En los pueblos pequeños del interior de la provincia de Buenos Aires la inseguridad no es un problema. Es habitual que los conductores dejen los coches en marcha cuando bajan a realizar algún trámite o que las bicicletas queden apoyadas en la puerta de la escuela sin necesidad de usar cadenas. Algo impensado en los partidos del conurbano.

Por eso cuando hay un delito todo el mundo se alborota y es el comentario obligado. Claro que hay robos, por ejemplo de ganado, pero no son muy habituales. Y los homicidios son algo bien extraordinario. Ocurre alguno muy cada tanto.

La muerte de una chica en la comisaría de Laprida, un partido con unos 10.000 habitantes distante a 470 kilómetros de Buenos Aires, hacia el sur del territorio provincial, generó una conmoción en la ciudad cabecera del partido.

Y más cuando el caso dio un giro inesperado en las últimas horas. Daiana Abregú, de 26 años, fue encontrada muerta en una celda de la comisaría de Laprida. La habían arrestado durante la madrugada del 5 de junio, supuestamente por causar disturbios en la calle, en estado de ebriedad. La información policial fue que se había ahorcado con las mangas de su campera.

Por estas horas, las sospechas se han instalado sobre los cuatro policías que tuvieron contacto con la joven desde que ingresó en las dependencias policiales. Durante la semana, por orden del fiscal a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción Especializada en Denuncias de Delitos a Funcionarios Públicos y de Policías de Azul, Juan Ignacio Calonje, se allanaron los cuatro domicilios de los policías bajo sospecha y se secuestraron sus teléfonos celulares.

Pero lo más llamativo que se incorporó en el expediente es un audio que circulaba en cadenas de WhatsApp del pueblo. "Papá trabaja en el hospital y lo que le informó el jefe es que Daiana no se ahorcó, no murió ahorcada, sino que la asfixiaron con una bolsa en la cabeza. Se dice que a la gente que está alterada o algo le ponen una bolsa en la cabeza para tranquilizarla y acá se pasaron de vuelta y la mataron...", le cuenta una chica, hija de un médico, a dos compañeras de colegio.

Omar René Baquini es el médico que concurre a la comisaría cuando le dicen que la chica estaba muerta y su hija de 11 años es quien habla en el audio que se incorporó a la causa. Es probable que la menor preste declaración en Cámara Gesell, algo que aún no decidió la fiscalía.

Otra declaración que se sumó a la causa es la del médico Diego Scabuzzo, que fue quien la vio en el hospital a las 7 de la mañana, luego del arresto de Daiana."Scabuzzo, que fue el primer médico que la atendió cuando fue aprehendida, dijo que no pudo oler alcohol porque tenía barbijo y que Daiana no se encontraba agresiva, solo lloraba", dijo una fuente de la investigación.

El abogado Sergio Roldán, que representa a la familia de la joven, dijo a medios locales que espera que los peritajes de los teléfonos secuestrados a los policías “permitan saber qué se habló ese día. Hay mucha información extraoficial que hay que incorporar al expediente”. El letrado agregó: “En principio estoy convencido de que fue muerte por asfixia y que no es un suicidio, para mí es homicidio”.

Hasta ahora los cuatro policías (un hombre y tres mujeres) no declararon como testigos ni como imputados del eventual homicidio de la joven. La fiscalía pidió además otras medidas de prueba sobre la campera de la joven para descartar o no que se usó en la mecánica de la muerte.

De todos modos, la esperanza de la familia es que alguno de los agentes bajo sospecha rompa el pacto de silencio ante la perspectiva de poder enfrentar una condena a prisión perpetua.