Sin poder entrar ni salir de su propia propiedad. Esa es la actual situación de una parte de la familia Soriani en su campo en El Foyel, ubicado en las inmediaciones de la ruta nacional 40, a unos 83 kilómetros de Bariloche, en el camino hacia El Bolsón.

Un grupo de representantes de la comunidad Lof Gallardo Calfú rompió candados, traspaso tranqueras y se instaló en los ingresos de un campo. "Hemos vuelto a nuestro territorio ancestral ubicado entre el arroyo coronel, el cerro fortaleza y el Rio Foyel, parte de la tierra del Wallmapu en la zona del hoy llamado paraje El Foyel”, explicaron los usurpadores a través de un comunicado. 

La justificación del supuesto derecho de esta comunidad sobre los terrenos en cuestión retoma una historia de cuatro décadas. "Hace 40 años, en el año 1980, nos despojaron del territorio mediante una estafa por parte de Miguel Arturo Soriani, quien se autoproclama como encargado y administrador de dichas tierras. Por medio de engaños logra que Sixto Gallardo Calfú firme documentación del campo a su favor", argumentan.

"Con documentación que da cuenta de la clara estafa, y habiendo esperado demasiado tiempo, hemos decidido retornar al territorio donde ancestralmente vivía nuestra familia. Como mapuches conscientes de nuestro origen tenemos la necesidad de rehabitar y desarrollarnos dignamente en el mismo", añadieron. 

Blanca Gallardo Calfú, lider de la comunidad y heredera del mencionado Sixto, es quien encabeza la resistencia mapuche. Su hermano cuenta legalmente con una parte de ese campo, aunque hoy no participa de la toma. "No son mapuches, es un rejunte de malandras", responde Soriani, quien cuenta con los correspondientes papeles de propiedad del predio desde la década del 80. "Yo tengo un título expedido por la provincia de Río Negro", agrega. 

En la propiedad está encerrado Martín Soriani, hijo de Miguel, junto a su esposa, un reducido grupo de amigos y algunos empleados. No se encontraba presente en el momento del avance de la comunidad mapuche pero logró acceder por la noche para encontrarse con su familia.