la pandemia expuso lo mejor y lo peor de todo, lo puso en carne viva. Una de las cosas son estos debates y estas cuestiones científicas expuestas de mala forma, o de forma muy breve, o de forma muy confusa o con determinadas intenciones en redes sociales o en medios de comunicación.

DC: ¿Considerás que la pandemia fue bien comunicada por las autoridades y por los medios?

FB: No. Considero que fue muy mal comunicada. No tengo una respuesta superadora porque no sé si el mundo estaba preparado para esto ni a nivel científico, ni médico ni a nivel medios de comunicación. Pero bueno, los resultados que tenemos nos dicen que es muy difícil encontrar una buena comunicación, una buena reacción. A mí no me gusta, pero no soy quién para juzgar y no sé cuál hubiese sido una mejor manera. Creo que el juego de los medios me parece algo más criticable como es criticable la comunicación oficial. Estuve pendiente de la comunicación de los medios y fue nefasta y sigue siendo nefasta. Es una aberración lo que sucede diariamente, sacando algunas notas y algunos autores o participaciones. Trato de no ver medios argentinos, me entero por la indignación de familiares, amigos o personas que me escriben por las redes sociales. La televisión es lamentable. Habiendo tantas personas para hablar de estos temas, que se malinterprete, se opine y se genere miedo, que se generen discusiones paralelas y que no se hable de algo tan… discutir ciencia es hermoso, comunicar ciencia es hermoso. No la llevamos para ese lado.

DC: En España, Alemania y China, por citar algunos países, en la actualidad hay otra vez estrictas restricciones sanitarias por el crecimiento de los contagios de las últimas semanas. Cuando en la Argentina se habló de toque de queda frente a los rebrotes hubo una fuerte resistencia y finalmente la decisión terminó en manos de los gobernadores. ¿Creés que en nuestro país los márgenes para tomar decisiones duras respecto de la pandemia son más acotados que en otros lugares del mundo? En caso afirmativo, ¿por qué?

FB: El viernes hubo reacciones muy fuertes en Países Bajos, también las hubo en Italia y España. La gente reacciona muchísimo en contra de las restricciones. No sé si esos grupos que reaccionan entienden la problemática o si hay otros intereses, ahí no estoy muy informado sobre qué sucede. Sí me parece que la mala comunicación y algunas actitudes que ha tenido la ciudadanía y también desde el Estado generan ciertas actitudes violentas o ciertas reacciones violentas. Realmente ahora estamos viviendo una situación veraniega que favorece la baja de casos y habrá que saber esperar qué sucede con la entrada del otoño y cómo encaramos esa etapa con más o menos vacunados o con una ciudadanía que respete o no las indicaciones.

DC: ¿Cuáles son los avances científicos en desarrollo más allá de los que se dieron a conocer globalmente, particularmente en la ciencia argentina?

FB: En la Argentina como en muchas partes del mundo la mayoría de los laboratorios estuvieron abiertos si estuvieron vinculados con covid. El resto, en la Argentina y en muchas partes del mundo estuvieron cerrados. Por lo tanto, las investigaciones se modificaron y lo que hicieron los grupos de trabajo tiene que ver con cuestiones remotas. Se aprovechó el tiempo para publicar resultados previos. No hay grandes avances por la situación de la pandemia, que es lamentable.

DC: ¿Desde la perspectiva personal y de la neurociencia, cómo estás atravesando esta experiencia inédita para la humanidad?

FB: Desde la perspectiva personal y profesional estoy muy triste por no poder ir al laboratorio, por no poder hacer investigaciones, participar de congresos, dar charlas. Tenía un año muy movilizante porque comenzaba una etapa de laburo muy linda. Empecé el 2020 como director de la carrera de Bioingeniería del ITBA y había mucho interés en potenciar la parte de investigación. Trajimos equipos, muchos investigadores e investigadoras y becarios. Y todo eso se detuvo, se puso en pausa y me generó mucha angustia y el estrés que tuvo todo el planeta. La incertidumbre en cuestiones laborales, sanitarias. Traté de ponerle una mirada positiva, pero somos humamos y tenemos nuestros días.