La gestión de la pandemia en Estados Unidos ha cambiado rotundamente desde que Joe Biden asumió la presidencia. Pero hay un aspecto en el cual no hay grieta entre el demócrata y su predecesor, Donald Trump: las hipótesis y acusaciones contra la República Popular de China por el origen del coronavirus, que se detectó a finales del 2019 en el puerto de Wuhan. 

Es una posición también compartida con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha tenido conflictos con el gobierno chino en el intento de investigar el origen del SarsCov-2

Hay más países que se han sumado a esta campaña. El martes, Estados Unidos recibió el respaldo de Portugal, Australia y Japón para exigirle a la OMS que avance en estudios “independientes y transparentes” con el objetivo de “evaluar plenamente el origen del virus y los primeros días de epidemia”, según lo que comunicó el secretario de Salud estadounidense, Xavier Becerra.

Biden ratificó esa campaña este miércoles, al anunciar que ha ordenado a los servicios de Inteligencia, la CIA, a que en un plazo de 90 días “entreguen un informe sobre el origen de la pandemia del covid-19”.

Según lo comunicado por Biden, la CIA maneja dos “escenarios posibles”. En primer lugar, la posibilidad de que la pandemia se haya iniciado por el contacto humano con un animal infectado. La segunda, que ha ganado fuerza este último tiempo y que motivó esta investigación, es que haya surgido por un “accidente de laboratorio”. 

Anthony Fauci, el principal asesor del Gobierno en la pandemia (que continuó en el cargo pese al cambio de administración), dijo días atrás que "no está convencido" de que el virus se haya desarrollado de forma natural.