Un jurado popular declaró hoy culpables de homicidio en exceso del cumplimiento del deber a los dos policías que en julio de 2020 mataron al joven Lucas Verón e hirieron a un amigo tras una persecución en la localidad bonaerense de González Catán, partido de La Matanza, en medio de la pandemia.

Fuentes judiciales informaron que, tras este veredicto, los policías Ezequiel Benítez y Cintia Duarte podrían recibir una pena atenuada de un máximo de cinco años de prisión, mucho menor que la reclamada durante el debate por la fiscalía y el particular damnificado, quienes solicitaron prisión perpetua al considerar a ambos efectivos autores del homicidio agravado de Lucas y la tentativa de ese delito en el caso de su amigo.

Tras un debate que se inició el martes y continuó durante toda la noche y madrugada, los integrantes del jurado emitieron esta mañana un veredicto de culpabilidad ante el juez técnico del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 4 de La Matanza, que guió el debate realizado en el Patio de las Américas de la Universidad Nacional de La Matanza.

Las fuentes adelantaron que el viernes próximo se realizará la audiencia de cesura para evaluar la pena a imponerle a los policías.

Durante el debate, el joven que sobrevivió a los balazos tras la persecución policial en la que fue asesinado Lucas (18) aseguró que los oficiales no les dieron la voz de alto, que aceleraron la moto porque los quisieron chocar con el patrullero y se asustaron y que les efectuaron "cuatro disparos".

Ante el TOC 4 y los miembros del jurado, Marco Gonzalo Aguirre, quien era el joven que manejaba la moto en la que llevaba como acompañante a la víctima la madrugada del 10 de julio 2020, en pleno aislamiento por la pandemia del coronavirus, fue el primer testigo en declarar.

Por su parte, desde la mañana de ayer, mientras se desarrollaba la elección de los 12 jurados titulares y los 6 suplentes, los familiares de Verón se concentraron en la puerta de la universidad con remeras con el rostro de la víctima y banderas que reclamaban justicia para Lucas.

"Van a escuchar una historia triste, de gatillo fácil", le dijo el fiscal del juicio Sergio Antín al jurado popular en los lineamientos generales del juicio al que llegaron los policías acusados del delito de "homicidio agravado por ser cometido por un miembro de una fuerza de seguridad y por el uso de arma de fuego y tentativa de homicidio", en el primer caso de Verón (18) y en el segundo de Aguirre, quien era menor de edad al momento del hecho.

Recién pasadas las 18, el amigo de Lucas, Aguirre, se sentó ante el jurado popular y unas mil personas, entre familiares y alumnos de la universidad que desbordaban la sala, y relató que esa noche concurrió a la casa de Lucas para festejar su cumpleaños.

"A la noche jodimos entre amigos, salimos a tomar aire al patio y vemos que pasa un patrullero y nos miran, no le dimos bola y entramos", recordó Aguirre, quien luego añadió que decidieron ir con la moto junto a Lucas a comprar gaseosas y alguna bebida energizante.

El joven sostuvo que "como no había nada abierto" por el aislamiento por el coronavirus, regresaron a la casa de Lucas, pero en ese momento se encontraron "con un patrullero con las sirenas y luces apagadas" que los "quiso chocar".

"No nos dieron una orden de alto, nos asustamos y acelero, era la primera vez que nos pasó algo así. Nos subimos a la vereda y el patrullero nos persiguió tirando cuatro tiros", dijo.

Según le explicó al jurado, primero hubo dos disparos y luego otros dos cuando cayeron de la moto.

"Lucas corría adelante y yo atrás, él trastabilla y cae, lo paso y vuelvo porque no venía más", dijo el joven, quien contó que fueron al hospital y después ya lo vio a Lucas "en la camilla ya sin vida".

El testimonio de Aguirre culminó con aplausos por parte del público, aunque el juez técnico Gerardo Gayol, del TOC 4 de La Matanza, reprendió a los presentes.

Antes de Aguirre, había pedido declarar el policía Benítez, quien admitió que participó de la persecución en un móvil "con las balizas apagadas" y que efectuó dos disparos porque pensó que los jóvenes estaban armados, aunque dijo que tras el hecho se retiró del lugar sin asistirlos porque creyó que no había herido a nadie.