Todavía el mundo del boxeo sigue recordando aquella "Mano de Dios" que se presentó en México con el salvador gancho de izquierda contra el temible John David Jackson que llevó a Jorge "Locomotora" Castro a la cima de los campeones. Una pelea que marcó a fuego su carrera y que lo terminó consagrando como un campeón del mundo hasta estos días.

Ya retirado profesionalmente de la actividad, ahora encabeza una nueva pelea en un cuadrilátero todavía mas puntilloso: la política argentina. El deportista desde inicios de la pandemia viene llevando adelante tareas de acción social y ahora sueña con poder llegar a la Cámara de Diputados.

En una entrevista exclusiva con Data Clave, "Roña" detalló su infancia llena de hambre, miseria y postergaciones. Contó su relación con el peronismo y sus sueños de trasladar la asistencia al Congreso: "Los políticos hoy no se meten en los lugares donde me meto yo".

Data Clave: ¿Cómo es hoy la vida de un ex campeón de mundo?

Roña Castro: Sigo ligado al boxeo. Tengo una escuela en Temperley donde la tarea diaria es trabajar para el Gobierno asistiendo a los chicos. Ahora apuntamos a crear 15 escuelas de box en barrios humildes para intentar sacar a los chicos de la calle y las drogas. Me inclino a eso, quiero ayudar a la gente que más lo necesita. Hoy tengo 620 personas a las que les doy de comer. Son 14 comedores a los que asisto con mercadería para que los chicos puedan tener comida. Es lindo poder ayudar y ser solidario.

DC: ¿Por qué elegiste el boxeo?

RC: El boxeo te saca de todo. Te saca de la calle en todo sentido. Incluso te hace evitar hacer daño en la calle. Yo era un tipo que me gustaba pelear en la calle, entonces eso lo terminé trasladando a una bolsa y al cuadrilátero. Era pibe igual, pero hoy me veo de grande y no volvería a hacerlo.

DC: ¿A qué se debe tu rol social?

RC: Yo pasé hambre y frío, sé lo que es. Mi infancia fue en Catamarca, donde me fui a vivir con mi viejo. Tuve la suerte de agarrar el boxeo en la adolescencia, pero de los 9 a los 12 años la pasé mal, muy mal. Con mi viejo parecíamos dos africanitos, flaquitos y muertos de hambre. A eso se le suma que él era alcohólico. La verdad que la sufrí. Después mi mamá me llevó a Caleta Olivia a los 13 y a los 14 ya me hice boxeador. Ella trabajaba en el Gobierno de la Provincia de Santa Cruz y me pudo seguir alimentando. El deporte me sacó de todo.

DC: ¿Tu padre ejercía la violencia sobre vos, no?

RC: Yo no soy rencoroso con mi padre. Él me vio campeón de mundo y me vio pelear en el exterior. Le construí también la casa en Catamarca. Él ya falleció, pero lo que quise fue que viva lo mejor posible hasta sus últimos días. Él lamentablemente seguía con su problema de alcohol, a nosotros nos mentía y nos decía que solamente “tomaba un aperitivo”. Claro, después iba y se tomaba tres botellas y se agarraba un pedo bárbaro. Hablamos mucho con mi hermano y lo que quisimos fue que viviera lo mejor posible. Finalmente falleció a los 56 años.

DC: ¿Es peligrosa la calle para un pibe?

RC: Lamentablemente la calle es traicionera, te hace recurrir al alcohol y a las drogas. Yo no quiero que el día de mañana mis hijos pasen por una situación así. Hay que dar contención y laburo. Hoy lamentablemente con los planes sociales no alcanzan, con $10.000 no se puede vivir. Hay que buscarle un laburito a esa gente.

DC: ¿Notas más pobreza que antes?

RC: No sé si hay más pobreza, pero sí que hay mucha gente que viene a buscar mercadería y cosas para comer. Es gente pobre. Argentina en el Centro está muy linda, pero hay que mirar a los costados. A los costados está la pobreza, la miseria y la gente que no puede trabajar. Acá viene mucha gente mayor de edad con carencias. Muchos se acercan y me dicen “gracias Roña por lo que estás haciendo por nosotros”. Yo no me puedo olvidar de eso, es gente que pasa por una historia que yo ya conozco.

DC: Contame un poco de tus actividades diarias en tu escuela y los comedores

RC: Estamos con 14 comedores en donde trabajamos para los pibes. Los sábados repartimos 1.650 kilos de mercadería en alimentos no perecederos  como azúcar, yerba, arroz, polenta, aceite y fideos, de todo un poco. Parte de la ayuda me la dan el Cuervo Larroque (ministro de Desarrollo de la Comunidad de la Provincia de Buenos Aires) y gente del Mercado Central. También queremos crear 15 escuelas nuevas de boxeo, es un desafío que estamos proyectando.

Locomotora Castro montó un comedor en su gimnasio

DC: ¿Y esto viene a colación de tu deseo de incursionar en la política?

RC: Tengo muchas ganas de llegar a ser diputado, quiero ayudar a la gente. Me gustaría ser político y hacer las cosas bien. Los políticos hoy no se meten en los lugares donde me meto yo. No quiero mancharme y que digan que aprovecho el momento, yo lo que quiero es poder ayudar desde otro lugar.

DC: ¿Y qué se puede hacer ocupando una banca en el Congreso?

RC: De todo se puede hacer. Desde impulsar proyectos de Deportes hasta asistir a la gente que más lo necesita. Es una idea de asesores que están conmigo y que laburan pensando en qué podemos hacer el día de mañana. Queremos que la gente barrial pueda tener algo el día de mañana.

DC: ¿Se puede lograr algo en este contexto donde el deporte está restringido en muchos sectores del país por la pandemia?

RC: Se puede lograr mucho. El deporte está muy olvidado. En el boxeo le estamos pegando a una bolsa que va y viene, mientras que en otros lados le pegan a una que marca la potencia, la velocidad, cuántas veces le pegaste a la bolsa y cuántas llegaste a dar en un round. Eso se transmite a todo el deporte, está muy caído. Desde atletismo hasta ciclismo, natación, vóley, básquet. Hay que presentar muchos proyectos para que la gente sienta que el deporte argentino está vivo. Después vamos a los Panamericanos o a cualquier competencia y nunca traemos medallas. ¿Por qué no traemos medallas? Porque no logramos ayudar a los deportistas.

Roña Castro, recibiendo mercadería para repartir entre los vecinos más necesitados.
Roña Castro, recibiendo mercadería para repartir entre los vecinos más necesitados.

DC: La coincidencia tuya con Diego Maradona, además de emular ‘La Mano de Dios’, es una particular visión social de la que no se olvidan de sus orígenes barriales. Fuiste cercano a él, ¿qué te generó su muerte?

RC: Me dolió mucho. Yo tuve la suerte de viajar por todo el mundo y su apellido es una marca registrada para vincularlo con Argentina. He viajado a países como Tailandia, donde ni conocía el idioma, pero al decir nuestro país rápidamente lo vinculaban con él. Era un embajador mundial y lo dejaron morir. Hoy se pelean por la herencia y ni les interesa lo que le pasó. Con toda la que tenía él podría haber creado un hospital con todos los médicos a su servicio, y sin embargo lo dejaron morir. Es un ídolo argentino, un ídolo mío y también lo consideré mi amigo. Compartí noches, cenas y almuerzo con él.

DC: ¿Qué frente político te apoya y representa?

RC: Yo soy peronista de raza. Vengo desde muy chico con el peronismo y lo empecé con Néstor Kirchner. Lo conocí como intendente y gobernador en Santa Cruz y luego como presidente. Una excelente persona realmente. Trabajé en su gestión como coordinador de Deportes de Prácticas Saludables del CeNARD (Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo). Después el gobierno de (Mauricio) Macri me echó.

DC: ¿Por qué te consideras peronista?

RC: El peronismo logra todo. (Alberto) Fernández no está bien en este momento porque no lo deja laburar la pandemia. Decí que cerró todas las compuertas, porque si no hubiésemos muerto todos. Creo que con Macri habría muerto más gente de la que se murió ahora. La última vez lo escuché con Juanita Viale y decía cada pelotudez… Nos dejó el país enterrado y ahora este Gobierno está tratando de sacarlo a flote.