Este sábado el premier británico, Boris Johnson, decretó el regreso a la cuarentena para la ciudad de Londres y la región sureste de Inglaterra, que comenzará a aplicarse este domingo hasta el 30 de diciembre, en una medida que impacta en cerca de 20 millones de personas. En el anuncio, el Gobierno relacionó el aumento de los casos a una posible nueva cepa de coronavirus. 

Lo que encendió la alarma en la situación epidemiológica que atraviesa el Reino Unido -que este sábado registró 27,052 nuevos contagios y 534 muertes- es la posibilidad de que este nuevo rebrote se atribuya a una nueva cepa de coronavirus. El sábado, Johnson dijo que “esta propagación parece estar alimentada por una nueva variante del virus que se transmite significativamente más fácil”, y detalló que "puede ser hasta un 70% más transmisible que la variante anterior". No obstante, aclaró que “nada indica que sea más mortífero o que cause una forma más severa de la enfermedad”. 

Matt Hancock, ministro de Sanidad británico, afirmó que "la nueva variante está fuera de control, tenemos que controlarla, todos tenemos que actuar cómo si tuviéramos el virus, esa será la forma de controlarla".

Tras esas declaraciones, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se comunicó de urgencia y en un “contacto cerrado” con los funcionarios británicos ante estas novedades. Días atrás, la misma noticia había circulado desde los Países Bajos, y desde la organización sanitaria sostienen que supervisan todas las mutaciones del virus desde el inicio de la pandemia. 

Esta situación, además, generó que varios países de Europa cancelen sus vuelos a las islas británicas. Por caso, los Países Bajos y Bélgica. Mientras que Alemania estudia sumarse a estas suspensiones.

Sin navidad

Hace ya una semana que los pubs, restaurantes y museos estaban cerrados en Londres y en el sur de Inglaterra, como parte de las restricciones que incluye el nivel 3 de escalas programadas en el Reino Unido. Mismo nivel en el que se encuentran otras ciudades como Manchester y Liverpool. Pero este sábado se decretó para la capital el ingreso al nivel 4, lo que incluye ahora la obligación a quedarse en casa y el cierre de todos los comercios considerados “no esenciales”. 

Además, se prohíben todos los desplazamientos fuera de esa zona. Ante esta medida, miles de británicos armaron sus valijas este sábado y comenzaron a trasladarse a zonas aún exceptuadas de estas restricciones. “Los responsables médicos dejaron absolutamente claro que la gente debería deshacer las maletas”, dijo Hancock ante esta situación. 

Pese a que la cuarentena británica se anunció hasta el 30 de diciembre, para controlar las reuniones festivas, en Downing Street no descartan extender el aislamientos durante semanas, o meses hasta en tanto el despliegue de la vacuna no haya sido masivo. “Es un enorme desafío hasta que podamos desplegar la vacuna para proteger a nuestra gente. Esto es lo que vamos a enfrentar por los próximos meses”, dijo Hancock.