La variante Ómicron del Covid-19 tiene en vilo a todo el planeta. Los contagios se disparan a un ritmo sin precedentes, por lo que distintas naciones en todo el mundo comienzan a tomar cartas en el asunto y aumentar las restricciones. El foco principal está puesto en reforzar la vacunación y sobre todo convencer a aquellos que todavía no se inocularon.

En este sentido, el Gobierno italiano decretó que las personas sin vacunar o que no hayan tenido coronavirus no podrán usar el transporte público ni consumir en restaurantes al aire libre a partir del próximo 10 de enero.

Según dispuso el premier Mario Draghi, la medida regirá hasta por lo menos el 31 de marzo. De esta manera, las personas que no exhiban un certificado de vacunación o de recuperación de la enfermedad no podrán tomar el transporte público, ir a "hoteles o estructuras receptivas" o utilizar "servicios de restaurantes al aire libre".

Cabe recordar que Italia registró ayer 98.020 nuevos casos, el máximo desde el inicio de la pandemia. Hasta ahora, para viajar en tren y en avión bastaba con estar en posesión de un pase sanitario "básico", que podía obtenerse gracias a la vacunación, pero también con una prueba negativa. Con el nuevo decreto, solo será posible para quienes tengan el denominado "pase verde reforzado" que se obtiene solo con vacunación o certificado de recuperación.

En contrapartida, el Ejecutivo eliminó la obligatoriedad de realizar cuarentena para las personas vacunadas que hayan estado en contacto con un caso positivo de coronavirus. Las medidas estarán en vigencia mientras dure el denominado "estado de emergencia" a nivel nacional, prorrogado hasta el 31 de marzo.

Es preciso señalar que en Italia hay un movimiento antivacunas que si bien es minoritario, se hace notar. La diferencia con Argentina es que desde los distintos sectores de poder hay un común acuerdo en cuanto a la necesidad de cumplir con la vacunación. Incluso el exprimer ministro y actual diputado Silvio Berlusconi pidió a la población que se vacune. Existe un entendimiento hasta con el empresariado de que es un paso necesario para no cortar la cadena de producción.

El otro punto a tener en cuenta es el auto control: son los propios comerciantes los que en su mayoría controlan que se cumpla con el pase sanitario. Sin el pasaporte libre de Covid, no se puede hacer casi ninguna actividad pública. 

Muy lejos de esta situación está la Argentina, donde persiste todavía un fuerte rechazo a implementar este tipo de medidas, no solo por parte de un sector de la población, sino en especial por el espectro más duro de la oposición. Incluso hay dirigentes con responsabilidades de gestión que también se oponen. 

Más allá de esa cuestión, tampoco hay un control de las normas vigentes. En el transporte público no se pide ningún tipo de comprobante de vacunación y mucho menos en los viajes de larga distancia, donde ya no se toma ni la temperatura de los pasajeros.